Por Antonio D’Eramo

La era de la ciber vigilancia preanunciada por esclarecidos autores de ciencia ficción llegó para quedarse al ritmo del incremento de la inseguridad y el crimen en las grandes ciudades del mundo.

Un repaso de la actualidad de las principales urbes del planeta enseña que las cámaras de monitoreo utilizadas por las fuerzas de seguridad se están instalando a un ritmo creciente sostenido en el tiempo y que se destinan importantes esfuerzos presupuestarios para su instalación y capacitación de recursos humanos que llevan adelante las tareas de vigilancia remota.

Un reciente trabajo publicado por la compañía inglesa Comparitech, especializada en investigaciones de consumo por la web, arrojó como conclusión que las ciudades de China son las más monitoreadas en todo el mundo.

Pekín, la enorme capital de la potencia asiática, con una historia de tres milenios que cuenta entre sus tesoros arquitectónicos con la enorme plaza peatonal de Tiananmén donde se ubica el mausoleo de Mao Zedong y el Museo Nacional de China. La misma urbe, donde se encuentra a la Ciudad Prohibida, es hoy la capital que cuenta con más ojos cibernéticos en el mundo y que permanecen, durante las 24 horas del día, vigilando a la población que la habita.

El “Gran Hermano” pekinés cuenta con 372,8 cámaras por cada 1.000 habitantes para vigilar 16 distritos y 249 aldeas donde viven cerca de 21.894.000 personas.

El segundo lugar del podio de este ranking lo ocupa otra ciudad asiática, Indore, en la India.

Una ciudad ubicada en el centro del país, vecina a Bombay, fundada en 1715, como un mercado de comercio por los terratenientes locales, y que con el tiempo llegó a albergar una población cercana al 1.517.000 de personas que son monitoreadas por 62,5 cámaras por cada 1.000 de sus habitantes.

Finalmente, el tercer escalón del podio es para la capital de la Federación de Rusia, Moscú.

Con una historia que se remonta al año de su fundación, 1147, la urbe situada a la vera del río Moscova, se convirtió en la megaciudad más septentrional del planeta y en la más poblada del continente europeo con más de 25.000.000 de habitantes.

Cada 1.000 de ellos hay 16,9 cámaras vigilando, principalmente, el Kremlin, la red de transporte, que incluye el metro de Moscú, uno de los más profundos sistemas de subte del mundo sólo superado por el de Tokio en número de pasajeros transportados.

Hay que realizar una mención para el cuarto puesto de este análisis que le corresponde a la ciudad de Londres.

Los eventos futuros en torno a los funerales de Elizabeth II y la asunción al trono británico de Carlos III permitirán poner a prueba la eficiencia del monitoreo por cámaras en la capital de Inglaterra.

Londres cuenta con 13,4 cámaras cada 1.000 habitantes de una población cercana a las 9.000.000 de personas en total.

En Latinoamérica, el trabajo relevó las principales capitales de la región, pero concluyó que la ciudad más vigilada al sur del río Bravo es mexicana.

Se trata de la ciudad de Puebla con 5,3 dispositivos por cada 1.000 habitantes mientras que la poblada ciudad de San Pablo, Brasil, cuenta con 1 cámara cada 1.000 personas que viven allí y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se registran, 0,98 dispositivos cada 1.000 habitantes.

Lo cierto es que Puebla ha invertido tanto en ciber vigilancia a medida que la crisis por la violencia narco ha ido en aumento que la llevó a posicionarse al tope del ranking en Latinoamérica a pesar que cuenta con 6.583.000 habitantes mucho menos que los cerca de 12.350.000 vecinos de San Pablo.

Monitoreo por cámaras y lucha contra la delincuencia

El reporte explica que el auge del monitoreo remoto que se ha difundido por las grandes ciudades tiene estrecha vinculación con las estrategias de políticas públicas en materia de seguridad.

Sin abordar las posibles consecuencias negativas para la privacidad de los ciudadanos que sucede por estar constantemente monitoreados en la esfera pública los autores del trabajo explican que la era digital ha impulsado la prevalencia de la vigilancia por las cámaras de circuito cerrado de televisión (CCTV)

Estos dispositivos tecnológicos sirven para muchos propósitos, desde la prevención del crimen hasta el monitoreo del tráfico y la observación de operaciones industriales en entornos no aptos para humanos.

Y poseen su correlato eficiente en materia financiera. Las cámaras son cada vez mejores y más baratas, mientras que, a las transmisiones de video en vivo, se pueden acceder de forma remota, almacenar en Internet y transmitir.

Además, la adopción de la tecnología de reconocimiento facial hace posible que tanto entidades públicas como privadas verifiquen instantáneamente la identidad de cualquier persona que pase por una cámara de circuito cerrado de televisión.

Esta tecnología es la que ha servido de base a las autoridades chinas para estar a la vanguardia de su desarrollo e imponerla no sólo en Pekín sino en varias enormes ciudades de su país.

En la última década, el uso de la tecnología de reconocimiento facial se ha extendido por todo el mundo.

La difusión generalizada de esta tecnología plantea importantes cuestiones sobre sus efectos en la privacidad y muchos gobiernos nacionales y sus ciudadanos se encuentran en medio de un debate mundial sobre la ética y la legalidad de la vigilancia masiva. Aún y así, en la actualidad hay 109 países que utilizan o han aprobado el uso de la tecnología de reconocimiento facial como método de vigilancia, según datos de la agencia de Surfshark. https://surfshark.com/facial-recognition-map

Ahora bien, los cambios producidos en el paisaje urbano por la incorporación de dispositivos de vigilancia por CCTV, está impulsando a que los ciudadanos comiencen a preguntarse por los efectos en su vida diaria.

Por un lado, podría hacer que la sociedad sea más segura y eficiente, pero por el otro, podría terminar con los derechos a la privacidad y a la libertad de movimiento, o ambos.