Los tangos de la mishiadura
En el aniversario por los 50 años de Noticias Argentinas y tomando como parámetro las crisis económicas recurrentes que afectaron a la Argentina, el autor de la nota analiza las letras de los grandes tangos de la historia que funcionaron como crónicas de época.
La Argentina ha vivido bajo diferentes crisis económicas durante la existencia de la agencia Noticias Argentinas, con hitos como los de la hiperinflación de fines de los ochenta y todo lo que ocurrió en 2001, para no centrarse en la que se vive actualmente. Si bien el tango no ha sido la música característica durante la relativamente corta vida de NA, sus letras acompañaron la economía ruinosa del país.
La realidad económica argentina de fines del alfonsinismo y de los albores del siglo XXI no difiere en definitiva de lo que ocurrió en los años treinta y el tango lo graficó como pocas expresiones culturales.
Obviamente, ahora también hay crisis y las letras escogidas son aptas en tiempos que los oídos se sienten aturdidos por el trap o el reggaeton.
Al Mundo le falta un tornillo, una letra de Enrique Cadícamo con música de José María Aguilar fue grabada por Carlos Gardel el 15 de febrero de 1933 y "recuperada" en 1969 por el uruguayo Julio Sosa.
Describe la mishiadura de manera infalible y con un toque de fino humor: "Si habrá crisis, bronca y hambre, que el que compra diez de fiambre hoy se morfa hasta el piolín".
Aquella letra tuvo que pasar incluso por la censura para las estrofas según las cuales "la `chiva` hasta a Cristo se la han afeitao". Ya en 1960, Tita Merello graficaba la crisis del treinta con gracia sin igual cuando cantaba ¿Dónde hay un mango? y aludía a un tal Viejo Gómez, que según los historiadores fue un asesor del presidente de facto José Evaristo Uriburu.
"¿Dónde hay un mango, que los financistas, ni los periodistas, ni perros, ni gatos, noticias, ni datos de su paradero no me saben dar?", pregunta esa letra de Ivo Pelay musicalizada por Francisco Canaro al ya mencionado Viejo Gómez.
"Sé que te afligís y te lamentás porque en tu cartera hay mal de ausencia. Sé que te amargás y te envenenás porque te da cita la indigencia...", cantaba Ada Falcón la letra de 1934 Ya vendrán tiempos mejores, también de Pelay y Canaro. Ese tango explica que "esto de la crisis es porque el que afana, tiene el mango en cana y nada más".
La letra es incluso dadora voluntaria de esperanzas y Ada Falcón se desenvuelve de manera magistral: "¡Ya vendrán tiempos mejores!... ¡No te aflijas, Catalina!... ¡Ya vendrán tiempos mejores!... Y tendrás tu permanente, tu colonia de la fina y tu cine diariamente..."
Aquella Ada Falcón que sabía de lujos y llevaba una vida liberal secando el pelo después de lavado cuando conducía su descapotable por la zona norte del Gran Buenos Aires, antes de internarse en un convento de la provincia de Córdoba y desaparecer para siempre, como lo detalló de manera magistral Carlos Polimeni para Noticias Argentinas.
Volviendo al presente y en tren de buscar una esperanza, la letra que le habla a Catalina, deja esperanzas, que bien podrían ser válidas hoy para todos los habitantes de la República Argentina.
"Si tenés amor, vida y juventud ¿por qué siempre estás de condelencia? ¿Por qué te quejás, si tenés salud y hay respiración en existencia? Nunca te atorés si es que mal te ves, y frená serena el paterío... No ensuciés tu risa con melancolías, ni manchés tu vida con tintas sombrías, y empeñalo todo si estás en la vía, pero tu alegría no empeñés".