El ojo del arte: "La Niña sofisticada", la obra de Brancusi con la que la escultura volvió a convertirse en signo universal
Constantin Brancusi (1876-1957), La jeune fille sophistiquée (Retrato de Nancy Cunard) firmado, fechado e inscrito "C Brancusi 1928 1932 PARIS PAR" (en la parte inferior del bronce) bronce pulido con base de mármol tallado por el artista. Altura (total): 31 ½ pulg. (80 cm.) Altura (sin base): 55,1 cm (21 ¾ pulg.) Concebida en 1928 y fundida en 1932; único.
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“Adoro el gesto de tus manos abiertas 

Exponiendo las cosas: el cegador rayo de fuego

Que ilumina la voz de tu imaginación.

Adoro tu risa y todas sus cadencias,

Las tempestades de tu habla, las flameantes palabras

De sabiduría, todos los ágiles pensamientos

Que arden y se hierven en tu alegre cerebro…”  

                                                                          Nancy Cunard, “Praise”

En la París de los años veinte, Constantin Brancusi era considerado casi como una figura mítica. Su temperamento estaba dominado por una visión espiritual del mundo. 

Nacido en Rumania el 19 de Febrero de 1876, este hijo de padres campesinos fue un genio en sí mismo. 

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Constantin Brancusi

Brancusi creció en el pequeño pueblo de Hobița y desde los 7 años viajó por el campo como pastor realizando diferentes tareas.

En 1894 ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Craiova. Brancusi tuvo que aprender a leer y escribir por su cuenta. En 1898 fue admitido en la Escuela de Bellas Artes de Bucarest donde obtuvo una beca y varios premios. Después de adquirir una formación clásica en Bucarest, Constantin Brancusi partió a París. 

"más allá de las montañas y más allá de las estrellas"
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El Beso, 1908, Brancusi

A Brancusi se lo puede considerar como el inventor de un lenguaje escultórico inédito y uno de los pilares de la modernidad. Desde las primeras obras, "La Oración", "La Sabiduría de la Tierra" y "El Beso", comenzó una reflexión sobre la simplificación de las formas. 

En 1908, Brancusi ejecutó "El Beso", su primera obra que distaba de ser una escultura clásica, en donde las figuras verticales de dos adolescentes entrelazados forman un volumen cerrado con líneas simétricas. En su intento de crear algo diferente, con la talla directa, afirmó el uso puro y orgánico de la forma que se convertiría en su propio sello y que influiría en el trabajo de numerosos artistas, como Amedeo Modigliani a partir de 1910 . 

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Musa Dormida, 1910, C. Brancusi 15.2 cm × 24.1 cm × 17.1 cm. Met.
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Musa Dormida, C. Brancusi, bronce 

En 1910, la baronesa Renée Irana Frachon fue la musa para esta escultura. La cabeza está inclinada de un lado como si estuviera entregada a un profundo sueño, sin embargo, la escultura no es estática sino que sugiere un cierto movimiento al estar suspendida en un equilibrio precario. 

El artista esculpió 215 esculturas y tomó 1200 fotografías, comenzó con la cámara en 1905 para interpretar y presentar sus esculturas como solo él las veía. 

Para Brancusi, la importancia de su propio taller era fundamental. Se había resistido siempre a llevar una vida mundana y a exponer sus obras. Con el allure de lo simple, sus manos esculpieron piezas de líneas puras, que encarnan el misterio de la vida.

Le gustaba cocinar su propia comida, platos tradicionales rumanos, con los que recibía a sus invitados. Además de poseer un amplio espectro de intereses, desde la ciencia hasta la música y era conocido por tocar el violín. Cantaba viejas canciones populares rumanas, a menudo expresando sus sentimientos de nostalgia. 

Convirtió su lugar de trabajo del Impasse Ronsin de Paris, en un espacio de apariencia rural lleno de encanto, su ámbito de exposición preferido, donde recibía amigos, intelectuales, artistas, fotógrafos, bailarinas y músicos, tales como Erik Satie, Marcel Duchamp, Pablo Picasso, Fernand Léger, Peggy Guggenheim, Tristan Tzara, Edward Steichen, Lizica Codreanu y Florence Meyer, entre otros.

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Marcel Duchamp, Constantin Brancusi, Tristan Tzara y Man Ray en el taller, 1921.
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Brancusi en su atelier espíritu refinado y armonioso que emana del bronce pulido
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Atelier Brancusi.

¿Pero quién fue Nancy Cunard? Fue una poeta y editora aristócrata, excéntrica en su comportamiento, una mujer militante, comprometida de la igualdad racial y de los derechos civiles en Estados Unidos, próxima al surrealismo y al dadaísmo. Había nacido en Londres el 10 de Marzo 1896, en el seno de una familia de la clase alta británica. 

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Fotografía de Nancy Cunard.

Lo llamativo de Nancy Cunard es que fue musa de los más distinguidos escritores y artistas de la época como Aldous Huxley, Tristan Tzara, Wyndham Lewis, Ezra Pound y Louis Aragon, y estaban entre sus amantes, Ernest Hemingway, James Joyce, Langston Hughes, Man Ray, William Carlos Williams y, claro está, el propio Brancusi, 

"Cunard"
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La casa de subastas Christie´s en el año 2018 subastó a la obra por más de 71 millones de dólares.

A fines de 1954 Elizabeth y su esposo Frederick Stafford concurrieron personalmente al estudio del artista donde hallaron la escultura. Por tratarse de una pieza tan bella al otro día Frederick Stafford la compró como regalo de cumpleaños a su esposa. 

Según las palabras de los herederos: “Decenas de artículos de mármol y madera se desparramaban en un laberinto frente a ellos, utensilios usados colgaban de las paredes y había poco espacio para moverse. Nuestros padres tardaron unos minutos en asimilar lo que vieron. Una luz brillante pasó por encima de ellos y casi los cegó, entonces apareció Brancusi”. 

“La Jeune fille sophistiquée” permaneció en la colección de la familia por 62 años durante los cuales la fueron prestando a diferentes instituciones tales como el Museo Metropolitano de Arte, el Guggenheim, el Centro Georges Pompidou y el Museo de Arte de Nueva Orleans, entre otros.

La pieza se apoya sobre un pedestal de mármol tallado a mano tal como la ideó el artista, ya que para él, la interacción entre los materiales era muy importante. La forma establece una relación con el espacio circundante al adentrarse dinámicamente. 

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Atelier Brancusi.

Su manera de trabajar dialogaba con lo espiritual, y podría definirse en términos de naturalismo orgánico, renunciando a la estatuaria clásica y al mundo de lo visible y aspirando a representar la vida en estado puro que late en todo organismo. 

“La Jeune fille sophistiquée”, en bronce pulido, en su forma elemental y absoluta, está llena de una energía que parece empujar desde adentro, con una fuerza comprimida, y es esa misma energía peculiar la que se desprendía de Nancy Cunard.

El especial estilo de la musa, por su devoción a los artefactos de la cultura africana era sorprendentemente poco convencional. Aunque no posó para Brancusi, su extraña belleza capturó claramente su imaginación. "Todo sobre la forma en que se comportó -sostuvo el artista- demostró lo verdaderamente sofisticada que era para su época".

Nancy Cunard acostumbraba llevar extravagantes brazaletes elaborados con madera, hueso y marfil en ambos brazos desde la muñeca hasta el codo que provocaban la atención de los medios, un tema visualmente atractivo para los fotógrafos de la época. A menudo se la fotografiaba luciendo su colección, las de inspiración africana y collares de cubos de madera. 

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Pájaro en el espacio, 1928, Brancusi.
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Pez, 1930, Brancusi.

Con este artista, la escultura volvió a convertirse en signo universal, símbolo del vínculo entre lo humano y la tierra.

En 1913 expuso cinco piezas en el Armory Show de Nueva York y al año siguiente realizó su primera exposición individual en la galería del prestigioso fotógrafo, Alfred Stieglitz. Conoció a su protector y mayor coleccionista, el abogado John Quinn. 

Después de la instalación del comunismo, Constantin Brancusi jamás regresó permanentemente a su Rumanía natal, pero la visitó ocho veces, hasta que murió en París el 16 de marzo de 1957.

(*) La autora es licenciada en Historia del Arte.
Esta nota tiene derechos reservados.