Una gigante nube de humo de los incendios correntinos envolvió Asunción y alrededores
Arrastrado por las tormentas de aire frío desde Corrientes, el colosal banco de smog llegó el lunes por la noche a la capital paraguaya, con olor a vegetación quemada.
Impactantes videos posteados en las redes sociales mostraban la imponente pared de polvo y hollín desplazándose desde Corrientes sobre el río Paraná y luego el río Paraguay, a través de 250 km, para cubrir el sur de Asunción.
A su paso, asfixió playas, granjas y rutas.
Debido a la tormenta de humo y cenizas, inclusive, el domingo al atardecer se suspendió el partido por la cuarta fecha del torneo paraguayo de fútbol entre Sol de América y Olimpia, debido a que el estadio de Defensores del Chaco estaba envuelto en una densa y tóxica niebla.
Los automovilistas se vieron obligados a encender sus faros y detenerse cuando la visibilidad se redujo a casi cero y la oscuridad cayó a primera hora de la tarde.
Los meteorólogos advirtieron a los residentes que se quedaran adentro para evitar respirar el miasma humeante.
La lectura que hacen los científicos de la NASA a este fenómeno es que se debe a la sequía, consecuencia del cambio climático, del patrón climático de La Niña, la deforestación desenfrenada de las plantaciones de soja y los ranchos ganaderos en el Amazonas, entre otros factores.
El fuego se estuvo propagando durante casi dos meses por cerca de un millón de hectáreas y aún continúa ardiendo en 9 de las 23 provincias argentinas.
El diario británico The Guardian, en su última edición, señala que "los incendios están diezmando la vida silvestre insustituible en los vastos humedales del noreste de Argentina, matando y desplazando jaguares, osos hormigueros, capibaras, aves y anfibios".
Aproximadamente la mitad del Parque Iberá, que cubre unos 1.600 kilómetros cuadrados en el extremo norte de Corrientes, cerca de la frontera con Paraguay, se perdió después de que un rayo cayera sobre la reserva natural seca.
Fueron específicamente los incendios en el distrito de Ayolas, en el sur de Paraguay, que los voluntarios estuvieron luchando para apagar, los que contribuyeron a la nube de ceniza que se desplazó hacia la capital paraguaya.