Raphael Wressnig, el nuevo genio del Hammond B3
Acaba de editar un nuevo álbum junto a los hermanos Igor y Yuri Prado. En una entrevista con Noticias Argentinas contó sus inicios en la música, su pasión por ritmos estadounidenses y cuál es su mirada sobre la escena actual.
Escuchar a Raphael Wressnig es una experiencia explosiva. Con su Hammond B3 eleva el groove a niveles poco explorados y provoca un ritmo abrasivo del cual es imposible desprenderse. Pese a haber nacido en la ciudad austríaca de Graz, en el corazón de Europa, el tecladista lleva en su sangre la mística del funk de Nueva Orleans, con altas dosis de blues y rythm & blues.
En los últimos años, Wressnig montó un show itinerante, que incluso lo trajo a la Argentina en diciembre de 2019, y formó una sociedad musical con los hermanos brasileños Igor y Yuri Prado, guitarrista y baterista respectivamente, que le aportan un sonido único a su música. Ahora, parte de esa experiencia se ve reflejada en su nuevo álbum, Live-More Groove, More Good Times, que captura lo mejor de las presentaciones del disco Groove & Good Times, editado en 2021.
En un intercambio de mensajes con Noticias Argentinas, Wressnig contó sus inicios en la música, su pasión por sonidos de otras latitudes y lo que significa para él su nuevo álbum en vivo.
- ¿Cuándo y por qué empezaste a tocar el Hammond?
- A los 15 o 16 años empecé a tocar el piano y pronto tuve mi primera banda. Tocábamos una mezcla de funk, soul, rythm & blues. Por entonces comenzaron a gustarme los sonidos del piano eléctrico (el Wurlitzer o el Fender Rhodes) y el Hammond porque descubrí que los tonos, sonidos y colores son mucho más expresivos para mí. A los 18 años me compré mi primer Hammond y ya nunca más lo dejé.
- ¿Cómo fue que llegaste al blues y al funky?
- Cuando era adolescente comencé a ir a conciertos en vivo y en algún momento descubrí a Buddy Guy, Muddy Waters y poco después a Jimmy Smith, de quien me llamó la atención el material de rhythm & blues que había grabado, como The Cat o sus covers de Hi Heel Sneakers y Hoochie Coochie Man. Luego descubrí a Jimmy McGriff y Jack McDuff y ese fue el vínculo perfecto (de regreso) al blues. Para mí, el lado down home o más orientado al blues siempre fue interesante. ¡El mojo y la suciedad del blues, y la emoción del funk siempre llamaron mi atención!
- ¿Cómo explicas tu vínculo con la música norteamericana siendo de Europa Central?
- Creo que hay un aspecto histórico en esto: después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos trajo muchas cosas a Europa. El Plan Marshall fue importante y ayudó a reconstruir la infraestructura y con eso vino la música. Poco después, en los sesenta, muchos artistas de blues resurgieron en Europa. En pocas palabras: hubo un momento en el que había mucha música estadounidense por aquí. Esto está cambiando bastante ahora, pero la gente todavía aprecia mucho el blues y el jazz. Y yo no fui ajeno a eso.
- ¿Cómo ves a la escena musical actual en Europa?
- Siendo muy honesto, creo que mucha de la música que se reproduce es muy predecible y mucha gente la reproduce por inercia. Extraño mucho los enfoques únicos y genuinos. Eso es algo en lo que pienso mucho. En mi caso intento mantenerlo real o permanecer fiel a la música que amo y al mismo tiempo impulsar las cosas y actualizarlas.
4) ¿Cómo conociste a Igor y Yuri Prado, y qué sientes tocando con ellos?
- Los conocí gracias a Sax Gordon cuando formó un grupo para el Poretta Soul Festival en Italia. Tocar con ellos esa primera vez fue genial, como si lo hubiéramos estado haciendo juntos durante décadas. Escuchamos la misma música, amamos las mismas cosas, somos mu apasionados y tenemos un gran respeto por la música. Al final del día sentí que Igor -más o menos como yo- está siempre listo para hacer un esfuerzo adicional para hacer que la música sea especial y emocionante. Lo nuestro es un trabajo de amor y pasión. Somos conscientes de que requiere mucho esfuerzo, pero es bastante gratificante. Cuando tocamos juntos somos dinamita.
- ¿Qué tiene de especial el último álbum en vivo?
- Tomamos algunas de las canciones de Groove & Good Times que más nos gustan y algunos otros temas. Creo que pudimos capturar un show en vivo muy emocionante con un repertorio mayoritariamente funky, no todo funk per se, sino ritmos implacables, e infundimos mucho blues profundo y una sensación intimista. El disco tiene bastantes instrumentales, pero Igor hace melodías vocales y yo también. El álbum muestra el poder del grupo en vivo.
- En algún punto las redes sociales acercaron a los artistas a públicos diversos, pero también hacen que todo sea más efímero. ¿Cómo percibís eso?
- Hoy en día puedes sentir que la gente aprende música de Youtube o Instagram. La música a menudo se muestra en las redes sociales, lo que significa tocar algo emocionante, pero es sólo un breve momento. Cada vez hay menos gente que pone eso en un concierto o espectáculo completo. Me gusta el tipo de cosas de “poner el pie en ello”. Ahora vuelvo a un aspecto con el que comencé: mencioné que me enamoré del blues y el funk porque escuchaba a Buddy Guy. Si escuchas a un Buddy Guy de los setenta, realmente puedes sentir la energía y que está listo para prender todo fuego. Me encanta esa pasión, energía y vibra. Y eso es lo que espero que la gente sienta sobre nuestra música.