El jefe de la barra brava de Rosario Central, Andrés ´Pillín´ Bracamonte, presagió su homicidio del sábado hace algunas semanas atrás y advirtió que la ciudad santafesina se incendiará por su crimen.

Sin lugar a dudas, el asesinato a sangre fría de Andrés Bracamonte el sábado en las inmediaciones del estadio Gigante de Arroyito tras el partido ante San Lorenzo conmovió a todo Rosario que, nuevamente, es noticia por la cruda y violenta realidad en la que está envuelta hace más de una década. 

El salvajismo en el que viven los rosarinos hace añares se debe al narcotráfico que se apoderó de la metrópolis santafesina, lugar que se convirtió en el epicentro de la guerra entre los dos bandos que quieren manejar el negocio en la ciudad y el fútbol no está exento a este conflicto. 

Hace casi 30 años que Bracamonte lideraba a “Los Guerreros”, la hinchada de Rosario Central, y hace algunas semanas presagió su fatal desenlace del sábado en la intersección de las calles Reconquista y Avellaneda: “Si me matan la ciudad se incendia. Los Menores se quieren quedar con parte de la ciudad. Cuando me dispararon en el parque Alem Los Monos me ofrecieron hacer una cacería esa misma noche. Me ofrecieron diez autos con gente armada para salir a buscar a los que me habían disparado. Yo los paré porque no quiero volver a la cárcel”. 

“Yo soy distinto. Vivo bien, no me drogo, no tomo, no fumo. Tengo todo en blanco. Mi empresa de baños químicos está impecable. Me cuido para vivir una buena vida” agregó la barra brava de 53 años que aseguraba que ´Los Menores´, un grupo de sicarios organizados de Rosario, querían parte del negocio de la zona norte de la ciudad. 

Justamente, Bracamonte se enfrentó en el último tiempo con Matías Gazzani, el líder de este grupo, y del cual aseguró que “está prófugo desde marzo. Nadie lo encuentra. Se dice que está en Buenos Aires, pero lo vimos varias veces paseando por Rosario en un Mercedes Benz". 

Según el ya ex jefe de la barrabrava del ´Canalla´, este grupo lo quería correr del manejo de la hinchada hace tiempo y fueron los perpetradores del ataque sufrió en el parque Alem en el último clásico ante Newell´s en agosto donde tres balas le atravesaron la espalda pero, tras ser atendido en una guardia, Bracamonte volvió a la calle como si nada hubiese pasado. “Me intentaron matar 29 veces. Esas son la cantidad de cicatrices que tengo en el cuerpo. Todos son balazos” aseguraba Bracamonte. 

Para referirse al dramático y sangriento presente que vive Rosario, ´Pillín´ no anduvo con vueltas y afirmó que la ciudad “quedó llena de sangre porque son todos unos descerebrados. Todos se creen Pablo Escobar, y están todos presos o enterrados. Nunca entendieron el negocio y se empezaron a matar por el control de dos cuadras. ¿Cuál es el negocio si terminas en el cementerio o en la cárcel, que es lo mismo?”. 

“Durante mucho tiempo nadie puso un freno a esto. Para estar en esto tenés que ser un pesado, pero eso no quiere decir que te tengas que convertir en un psicópata. Yo me sigo agarrando a trompadas, pero jamás ordenaría que maten a un chico. En Rosario se rompieron códigos que hicieron que todo se vaya a la mierda” sentenció quién lideró la barra brava de Rosario Central durante casi 30 años.