Otro hecho grave de bullying sucedió en San Juan luego de que dos alumnos de secundaria le pusieran un “cóctel” de antidepresivos y estimulantes en la bebida de otro compañero.

Por la ingesta, el adolescente debió ser trasladado de urgencia al hospital y se encuentra internado en recuperación. Aunque las autoridades del lugar informaron que se encuentra fuera de peligro, la mamá de la víctima señaló: “Los médicos me dijeron que le agradezca a Dios porque pudo haber sido mucho peor”.

Todo sucedió este miércoles mientras transcurría el horario de clases en el colegio Pablo Ramella. Según indican los dos alumnos le pusieron pastillas en la bebida, la víctima la ingirió y minutos más tarde comenzó a sentirse mal.

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El adolescente debió ser sometido un lavaje de estómago y según los análisis realizados en el hospital el joven tenía en su cuerpo benzodiazepina, un opiáceo y anfetaminas: “El niño está fuera de peligro, afortunadamente. Este es un caso de bullying grave. Con consecuencias que pudieron haber sido fatales. El Ministerio actuará en consecuencia”, sostuvo Marcela Platero, jefa de Gabinetes de Educación, a los medios locales.

El joven tenía benzodiazepina, un opiáceo y anfetaminas en su cuerpo

La mamá también dio detalles acerca de los minutos posteriores a la ingesta de drogas: “Me llamaron para decirme que mi hijo estaba mal. Pensé que se había caído, pero me dijeron que lo habían drogado. Cuando llegué a la escuela estaba desvanecido. No era él. Cuando llegué mi hijo estaba perdido. No podía estar de pie. Cuando me acerqué se iba para atrás, no tenía fuerzas para nada”.

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Asimismo, culpó a las autoridades de la institución por no hacerse responsables sobre el ingreso de dichas drogas al lugar y por no atenderlo como corresponde: “Cuando llegué no habían ni llamado a la ambulancia. La docente que estaba a cargo no entendía nada y dice que no se dio cuenta de que mi hijo estaba mal. Pedí que se hicieran cargo y ahí los menores confesaron que le echaron pastillas en un agua saborizada”.

Por último, sostuvo que este hecho no puede quedar en la nada ya que se trató de un episodio que podría haber finalizado de la peor manera: “Cuando llegó la ambulancia tenía mal la presión y el azúcar. En el hospital descubrieron que las pastillas que le mezclaron eran muy peligrosas. Si mi hijo ingería más, pasaba lo peor. Primero convulsiones y luego parálisis cerebral. Me dijeron los médicos que lo que hicieron fue muy grave”.