El policía de la Ciudad de Buenos Aires que el 1° de marzo pasado llamó al 911 denunciando que su pareja, también agente de seguridad, se había suicidado, fue procesado por “homicidio triplemente agravado”.

La jueza de instrucción penal Yamile Bernan dispuso el procesamiento con prisión preventiva de Germán Luis Matías Baigorria por el homicidio de su pareja, Sol Ana Josefa Acuña Bilbao, con quien mantenía una tortuosa relación como consecuencia de sus celos enfermizos.

La jueza dictó el procesamiento por “homicidio triplemente agravado por el vínculo de pareja, por haber mediado violencia de género (femicidio) y por haberse cometido mediante el empleo de un arma de fuego”; dispuso su prisión preventiva y le trabó un embargo por 20 millones de pesos.

El femicidio ocurrió en la madrugada del 1° de marzo en el domicilio de la calle  Terrada 2530, al que la mujer regresó después de haber salido con una amiga.

Allí se produjo “una fuerte discusión en la que existieron gritos, llantos, forcejeos y golpes que fueron advertidos por los vecinos, y hasta un disparo de arma de fuego.

Dicha situación se prolongó hasta que en un determinado momento, en torno a las 5:00 horas, Baigorria tomó el arma de fuego aludida al inicio, y en la habitación de la planta baja apuntó hacia la cabeza de la víctima desde una muy corta distancia y efectuó un disparo”.

Según determinó la investigación, “Acuña Bilbao se encontraba de rodillas o inclinada sobre el piso (a gatas), de cara hacia la puerta que unía la habitación con la cocina-comedor, y que tras recibir el impacto se desplomó sobre el piso”.

Tras los hechos, Baigorria “llamó al 911 y manifestó que ella se había suicidado. El imputado había comenzado a discutir por whatsapp con la víctima desde el momento en que supo que ella saldría con una amiga, porque no le creía y le reprochaba estar con otro hombre”, resume el fallo.

La jueza reconstruyó que Baigorria “ejerció en forma reiterada actos de hostigamiento, intimidación y violencia doméstica y de género contra la víctima”.

“Tales actos consistían, entre otras cosas, en interrogarla acerca de las personas con las que se reunía mientras no estaba en su presencia, revisar su teléfono celular para establecer con quiénes se comunicaba, cuestionarle los motivos por los que se demoraba en responderle sus mensajes, destruir muebles y electrodomésticos sólo porque le habían sido regalados por su expareja, realizarle escenas de celos cuando la veía en compañía de otros hombres, humillarla en presencia de terceros, gritarle y golpearla”, sigue el texto.

La amiga con la que había salido la víctima contó que aquella noche en que estuvieron juntas Baigorria la hostigó a través de whatsapp, preguntándole  “por qué había salido y le demostraba su desconfianza, ya que no le creía que estuviese sólo con una amiga, sino que suponía que estaba con alguien más con quien mantendría una relación”.

Esa situación –añade la resolución- se prolongó “durante toda la noche”.

A su regreso, en el contexto de los reproches, vecinos declararon haber escuchado a la mujer implorándole a Baigorria: "No me pegués".

En la escena de la muerte se hallaron dos vainas servidas (ambas percutidas la misma pistola) y dos improntas de disparos de arma de fuego. Es inusual que una persona se suicide disparándose dos veces en la cabeza.

En su declaración, Baigorria dijo que Acuña Bilbao se suicidó porque era ella quien sospechaba que él mantenía otra relación, ya que “había visto en su teléfono (del acusado) unos mensajes con una compañera de trabajo en los que hablaban acerca de quién llevaría las facturas para un desayuno”.

“No puede pasarse por alto que en la habitación se encontraron dos bolsas con gran cantidad de prendas femeninas, extremo que sugiere que Acuña Bilbao había decidido abandonar el domicilio compartido y se estaba preparando para hacerlo, lo que parece incompatible con la posibilidad de que se suicidase”, resumió la resolución de la jueza.