Rachel Ruysch puede atraer especial atención, tanto por la alta calidad de sus bodegones como por el hecho notable de que, como pintora, ganó una reputación muy destacada en un mundo profesional dominado por hombres.  

Su prestigiosa carrera duró unos prolíficos 70 años y vendió su trabajo a un círculo internacional de coleccionistas.  

El ojo del arte: los maravillosos bodegones florales de Rachel Ruysch

En vida, sus pinturas se vendieron a precios considerables, de 750 a 1200 florines. En comparación, Rembrandt rara vez recibió más de 500 florines por un cuadro. 

En el siglo XVII, los holandeses estaban muy interesados en las flores y la jardinería, por lo tanto este tipo de pintura era muy valorada.

En 1750, el año de su muerte, Johan van Gool publicó una colección de biografías de artistas titulada Nieuwe Schouburg incluyendo la biografía de Rachel Ruysch. 

El biógrafo de los pintores, conoció a la artista en 1748, cuando tenía 84 años; y sostuvo lo siguiente: "Para ser una mujer de una edad tan madura”, había conservado "su mente y su apariencia maravillosamente bien”. 

La mayor información sustancial sobre la vida de la misma parte de Johan van Gool, quien señaló el talento innato que poseía Rachel Ruysch desde muy temprana edad, siendo aprendiz a finales de 1670 del maestro Willem van Aelst, pintor líder en bodegones florales en Ámsterdam. Superada la etapa de aprendizaje con este último, la naturaleza en sí misma se convertiría en su verdadera maestra. 

Rachel Ruysch nació el 3 de junio de 1664 en La Haya, su hermana menor Anna Ruysch, también fue pintora, ambas eran hijas de Maria Post y Frederik Ruysch, un destacado botánico y anatomista, su padre poseía un gabinete de curiosidades que inspiraron sus cuadros: una vasta colección de esqueletos de animales y muestras de minerales y botánica que Rachel usaba para practicar sus habilidades de dibujo.

La familia Ruysch se mudó de La Haya a Ámsterdam y se instaló en el Bloemgracht (canal de flores). Allí, Frederik Ruysch fue profesor de anatomía y botánica y supervisor del jardín botánico de la ciudad. 

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Un bodegón  de flores en una repisa de mármol, 1685, Anna Ruysch Oleo sobre tela 33 x 29,5 cm.

Aproximación a la obra:


El bodegón de flores con uvas es la obra más antigua de Rachel Ruysch, realizada durante su adolescencia. Pertenece a un grupo de cinco obras similares, cuatro de las cuales datan de la primera parte de la década de 1680 y una quinta de 1689.

En ella se aprecia el elegante manejo de la pintura en la cual Ruysch define nítidamente los diversos elementos de la composición al iluminar el arreglo desde el lado izquierdo debe mucho a van Aelst, en cuyo estudio permaneció en el momento de la creación del cuadro. Asombra todos los detalles de su trabajo, cada pétalo fue creado minuciosamente con una delicada pincelada. 

Rachel Ruysch se desempeñaba muy bien dibujando, gracias a su formación conocía las técnicas de tradiciones anteriores. Estilísticamente, esta obra y las demás pertenecen con su composición lúdica y colores brillantes, al movimiento Rococó.

La majestuosa firma de la pintura sugiere el orgullo de la joven artista por su creación y también encuentra paralelos en las pinturas de van Aelst, un excelente ejemplo es su Grupo de flores de 1675 en el Museo Fitzwilliam de Cambridge. 

Sin embargo, la composición de un arreglo apretado de frutas y flores suspendidas de un clavo ante un arco de piedra ficticio sugieren su familiaridad con las pinturas de Abraham Mignon y, en particular, de Jan Davidsz de Heem. También sus arreglos florales abrazados a troncos de árboles guardan relación con éste último artista.  Pero en las obras de Rachel Ruysch se puede apreciar el lineamiento hacia su propio estilo. En diferentes momentos de su vida, en algunas obras se distingue como eliminó por completo el paisaje, y pintó por detrás un fondo oscuro para otorgar mayor volumen.

Por otro lado las primeras obras firmadas por Ruysch en la década de 1680 muestran la influencia de Otto Marseus van Schrieck, pintor de la Edad de Oro de Holanda, quien mantenía lagartos y serpientes en cautividad como modelos para sus pinturas.

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Bodegón del suelo del bosque con flores y anfibios por Jan Davidsz de Heem.

Rachel Ruysch:

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Aert Schouman, Retrato de Rachel Pool-Ruysch, 1749; La biblioteca del Rijksmuseum, Amsterdam.

Si pensamos en el espacio físico y temporal donde Rachel Ruysch desplegó su trabajo podemos relacionarlo con el ensayo “Una habitación propia”, publicado el 24 de octubre de 1929 y escrito por Virginia Woolf, donde señalaba lo siguiente:

"Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas". “Para empezar, tener una habitación propia... era algo impensable aun a principios del siglo diecinueve, a menos que los padres de la mujer fueran excepcionalmente ricos o muy nobles”.
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Tronco de árbol rodeado de flores, mariposas y animales de  Rachel Ruysch de1685.

Aunque Un habitación propia” sea un lúcido testimonio crítico del rol de la mujer en la sociedad, y más que nada señale la necesidad de cualquier autor para tener licencia poética, podemos relacionarlo también con la libertad personal para crear arte.

En 1693 Rachel Ruysch se casó con el retratista Juriaen Pool (1666-1745), con quien tuvo diez hijos.

En 1701, Ruysch se convirtió en miembro del gremio de pintores de  San Lucas en La Haya. En ese momento, comenzó a producir grandes trabajos de flores para un círculo internacional de patrocinadores. Varios años más tarde, Ruysch fue invitada a Düsseldorf para servir como pintora de la Corte de Johann Wilhelm, el Elector Palatino de Baviera. Permaneció allí desde 1708 hasta la muerte del príncipe en 1716. 

"El Bodegón con buqué de flores y ciruelas" (1704) se considera una de sus obras maestras, ubicado en los Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, en Bruselas, donde el sutil uso de la curva en la composición declara su excelente dominio del espacio.

Al regresar a Ámsterdam, Rachel Ruysch continuó pintando cuadros de frutas y flores para una clientela prominente. Se mantuvo artísticamente activa, escribiendo con orgullo su edad en un lienzo que completó en 1747, a los 83 años.  

Los historiadores del arte consideran a Ruysch como una de las artistas de bodegones más talentosas y prolíficas.

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Bodegón con buqué de flores y ciruelas. la historia de Clara Peeters. 
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Rosas, convólvulos, amapolas y otras flores en una urna en una repisa de piedra. Tipo de objeto, 1680, Rachel Ruysch. Oleo sobre tela, National Museum of Women in the Arts, NMWA, Washington D.C.
(*) Gisela Asmundo es licenciada en Historia del Arte.

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