Ni depresión ni falta de voluntad: el cuerpo de las mujeres y las personas gestantes en edad reproductiva (desde la menarca hasta la menopausia) está regulado por cambios hormonales esperables y naturales en los días previos al inicio de la menstruación. Hay mayor irritación, cansancio repentino, cefaleas, ganas de ingerir más alimento, altibajos emocionales, hipersensibilidad, entre otros sintomas clásicos que forman parte del llamado síndrome premenstrual (SPM) identificado en la fase que antecede a la menstruación entre 7 a 14 días aproximadamente.

En el ámbito de la Salud Mental, cuando los síntomas del síndrome premenstrual (SPM) ocurren de manera severa, se sostienen en más de un período de menstruación y existe la presencia de al menos 5 síntomas en simultáneo, se habla de Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM). En este caso el diagnóstico es clínico, a menudo basado en los síntomas narrados por la paciente.

En este sentido, Sandra Magirena, médica especialista en ginecología general e infantojuvenil y sexóloga dialogó con NA y marcó posición de entrada: “Hay que tener mucho cuidado cuando se habla de un trastorno relacionado al período premenstrual ya que se está catalogando de manera patológica y estigmatizada a una serie de síntomas y cambios en el estado fisiológico de la mujer que antecede a la presencia de la menstruación que son totalmente esperables”. Sin embargo, muchos falsos diagnósticos por depresión ocurren en esta etapa, al confundir síntomas muy similares pero con causas totalmente diferentes.

Los síntomas más comunes

En líneas generales, Magirena menciona que los síntomas más comunes del síndrome premenstrual “tienen manifestaciones en el cuerpo físico como, distención abdominal, sensibilidad en las mamas, modificaciones en el ritmo evacuatorio, sensación de presencia de gases, deseos específicos de comer determinados alimentos, cefaleas, menor tolerancia a situaciones de ruidos y peleas o los espacios cerrados. También puede relacionarse con algunos otros síntomas de la esfera mental, como puede ser confusión, dificultad para concentrarse, olvido, fatigas, sentimiento de tristeza, depresión, ansiedad, irritabilidad, altibajos en el estado de ánimo, entre otros”.

Asimismo, explica que muchas veces “se puede confundir con cuadros depresivos o estados de ansiedad extremo (que precede a la depresión) aunque no tienen nada que ver con el ciclo menstrual de las mujeres”. A su vez, advierte que es muy importante que todas esas alarmas del orden de la Salud Mental sean tomadas en cuenta, ya que la mujer podría estar cursando un principio de depresión que habría que descartar, y que sale a la luz en la fase premenstrual gracias a las fluctuaciones hormonales. “Siempre hay que investigar otras causas que estén subyacente a estas modificaciones de humor severas que se parecen a la depresión, pero eso ya dependerá de un diagnostico psiquiátrico”, precisa.

- ¿Todas las mujeres experimentan el síndrome premenstrual?

- No, no todas las mujeres van a tener el síndrome premenstrual, pero si todas las mujeres y cuerpos gestantes son cíclicas en su estado fisiológico, es decir, cuando no se encuentran tomando anticonceptivos, y en este sentido es esperable que perciban cambios en el cuerpo físico y en la esfera emocional, ambos asociados a las modificaciones normales y naturales de la fluctuación de los estrógenos y progesterona a lo largo de su ciclo ovulatorio entre una menstruación y la otra.

Hay mujeres que realmente le resulta muy molesto, en casos extremos, la presencia de los síntomas antes mencionados, y en ese caso, cuando estos interfieren en su vida cotidiana, la recomendación que solemos hacer las y los ginecólogos/as es la utilización de anticonceptivos hormonales, para frenar la ovulación.

Ciclicidad femenina: aprender a reconocer las fases

Todas las mujeres son cíclicas entre la menarca y la menopausia: “Esta ciclicidad está dada por la presencia de la función ovárica, de las ovulaciones y de las menstruaciones, y al mismo tiempo, está todo asociado a las variaciones cíclicas a nivel sanguíneo de estrógenos y progesterona, por eso es importante recordar que las modificaciones cíclicas son naturales y totalmente esperables”, resalta.

Y detalla: “Cuando se produce el cambio hormonal en la fase que antecede a la ovulación, y así también todos los cambios hormonales que ocurren después de la ovulación (asociados a la presencia de la progesterona en la circulación sanguínea), esto hace que se produzca el mismo impacto en los órganos que son sensibles a estas hormonas, como puede ser el tejido mamario, el aparato digestivo, el útero y el cerebro. Después dependerá de cada mujer como se va conectando con su cuerpo, ciclicidad y con la capacidad para reconocer los indicadores (emocionales o físicos) que le van a anunciar que está por menstruar”.

La recomendación profesional

Para quienes no toman anticonceptivos (que atraviesan sus ciclos de manera normal) Magirena recomienda que se conecten con su cuerpo, que aprendan a reconocerse, que se toquen y conozcan las variaciones de su moco cervical, que observen las modificaciones en la vulva, y que observen cuáles son los cambios particulares en su deseo (aumento de sueño y mayor necesidad de dormir, ganas de estar en silencio, ganas de comer más chocolate, entre otros tantos ejemplos). 

Y destaca: “Es importante no solo reconocerlos sino también aprender a respetar su cuerpo y sus ritmos biológicos”.