El ojo del arte: la casa de Victoria Ocampo y la preservación del patrimonio artístico nacional
Es un edificio pionero en la arquitectura moderna de la ciudad, construido hace casi cien años por el arquitecto Alejandro Bustillo. Desde fines de los setenta alberga la sede del Fondo Nacional de la Artes.
La casa en la que vivió Victoria Ocampo es una de las primeras obras arquitectónicas representante de la modernidad en la Argentina y es también un monumento a la rica historia cultural de nuestro país. La majestuosa propiedad alberga desde hace años al Fondo Nacional de las Artes (FNA), una institución dedicada a fomentar y promover las expresiones artísticas en el país, que está en riesgo de desaparecer si avanza el proyecto de Ley Ómnibus que impulsa el presidente Javier Milei.
Ubicada en una de las zonas más exclusivas de Buenos Aires, en Rufino de Elizalde 2831, de espaldas a la Plaza República de Chile, en la zona conocida como Palermo Chico, fue construida en 1928 por el arquitecto Alejandro Bustillo, influido por la vanguardia europea. La casa ha sido testigo de innumerables eventos de los que participaron las más destacadas personalidades de la escena cultural argentina de los últimos 100 años como Jorge Luis Borges, Eduardo Mallea, Ramón Gómez de la Serna y Oliverio Girondo, entre otros.
Tras la muerte de Victoria Ocampo en 1979, su legado persiste a través de la transformación de su hogar en la sede del FNA, institución creada en 1958. Sus paredes son historia pura, y cada rincón nos recuerda una historia de creatividad, innovación y dedicación a las artes. Los visitantes pueden acceder a las habitaciones que alguna vez cobijaron conversaciones literarias y eventos que dejaron una huella imborrable en la identidad cultural argentina, como el lanzamiento de la famosa revista literaria Sur en 1931.
La casa consta de tres plantas principales y dos terrazas que producen la sensación de continuidad del interior hacia el exterior. A su vez, debido a sus aberturas, se produce un efecto de luminosidad y de percepción de la arboleda en el interior de la misma. Los ambientes, así como las aberturas y las chimeneas están distribuidos respetando los ejes de simetría y los órdenes compositivos clásicos. La fachada es sobria, de líneas puras, y sin ornamentos.
En septiembre de 2022, por iniciativa de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos y con los lineamientos del decreto 380, la casa fue declarada Monumento Histórico Nacional. El gobierno del ex presidente Alberto Fernández aseguró que el valor de la vivienda supera lo histórico y biográfico: “Mucho más que un ‘sitio de memoria’, el lugar es un acabado y casi único testimonio de un personaje de trayectoria privilegiada, que encarnó y tradujo en el entorno físico que lo rodeaba la vital evolución en la cultura del siglo XX”.
El FNA continúa el legado de Victoria Ocampo al ofrecer becas, préstamos y subsidios a artistas emergentes y consolidados. Además, organiza una variedad de eventos culturales, exposiciones y talleres que enriquecen la escena artística local, pero ahora tiene una pelea por delante contra el ajuste desmedido y la transferencia de recursos. La casa, mientras tanto, nos recuerda la importancia de preservar y nutrir el rico patrimonio artístico nacional, y también nos llama a luchar en defensa de todo aquello que albergó e impulsó.