Aficionado por la lectura desde pequeño, John Ronald Reuel Tolkien creía que a la literatura británica le faltaba algo. No porque no tuviera grandes exponentes de las letras, sino porque, a su criterio, carecía de leyendas sobre las costumbres y tradiciones que marcaron a su pueblo.

Ese pensamiento que desarrolló en su adolescencia, que transitó en un orfanato tras la muerte de sus padres, lo llevó a darle inicio a un mundo de fantasía que a casi cincuenta años de su muerte sigue cautivando al mundo entero y lo llevaron a convertirse en el padre de la mitología moderna.

Se trata de la Tierra Media, un continente ficticio en el que tienen lugar la mayoría de sus historias. La primera en salir a la luz fue El Hobbit, que fue escrita desde finales de los años 20 hasta los primeros años de la década siguiente. Su primera publicación se realizó el 21 de septiembre de 1937 en Reino Unido, y a pesar de que el autor nacido en Sudáfrica no tenía muchas expectativas, rápidamente se convirtió en un éxito en las librerías.

Con personajes exóticos, para los que creó nuevos escenarios, inventó lenguas y todo tipo de criaturas fanáticas, volcó gran parte de su experiencia personal, como su orfandad, la historia de amor con Edith Mary Blatt, su pasión por la filología y el estudio de las lenguas antiguas  y su trabajo durante la Primera Guerra Mundial, desató un furor tan grande entre sus lectores, que su editor no dudó en pedirle una secuela.

Así fue como surgió El señor de los anillos, una de las sagas fantásticas más importantes del siglo XX que fue llevada al cine de la mano de Peter Jackson. La historia que se centra en el viaje de Frodo Bolsón, un hobbit que debe destruir el Anillo Único, que es la principal fuente de poder del villano Sauron, impactó con aún más fuerza en el público infantil y adulto, y marcó una nueva forma de hacer literatura.

J. R. R. Tolkien, el padre de la mitología moderna

Tolkien dedicó gran parte de su vida al universo que él mismo creó. Mucho más de lo que mostró en vida. Tanto es así que luego de su muerte -el 2 de septiembre de 1973- Christopher, su tercer hijo decidió publicar una serie de obras, notas y manuscritos inéditos que formaban parte de su legendarium -así llamaba a su colección de textos mitológicos-. Así, el público pudo conocer El Silmarillion y Los hijos de Húrin.

A lo largo de los años, el autor fue amado y odiado por plasmar sus pensamientos en su obra, desde las críticas más conservadoras, ligadas a su formación católica, su oposición a la guerra y al avance del nazismo, y su preocupación por la conservación de los árboles y bosques ante la industrialización. Pero más allá de las controversias que podía generar su figura hay algo que nadie puede negar: su trabajo fue el puntapié inicial para el resurgimiento de la escritura fantástica.