Miguel Angel Lamparelli, quien integró una banda de estafadores, se suicidó tras discutir con su pareja de 45 años. Al amenazarla con un arma, la mujer llamó al 911 y cuando llegaron los efectivos al departamento en cuestión, Lamparelli estaba sentado con el arma en la boca. Aunque intentaron disuadirlo, se pegó un tiro. En la causa interviene la fiscal María Massaglia.

Lamparelli integró una banda que se dedicaba a la falsificación de certificados de crédito fiscal que vendían a empresas. Con esos papeles, las compañías se presentaban ante la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) para cancelar deudas impositivas. Y cobraban sumas millonarias de las empresas que compraban los certificados de buena fe.

Pero cuando les llegaban intimaciones de la AFIP por la falta de pago de sus obligaciones, los empresarios se daban cuenta de la estafa. Para entonces, la banda, que operaba en Puerto Madero, ya había cobrado parte de lo acordado.

Junto a su cómplice Adrián Marcal Gago, juntaron millones. En 2013 fueron procesados por el entonces juez Norberto Oyarbide porque se descubrieron ocho estafas con certificados falsos.

En la causa judicial se demostró que empresas importantes como Boldt, Isolux o Crónica TV cayeron en las garras de la banda que tenía como nombre de sus sociedades una expresión de deseo: Que nunca nos falte (QNNF).

Habían elegido aquella sigla para bautizar sociedades que armaron para mover la enorme cantidad de dinero que consiguieron estafando a empresas que, al comprar los certificados de deuda impositiva a un valor menor que el nominal, creían que iban a hacer un buen negocio.