La Secretaría de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires decidió duplicar los puestos de control de alcoholemia en su territorio, en el marco de un operativo especial por la celebración de Navidad y Año Nuevo.

De hecho, se agregarán veinte de puestos más, habida cuenta que uno de cada cinco accidentes que se producen en el ámbito porteño es por los efectos nocivos del alcohol.

Por lo general, este tipo de operativos se realizan a modo de "embudo", es decir, en avenidas, puentes o autopistas se cortan al menos un carril, que luego se utiliza para controlar a los automovilistas con un alómetro, que mide la presencia de alcohol en la halitosis. Es decir, en la exhalación de la persona, lo que abarata costos ya que no es necesario utilizar ningún material descartable, como sucede con el alcoholímetro.

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En la Ciudad el límite máximo de alcohol en sangre es de 0,5 gramos para quienes conducen autos particulares; 0,2 para motoclistas y 0,0 para conductores principiantes y motociclistas.

A partir de este año, las personas que dan positivo en un control se les quita la licencia por un mínimo de dos meses y para recuperarla es obligatorio que concurran a un taller de seguridad vial.