¿Quién es el dueño del Casino Flotante de Buenos Aires?
La Corte Suprema dejó en suspenso su continuidad: quién explota los barcos, cómo nació el negocio y por qué está en jaque.
El Casino Buenos Aires es el único establecimiento de apuestas habilitado dentro de la Ciudad de Buenos Aires, y desde hace más de dos décadas opera en dos buques anclados en Dársena Sur. Pero su continuidad quedó en suspenso esta semana, tras un fallo unánime de la Corte Suprema que revocó la medida cautelar que le permitía seguir funcionando pese al vencimiento de su concesión.
La sala de juegos está a cargo de Casinos de Buenos Aires S.A., una firma conformada que obtuvo la explotación del servicio en 1999 luego de una licitación convocada por Lotería Nacional. En ese momento, se aprovechó un vacío legal para habilitar el casino en aguas federales, sorteando la prohibición local al juego por dinero.
La historia detrás del casino flotante
El casino comenzó a funcionar en octubre de 1999 en el buque “Estrella de la Fortuna”. En 2006 se sumó un segundo barco, el “Princess”. Desde entonces, ambos se transformaron en uno de los centros de entretenimiento más visitados del país.
Durante años, la operación del casino estuvo envuelta en polémicas judiciales, conflictos gremiales y disputas de jurisdicción entre el Gobierno nacional y el porteño. En 2016, la Nación transfirió la competencia sobre el juego a la Ciudad, y desde entonces se impide la concesión de nuevas licencias privadas.
¿Por qué se cuestiona su continuidad?
La concesión original venció en 2019. Desde entonces, el casino siguió en actividad gracias a medidas cautelares. La Corte Suprema, sin embargo, revocó esa protección legal, al considerar que impedía al Estado ejercer su rol regulador. Además, advirtió que “los jueces no pueden sustituir a la administración en la definición de políticas públicas”.
Ahora, la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal deberá decidir si el casino puede seguir funcionando. La Ciudad sostiene que la concesionaria ya fue beneficiada con la ampliación de la operación —incluyendo más máquinas electrónicas y un segundo buque— y que la continuidad del negocio debe ajustarse al marco legal vigente.