El indigente condenado a 50 años de cárcel por el sangriento intento de copamiento de una comisaría de San Justo, quien proclama su inocencia, le pidió a la Cámara de Casación Bonaerense que “no me hagan morir entre rejas”.

“Me he mandado miles de c…, estuve 14 años preso, pero por causas de robo. El paco me había convertido en un zombi, yo era un zombi, pero en estos cuatro años me recuperé y ahora quiero vivir”, les dijo Sebastián Ariel Rodríguez a los jueces del tribunal que revisará su condena.

Rodríguez fue condenado por el intento de toma de la Comisaría Primera de San Justo en 2018, cometido por un grupo camuflado como policías que intentaron rescatar a un narcotraficante preso.

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Los asaltantes ingresaron disparando a la seccional, no pudieron liberar al narco pero en la balacera hirieron a una oficial y la dejaron parapléjica.

“No estuve ahí, no tengo nada que ver con eso. No conozco a los pibes que hicieron eso”, aseguró Rodríguez.

La declaración tuvo momentos de extrema crudeza, a punto tal que conmovió a abogados propios y de otros condenados por ese episodio, quienes salieron lagrimeando de la sala de audiencias.

El caso de Rodríguez es acompañado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y por la organización internacional Innocence Project, que brega contra las condenas injustas y estuvo representada por su titular en argentina, el ex fiscal Manuel Garrido.

Rodríguez quedó involucrado en la causa a raíz de escuchas telefónicas que mencionaban a un tal “Seba” como integrante de la banda que intentó liberar el 30 de abril de 2018 a Leandro David Aranda, detenido por narcotráfico.

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Ese Seba no soy yo”, aseguró Rodríguez, quien además contó que una ex pareja del verdadero “Seba” lo contactó a través de las redes sociales para aportarle información sobre los hechos y la participación que le cupo.

Entre una serie de pruebas propuestas por la defensa de Rodríguez, a cargo del abogado Fernando Sicilia, esa relacionada con “Seba” también fue rechazada.

El alegato de Rodríguez fue pronunciado ante los integrantes de la Sala Segunda de la Casación Bonaerense, Ricardo Maidana y Daniel Carral, quienes en un tiempo no estipulado deben resolver si confirman o revocan la condena.

En caso de empate deberá definir el camarista Víctor Violini.

Rodríguez, de 45 años de edad, confesó a los jueces: “hasta ahora yo no viví. Dormía en un auto abandonado, a eso no se le puede llamar ‘vivir’. Uso una bolsa de colostomía, tengo los intestinos destruidos, pero ahora quiero vivir. No me hagan morir en prisión”.