La fiscalía federal de San Juan, a cargo del fiscal Francisco Maldonado, requirió la elevación a juicio de ocho personas acusadas por la desaparición forzada del ingeniero informático Raúl Tellechea, ocurrida en 2004.

Los principales imputados, según informó el Ministerio Público Fiscal de la Nación, son los miembros de la Junta Ejecutiva de la Comisión Directiva de la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan: Luis Héctor Moyano (presidente en uso de licencia), Miguel Del Castillo (vocal primero), Eduardo Rubén Oro (secretario) y Luis Alonso (tesorero).

Aunque se encontraba de licencia por haber asumido un cargo como Secretario de Promoción Social en el Ministerio de Desarrollo Humano y Promoción Social de San Juan, Moyano nunca se desvinculó de la actividad en la mutual.

También fueron señalados Miguel González, jefe de la Policía de San Juan, y el jefe de dependencia Roberto León.

El ingeniero Tellechea había comenzado a trabajar en la Asociación Mutual del Personal de la UNSJ en 1994, donde fue contratado para encargarse del sistema informático de la entidad y la confección de planillas de liquidación de sueldos.

Según pudo determinar la investigación, el 27 de septiembre de 2004, mientras se encontraba en el departamento de su pareja, recibió un llamado en su celular de Del Castillo, para citarlo a una reunión esa misma noche en la sede de la mutual con otros miembros de la cúpula directiva.

La reunión duró aproximadamente dos horas, y la víctima volvió al departamento de su pareja, donde cenó con ella y una de sus hijas, y luego regresó a su domicilio en bicicleta entrada la madrugada, en lo que fue la última vez que fue visto con vida por alguien de su entorno.

Durante la mañana siguiente no se comunicó con nadie ni asistió a sus lugares de trabajo, y en su departamento se encontraron todas sus pertenencias incluidas su bicicleta.

Según consta en la causa, la vivienda estaba en el mismo estado del día anterior, e incluso se encontraba cerrada con llave.

Luego de que su desaparición tomase conocimiento público, los integrantes de la Junta de la Mutual aseguraron haber mantenido una reunión con él en la que le informaron que habían detectado irregularidades en una cuenta bancaria de titularidad de la Asociación y que poseían documentación que acreditaba que él era el responsable.

De acuerdo a esta versión, le habrían advertido también que pondrían esa información en conocimiento de la Comisión Directiva a efectos de que ese órgano decidiera hacer o no la correspondiente denuncia penal en su contra.

Para el fiscal Maldonado, Tellechea habría detectado irregularidades con las que no estaba de acuerdo y por las que se encontraba incómodo con los directivos de la mutual.

Dos días después de que la familia de Tellechea denunciase su desaparición a la policía provincial, por entonces bajo la órbita de Miguel González, Del Castillo formuló una denuncia penal por estafa y adulteración de documentos contra la víctima.

Sin embargo, para Maldonado, quien habría detectado estas irregularidades habría sido el propio Tellechea, con las que no estaba de acuerdo y motivo por el que se encontraba incómodo con los directivos de la mutual.

De acuerdo a la hipótesis de la Fiscalía interviniente, en la madrugada del 28 de septiembre de 2004, las entonces autoridades decidieron secuestrar al ingeniero con los servicios del ex policía Alberto "Lali" Flores, calificado por Maldonado como el último recurso "para evitar que Tellechea ejerciera su poder de incriminación pública contra los ex directivos".

El fiscal también se refirió a las maniobras para ocultar el destino final de la víctima y desviar la investigación con el aporte de los ex policías González y Roberto Leóy el arrepentido Sebastián Cortez Páez.

También fueron señalados Aurora Ahumada, empleada de la mutual acusada de entorpecimiento, y el ex secretario del Consejo de la UNSJ, Juan Marcelo Cachi.

De acuerdo a la acusación fiscal, se operó con apoyo del estado porque "se actuó sobre sus instituciones a fin de que los responsables de la desaparición de Tellechea no pudieran ser investigados ni sancionados".

Un testigo arrepentido se reunió con un hijo de Tellechea y le contó detalles del lugar del secuestro y cautiverio de su padre, como también de su posterior muerte, incluso le dio indicaciones de un lugar donde se hallaría enterrado el cuerpo, en el Dique de Ullum, junto con un croquis hecho a mano, aunque una posterior excavación dio resultado negativo y nada se sabe del ingeniero desde hace 17 años.