Treinta mujeres y un hombre, todos pacientes recuperados del cáncer de mama, realizaron junto a sus médicos de cabecera un trekking de tres días al corazón de la Cordillera para homenajear la vida en el Memorial, el lugar donde hace 50 años se producía el denominado “Milagro de los Andes” y donde descansan los restos de los pasajeros y tripulantes fallecidos en el accidente del avión Fairchild de la Fuerza Aérea uruguaya.

Todo se inició cuando el doctor Fernando Petracci, oncólogo del Instituto Alexander Fleming, se preguntó qué más podían hacer los profesionales por sus pacientes para que sigan adelante y disfruten al máximo de sus vidas y por qué no presentarles un desafío que les marque un norte, los focalice, los estimule a ejercitarse y prepararse, y -a la vez- haga que puedan ser ejemplo para quienes les cuesta salir de su status quo o zona de confort.

A partir de su experiencia como montañista y ultramaratonista, Petracci respondió a sus pregunta convocando a pacientes recuperados de cáncer de mama de la Ciudad de Buenos Aires, la provincia bonaerense, La Plata, Coronel Suárez y una paciente de Ecuador, y a colegas de distintas especialidades e instituciones del país, para adentrarse en la Cordillera de los Andes en Mendoza, experiencia que concretaron del 4 al 6 de marzo, bajo el lema “Del cáncer de mama se vuelve”, y cuyo documental presentaron en el marco del Mes del cáncer de mama.

Tras recorrer 60 kilómetros en vehículo sobre las márgenes del río Atuel, emprendieron 50 kilómetros de trekking con dos noches de campamento a 2.500 metros de altura y un ascenso de mil metros más, hasta el Memorial, donde pacientes y médicos rindieron homenaje a la vida, a los que descansan en el corazón de los Andes y a los sobrevivientes de la tragedia ocurrida el 13 de octubre de 1972. 

Carlota, una de las 30 sobrevivientes de cáncer de mama, señaló: "Fue muy simbólico celebrar la vida a la vez que les rendíamos homenaje a los chicos que fallecieron y a los que sobrevivieron en el accidente del avión uruguayo. En lo personal, como con la enfermedad, en esta travesía me encontré desarrollando valor, fuerza de voluntad y resiliencia. Además, contemplé los cielos y los paisajes más lindos de mi vida, con cursos de agua y senderos de diferentes formas, alturas y estrechos. Eso sí, como la vida, las montañas nos pusieron a prueba constantemente”.

Por su lado, el Dr. Petracci explicó: "Con frecuencia, a los pacientes les toma más tiempo de lo habitual procesar la enfermedad que atravesaron y recuperarse emocionalmente para poder retomar sus vidas con los cambios que crean pertinentes en lo personal, laboral, familiar, en el ámbito de los afectos y amistades, y seguir hacia adelante. Muchos, a pesar del estímulo y la motivación que intentamos brindar en cada consulta médica, permanecen en un estado de desorientación, apatía y miedo continuo que los bloquea y les impide seguir y disfrutar sus vidas”. 

El especialista agregó: "Afortunadamente, la mayoría -en determinado momento- hace un click y dejan de ser aquellos que conocimos en la primera consulta, cargados de miedos e incertidumbres y, años después del cáncer, te encontrás con personas diferentes, mucho más empoderadas. Es ahí donde esta expedición comenzó a gestarse y a tomar sentido”.

Luego de esta experiencia, Carolina agradeció al universo, a su médico y a todo el equipo por lo vivido: “Fue muy especial haber compartido algo así con nuestros médicos, fuera del consultorio. Su calidad humana ha sido sumamente necesaria para acompañarnos a transitar la enfermedad y también para brindarnos soporte durante estos días en la montaña”.

En la misma línea, Viviana confesó que una parte de su corazón sigue en aquellas majestuosas montañas "con el grupo maravilloso de gente" con el que compartió esta travesía y manifestó: "Cada uno llegó con sus historias, sus penas y alegrías, para ponerlas en común y caminar en la misma dirección”. Al cumplirse 25 años desde su primera cirugía de mamas y otros tratamientos, etapa que ella describe como "otros tiempos de la oncología", hoy se siente con el mismo espíritu, pero más feliz. Acepta las piedras que tuvo que superar en el camino, tanto a lo largo de sus años con la enfermedad como en esta experiencia de montaña, pero reconoce que se había propuesto llegar hasta "su cima" y lo logró.

Llegar a tiempo al diagnóstico

En la Argentina, cada año, más de 22.000 mujeres son diagnosticadas de alguna de las múltiples variantes de cáncer de mama y se calcula que, aproximadamente, 1 de cada 8 mujeres lo desarrollará a lo largo de la vida, mientras que en el 1% de los casos la enfermedad afecta también a los hombres.

El diagnóstico temprano, sumado a la amplia variedad de opciones terapéuticas disponibles, logran curar a un porcentaje significativo de pacientes y prolongar la vida significativamente, con una buena calidad de vida, en los casos que no son curables. La realización de una mamografía una vez al año, o con la periodicidad que el médico indique, según la edad y los antecedentes personales y familiares, es el mejor camino para detectar a tiempo tumores en la mama, medida que salva vidas. 

En ese sentido, esta travesía inédita con sobrevivientes del cáncer de mama, además de haber reunido historias de superación para compartir algo inolvidable, debe contribuir a la reflexión sobre el lugar que cada uno puede ocupar para lograr que se llegue antes al cáncer y para identificar y derribar aquellos obstáculos que las personas suelen ir encontrando en el camino, tanto para arribar a la detección como en su recorrido con la enfermedad, que -al igual que con la montaña- en ocasiones para algunos, por diversos contextos e inequidades, puede tornarse demasiado cuesta arriba.

La expedición contó con el apoyo de Fundación Cáncer del Instituto Alexander Fleming FUCA) y el auspicio de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC). En total, conformaron un grupo de 52 expedicionarios, incluyendo soporte médico de traumatología, emergentología, psicooncología y fotografía, incluyendo a 4 integrantes de una productora para filmar un documental y 4 guías de alta montaña, arrieros, caballos y mulas.

Una parte de la inolvidable experiencia vivida durante esos días en los Andes se puede ver en un documental dedicado al público en general, para que más personas empaticen con lo que representa vivir con cáncer de mama, pero sobre todo para llevar un mensaje de esperanza, que se puede salir adelante, que hay mucha más vida después del cáncer y que del cáncer se vuelve con aprendizaje y el mismo puede verse gratis en www.devueltaalavida.com/ver-documental.