Vuelta a clases: la importancia de las rutinas, las horas de sueño y la relación con la tecnología
La educadora especializada en Neurociencia Eli Delacour, explica a NA la importancia de establecer buenas rutinas y aporta ideas para su implementación.
El comienzo de clases es inminente: Entre el lunes 27 de febrero y el 2 de marzo se reactiva el ciclo lectivo 2023 en todo el país y con él, la necesidad de crear nuevas rutinas familiares para responder a las necesidades de esta etapa se torna prioritario.
En esta línea, para comprender cómo puede impactar la vuelta a clases en las infancias –y en sus familias- NA dialogó con Eli Delacour, educadora especializada en Neurociencia, en busca de consejos, herramientas y advertencias.
¿En qué reside la importancia de retomar rutinas y cómo impacta en ellos?
“Las rutinas ayudan a que las infancias puedan organizarse y establecer horarios, aportándoles mayor seguridad y confianza para el desarrollo de su autonomía. A su vez, les otorga responsabilidad para poder organizarse en su tiempo y espacio sabiendo lo que va a venir. La capacidad de anticipar las acciones siempre ayudar a bajar la ansiedad y a una mejor organización”.
En relación al establecimiento de un horario adecuado para cada rutina cómo es conveniente determinarlo, Delacour considera que son fundamentales para que puedan visualizar la responsabilidad que tienen que asumir frente a cada tarea y momento del día. Al mismo tiempo, resalta que gracias a ellas se logra “confianza en sí mismo” y “mayor estabilidad emocional”.
“La seguridad emocional y la posibilidad de anticiparse a lo que va a suceder les va a dar mayor autonomía para realizar sus tareas porque ya tienen un orden y un equilibrio. Y es en este momento, en el comienzo de clases, cuando resulta fundamental acompañarlos para consolidar la rutina ya que servirá de guía para el resto del año”, explicó.
Herramientas para armar rutinas
Según la experta consultada –a través de su saber académico como también de su propia experiencia como madre-, la creación de un calendario visible para toda la familia y al alcance de los chicos es una muy buena idea para empezar a visualizar la nueva rutina.
También es muy útil para bajar ansiedad y para ir tomando consciencia del cambio inminente, tachar en una agenda los días que faltan para el comienzo de clases.
Armar en familia los nuevos horarios establecidos para realizar las nuevas tareas actividades del año aporta organización y tranquilidad: Se puede indicar desde el horario del desayuno, los momentos para hacer las tareas, los momentos para actividades al aire libre, la hora de dormir, el momento para el uso de pantallas, para hacer deportes, entre otras actividades.
“Considero muy útil el armado de un calendario con horarios en conjunto con todos los miembros de la familia para que todos participen y se comprometan. Y hacerlo de acuerdo a la edad de las infancias de cada hogar: se pueden armar con imágenes si aún no saben leer, con imanes en la heladera o en una pizarra en la habitación”, detalló.
Horas de sueño y relación con la tecnología
En vacaciones es entendible que el uso de pantallas sea más libre que durante el año, pero llega el momento de volver a establecer horarios para su uso. “Se puede negociar con los niños un horario, aunque los adultos marcan la cantidad de tiempo, y determinar juntos el uso de la pantalla luego de las responsabilidades escolares y, fundamental, cumplir el acuerdo” dice la experta. Y detalla: “Es fundamental que se establezca un período de sueño de, por lo menos, 8 horas para que el cerebro pueda descansar, cesar su actividad y reponer energías”.
También recuerda que, según diversos estudios científicos de los últimos años, está comprobado que el horario más recomendado para que se acuesten es entre las 20 y 21 horas, que es cuando el cerebro entra en su estado preparado para descansar. En relación al uso de pantallas nocturnas, recomienda limitar su uso por lo menos, desde una hora antes de irse a dormir.
La rutina de sueño, clave para relajarse sin uso de pantalla: “Entrar al sueño” no suele ser tarea sencilla cuando las infancias tuvieron un día excitado o acelerado y, las pantallas, no ayudan para nada en este sentido. Para Delacour, siempre es una buena opción la propuesta de un baño, un momento de meditación, un cuento (si son grandes proponerles que lean solos un rato), entre otras ideas.
Aspectos prioritarios a tomar en cuenta
- Armar una buena rutina en familia: Establecer horarios y actividades
- Planificar una buena alimentación
- Prever un buen descanso
- Organizar en el calendario los momentos de actividades recreativas y al aire libre
- Establecer vínculos de confianza y comunicación para que puedan sentirse seguros de expresar sus pensamientos, sentimientos y emociones
- Acompañar con paciencia y amor el tiempo que cada uno necesite en la adaptación de la etapa que toca atravesar a cada infancia: un nuevo cole, el cambio de jardín a primario, o la entrada a secundaria, por ejemplo. Y poder estar disponibles para ellos.
- Para los más pequeños, una idea: enviar en sus mochilas algún objeto o muñeco de apego, o bien, tomar un elemento que sirva de amuleto para que lo usen cuando están lejos de la familia y los haga sentir más seguros.
-Por último, ¿Qué lugar se le da al stress infantil con el inicio de una nueva etapa escolar? ¿Cómo manejarlo?
-Es algo muy silencioso que ocurre con frecuencia en las infancias, aunque no se hable tanto de eso. Como les pasa a los adultos, se relaciona con la auto exigencia que ellos mismos se ponen o que reciben de madres y padres. En relación a cómo reconocerlo, recomiendo estar atentos a los cambios de humor, de conducta, al vaivén de sus emociones. Es muy importante que cada familia pueda conversar con ellos sobre las expectativas que tienen acerca de este año, sobre qué esperan o qué les gustaría que sucediera. También hablar sobre sus miedos y frustraciones.
La clave: que las familias puedan dedicar tiempo de calidad y prestar atención a lo que ellos necesitan: puede ser a través de una conversación, de un juego, de una caminata hasta la plaza. La comunicación es la pieza clave que nos permite conocerlos, saber qué necesitan y cómo ayudarlos.