La revolución de Miles Davis
Un documental recientemente estrenado por Netflix pone el foco en una de las figuras más importantes de la historia del jazz.
La voz carrasposa de Carl Lumbly, en el rol de Miles Davis, surge como un espectro sonoro y se convierte en el eje del relato, que se combina con un coro de personajes que acompañaron al trompetista a lo largo de su vida: ex esposas, amantes, amigos, músicos, productores y periodistas. De eso se trata Birth of the Cool, el documental que acaba de estrenar Netflix sobre la vida y obra del músico que cambió la historia del jazz para siempre.
Miles Davis fue un personaje controvertido. Machista, violento, un tanto racista, inestable, pero extremadamente talentoso y muy seductor. Dedicó su vida a la música y a la innovación. A diferencia de muchos afroamericanos de su generación, nacidos antes de la primera guerra mundial, Miles no pasó penurias económicas debido a que su padre tenía un buen pasar y él pudo ir a buenos colegios y a la prestigiosa academia Julliard, en Nueva York. Pero siempre debió convivir con sus demonios, que lo llevaron a excesos con las drogas y el alcohol, y largos períodos de aislamiento.
La carrera de Miles Davis despegó con Dizzy Gillespie y Charlie Parker, los héroes del be bop, en un contexto que podría definirse como un laboratorio experimental de música que redefiniría el sonido del jazz moderno. A partir de ese momento, y en cada etapa de su vida, su música fue evolucionando. Miles nunca miró para atrás y, como explica uno de sus hijos en el documental, ni siquiera guardaba o escuchaba sus viejos discos.
Miles Davis fue un músico inigualable, un innovador, un aventurero. Contribuyó a la revolución del jazz y fue el artífice de su propia rebelión. El sonido dulce y cálido de su trompeta contrastó con su personalidad conflictiva y enmarañada. El film de Nelson engloba todo eso en poco menos de dos horas y brinda un nuevo enfoque a la obra de uno de los artistas más influyentes del siglo XX.