Tras un fin de semana gélido, con temperaturas bajo cero pero con cielos despejados, la semana en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se presenta con pronósticos similares y marcas térmicas bajas.

Las lluvias no están en el radar, pero sí temperaturas mínimas que se mantendrán en valores similares a las del fin de semana, anticipando la llegada de un invierno que el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ya había calificado como uno de los más crudos de los últimos años.

Sigue el frío en Buenos Aires: qué esperar para esta semana

  • Mínimas: Entre 3 y 8 grados.
  • Máximas: Entre 11 y 16 grados.

Detalle por día:

  • Lunes: Cielo parcialmente nublado, 5°C de mínima y 16°C de máxima.
  • Martes: Cielo parcialmente nublado, 6°C de mínima y 17°C de máxima.
  • Miércoles: Cielo parcialmente nublado, 8°C de mínima y 14°C de máxima.
  • Jueves: Cielo parcialmente nublado, 4°C de mínima y 14°C de máxima.
  • Viernes: Posiblemente el día más frío de la semana: Cielo parcialmente nublado, 3°C de mínima y 11°C de máxima.

Recomendaciones por la ola de frío en Buenos Aires

  • Abrigarse bien: Capas, bufandas, guantes y gorro son fundamentales para combatir el frío.
  • Prestar atención a los grupos vulnerables: Personas mayores, niños y niñas, y personas con enfermedades crónicas son los más propensos a sufrir los efectos del frío.
  • Consumir alimentos y bebidas calientes: Ayudan a mantener el cuerpo a temperatura.
  • Evitar la exposición prolongada al aire libre: Si es posible, realizar actividades al aire libre en las horas más cálidas del día.

Qué tiene que pasar para que vuelva a nevar en Buenos Aires

Los ingredientes para una nevada:

  • Aire frío: No solo en la superficie, sino también en las capas altas de la atmósfera. La temperatura debe ser igual o inferior a 0°C en toda la columna de aire por la que desciendan las precipitaciones.
  • Humedad: La presencia de vapor de agua en la atmósfera es fundamental para la formación de nubes y, posteriormente, de nieve.
  • Precipitación: Es necesario que se produzcan precipitaciones en forma de nieve, lo que implica que las nubes deben encontrarse a una temperatura lo suficientemente baja como para que los cristales de hielo no se derritan antes de llegar al suelo.