Un tortugo mendocino pasó 40 años en cautiverio y será trasladado a Mar del Plata
Desde hace 40 años, vive en un recinto de siete metros de diámetro y un metro y medio de profundidad y ONG ambientales vienen pidiendo por su liberación.
El tortugo Jorge es toda una celebridad en Mendoza, nadie que viva en esa provincia desconoce su triste devenir. Desde hace 40 años vive en cautiverio en el ex acuario de la capital mendocina, más específicamente en un recinto de siete metros de diámetro y un metro y medio de profundidad.
Lo bueno es que, luego de una lucha de varias ONG ambientalistas, finalmente será trasladado al Centro de Rehabilitación de Fauna Marina (CRFMA) del Aquarium de Mar del Plata. Será después de que pase el invierno.
Las autoridades del Centro de Concientización para la Biodiversidad hicieron el anuncio después de que se refrendaran puntuales reuniones para darle una mejor calidad de vida.
Jorge es un quelonio de la especie Caretta-Caretta y tiene una edad que oscila entre los 65 y 72 años. Se trata de un espécimen único, ya que no hay conocimiento de otro tortugo de su especie en el mundo que lleve tantos años en cautiverio.
Quien dio detalles de cómo será su nuevo hábitat fue Sebastián Fermani, subsecretario de Ambiente de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza: "Va a estar en una pileta que es cinco veces más grande que la actual a efectos de darle mejores condiciones de vida, después va a ser trasladado a una laguna de 2 hectáreas que está cerca del mar", explicó a Noticias Argentinas.
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Además, explicó que la especie no es autóctona dado que se cree que llegó arrastrado por las corrientes marinas desde el golfo de México en la década de los 80.
Fermani puntualizó que la liberación del tortugo "es muy difícil". Primero, "porque pasó mucho tiempo acá, son casi 40 años en cautiverio", y segundo porque "por el comportamiento del animal tiene mucho riesgo de no sobrevivir”.
Como se dijo, Jorge es el único de su especie que ha vivido tantos años en cautiverio. Según el subsecretario de Ambiente mendocino, no puede alimentarse solo y no está preparado para soportar la fuerza de las corrientes marinas, dado que solo está acostumbrado a soportar una profundidad de un metro y medio.
“Uno de los principales requisitos que buscamos que se cumpla es que el tortugo esté en un entorno en el que cuente con el mayor bienestar posible, pero que ya no sea expuesto como ha sucedido a lo largo de su vida”, explicó Fermani.
Entretanto, funcionarios de la intendencia mendocina trabajan para transformar el antiguo acuario en un paseo informativo e interactivo donde no se exponga más a las especies animales.