La salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, la cual no es la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad, ya que la Organización Mundial de la Salud además considera que requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad. Para ello, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud.

Se habla de salud sexual para alertar y concientizar a la población sobre la importancia de su cuidado, ya que implica el bienestar físico, psíquico y social. Es decir, que la sexualidad se ejerza con respeto mutuo, sin violación, sin coacción, de una manera que sea responsable y que esto esté en relación con el placer de cada persona”, expresó la doctora Daniela Faranna (M.N. 84.981), miembro de la Comisión directiva de Asociación Médica Argentina de Anticoncepción (AMADA).

Asimismo, añadió: “También hay que saber que la salud sexual está englobada dentro de la ley 25.673, que creó  el Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable, lo que quiere decir que es un derecho de las personas“. Los derechos o artículos también tienen que ver con que se pueda disfrutar de una sexualidad libre de una enfermedad de transmisión sexual (ETS), previniéndola.

“Nosotros, los profesionales de la salud tenemos que difundir este programa, poder ayudar y asistir en cuanto a la detección temprana de las ITS más frecuentes y, dentro de ellas, incluimos el VIH, la hepatitis y  la sífilis”, indicó.

¿Qué es el VIH?

Una de las enfermedades que pueden contraerse durante las relaciones sexuales es el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH o HIV por sus siglas en inglés). Fortalecer la conciencia sobre la realización de pruebas de VIH es crucial, ya que sabemos que, a través del diagnóstico temprano y el tratamiento, se puede ejercer un control efectivo de la enfermedad.

Según los últimos datos dados a conocer por el Ministerio de Salud de la Nación, se estima que 140.800 personas viven con VIH en la Argentina, de este total, el 13% desconoce su diagnóstico y más del 98% de las infecciones se originan durante relaciones sexuales sin protección. Además, se identificó que un 30% de personas desconocen su diagnóstico y lo descubren en una etapa avanzada de la enfermedad, cuando su salud ya está deteriorada, por lo cual el test de VIH emerge como la única forma de acceder a un diagnóstico precoz y preservar la calidad de vida.

El VIH ataca a los glóbulos blancos, debilitando el sistema inmunitario y esto hace que sea más fácil contraer enfermedades como la tuberculosis, otras infecciones y algunos tipos de cáncer. Se transmite a través de los líquidos corporales de las personas infectadas, como sangre, leche materna, semen y secreciones vaginales, puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo y el parto, pero no se transmite por besos o abrazos ni por compartir alimentos.

Es esencial comprender que no todas las personas que portan el VIH desarrollan el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida), mientras que una persona con VIH no necesariamente desarrolla síntomas o enfermedades, pero, aún en ese caso, puede transmitir el virus a otros. Por esta razón, es de suma importancia conocer si se es portador del virus para tomar medidas adecuadas y contribuir a la prevención y control de la propagación del VIH. En este contexto, las pruebas rápidas  desempeñan un papel fundamental.

La importancia del diagnóstico temprano del VIH

La investigación y la innovación en torno al VIH son pilares esenciales para fomentar un mayor conocimiento de los diagnósticos, restaurar la inmunidad y reducir la transmisión del virus. Dada la naturaleza de rápida evolución del VIH, la detección se convierte en un reto constante.

Hoy en día, las innovaciones tecnológicas permitieron el desarrollo de pruebas rápidas para detectar infecciones de trasmisión sexual, cuyos resultados en minutos, permiten que las personas puedan recibir un tratamiento oportuno y adecuado; evitando así poner el riesgo su salud y la de su entorno

Faranna indicó que: “Cualquier consulta, cualquier acercamiento de una persona a un profesional de la salud tiene que tener incluida la detección de estas dos patologías, VIH y sífilis, que se pueden, si hablamos de sífilis, poder tratar inmediatamente a la persona y sus contactos sexuales al igual que en la detección del VIH, donde se puede empezar un tratamiento temprano y bajar o anular esa carga viral”.

Además, señaló: “En cada institución, centro de salud u hospital público, la persona tiene la posibilidad de hacerse el test dúo que es un test rápido y, por supuesto, que si se confirma un positivo de VIH se deriva con el infectólogo en el mismo centro de atención. Por otra parte, fuera del sistema público los pacientes también tienen la opción que se les pida un test de VIH o sífilis en sangre;  son muy sencillos de solicitar y casi todas las prepagas y obras sociales lo tienen”.

Informarse y conocer los riesgos, una de las claves para evitar un contagio

Existe una baja conciencia del riesgo que tienen todas las personas de contraer VIH, ya que una sola relación sexual sin protección puede generar un contagio, por lo cual el preservativo es el único método que, además de evitar el embarazo, previene infecciones de transmisión sexual (ITS) como el VIH.

Según datos proporcionados por AHF Argentina, una organización no gubernamental que desempeña un rol destacado en la prevención, detección y tratamiento del VIH, aproximadamente el 90% de las infecciones por este virus ocurren debido a la falta de uso de preservativo durante las relaciones sexuales, es decir, 9 de cada 10.

Si bien se recomienda que todas las personas sexualmente activas se realicen el test, existen situaciones en las que el riesgo es claro y hay que tenerlas en cuenta para evitar un contagio: mantener relaciones sexuales sin preservativo; compartir agujas, jeringas, máquinas de afeitar o canutos con otras personas. Además, es indispensable que tanto la mujer embarazada como su pareja se realicen la prueba para evitar la transmisión vertical de la madre al niño por nacer.

Hepatitis, la enfermedad silenciosa de transmisión sexual

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor de 500 millones de personas en todo el mundo padecen hepatitis, lo que equivale a 1 de cada 12 personas. En Argentina, la situación es preocupante, con 500 mil personas viviendo con hepatitis B o C, de las cuales solo el 30% está diagnosticado. 

Las enfermedades hepáticas abarcan una serie de trastornos que afectan las funciones esenciales del hígado, desde la producción de bilis hasta la síntesis de factores de coagulación. Estos problemas pueden manifestarse como daño agudo o crónico, y pueden ser congénitos o adquiridos.

En la actualidad, la falta de diagnóstico oportuno de la hepatitis en Argentina plantea dos graves problemas. En primer lugar, existe el riesgo de transmitir la enfermedad a otras personas. En segundo lugar, la hepatitis no tratada puede causar daño crónico en el hígado, que puede llevar a la muerte o requerir un trasplante hepático.

Tomar un control activo de nuestra salud es esencial. Por esta razón, resulta fundamental concienciar a la población sobre la importancia del diagnóstico temprano y promover medidas de prevención para evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual. Empoderarse en el cuidado de nuestra salud nos brinda la capacidad de tomar el control de nuestra propia vida y bienestar, asegurando un futuro más saludable