Miles Davis, el genio del jazz que siempre miró hacia delante
Se cumplen 30 años de la muerte de uno de los músicos más creativos e innovadores de la historia del jazz.
“Miles Davis era un gran poeta de su instrumento. Con él, podía proyectar notas redondas y cálidas que conmovían las más recónditas emociones humanas, y también emitir quebrados trinos capaces de evocar el colérico sonido de las balas al ser disparadas. A veces su trompeta parecía flotar, atravesando enrevesados ritmos e indicaciones de tempo con una velocidad y precisión escalofriantes. Su sonido podía penetrar como un cuchillo afilado. También podía brotar amortiguado, tierno y suave como una canción de cuna., aunque siempre cargado de profunda emoción. El sonido de Miles te obligaba invariablemente a incorporarte y prestar atención. Era un sonido bruñido, reflexivo e inolvidable”, Quincy Troupe.
Miles Davis fue uno de los músicos más importantes del siglo XX. Atravesó cinco décadas y en cada una de ellas le fue imprimiendo al jazz su propia perspectiva. Creció escuchando blues y provocó cruzando las fronteras el rock, el funk, el pop y el hip hop. Miles Davis tuvo un swing único y un talento natural para juntarse con los músicos más brillantes: Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Gerry Mulligan, John Coltrane, Cannonball Adderley, Wayne Shorter, Herbie Hancock, Bill Evans, John McLaughlin, Marcus Miller y Chick Corea, por solo nombrar a algunos. Fue el creador del mejor disco de la historia del jazz, que contó con la mejor banda de la historia del jazz. "Kind of blue" es una obra de arte única e irrepetible. Es la Torre Eiffel de los monumentos; el Louvre de los museos; el Golden Gate de los puentes.
El mundo de Miles nunca fue uniforme, porque siempre tenía mucho por descubrir. Él nunca sintió temor por la experimentación, siempre estuvo varios pasos delante del resto de sus contemporáneos. Algunas cosas ciertamente le salieron mucho mejor que otras, pero hasta en el peor de sus discos quedó impreso el sonido singular y magnífico de su trompeta.
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Desde lo visual, Miles cautivó con el arte de tapa de varios de sus discos. Pero fue con "Tutu", de 1986, que llegó al climax absoluto. La expresión de su rostro, imperturbable, le da un halo oscuridad y misterio.
Miles Davis fue un revolucionario, una especie de Che Guevara musical. Con la trompeta, logró atravesar dimensiones inexpugnables para cualquier otro mortal. Definió la palabra Cool y al prototipo del músico del jazz. Una vez que se entra en su mundo ya nunca más se puede salir. A 30 años de su muerte, su figura y su música siguen tan vigentes como siempre.