El juez del Tribunal Oral Federal de La Pampa Pablo Ramiro Díaz Lacava fue citado a declaración indagatoria por amenazas, maltrato y violencia de género a sus empleados para el 28 de febrero próximo. 

Lo citó el juzgado federal de Santa Rosa para el 28 de febrero próximo y además ordenó un estudio de salud mental a cargo del Cuerpo Médico Forense dependiente de la Corte Suprema de Justicia.

La denuncia contra el magistrado fue hecha por varios empleados y funcionarios en abril pasado a cargo de Jorge Ignacio Rodríguez Berdier, Ricardo Javier Sequeira y Alina Laura Trento.

Los tres secretarios trabajan en el Tribunal y por disposición de un juez federal que recibió la denuncia que ellos hicieron, dictó una medida cautelar que le impide al juez acercarse a ellos a menos de 300 metros razón por la cual desde hace varios días ya no concurre a su lugar de trabajo. Incluso, representa una problemática porque es un tribunal colegiado, y de llevar adelante juicios es que se va a complicar.

Según esas denuncias, el juez embistió en varias ocasiones a los gritos a sus empleados, en una ocasión los encerró en su despacho en medio de una reprimenda y hasta los criticó por tener contacto con empleados del Ministerio Público Fiscal, que es algo habitual en la práctica judicial.

“Los días y meses siguientes no fueron mejores. Todo empeoró. Sus teorías conspirativas y de traición aumentaron y también su agresividad. Comenzaron los ataques de furia contra. nosotros: rondas interminables de enojo y ofuscamiento por cuestiones triviales que él transformó en "graves e intolerables", siempre justificándose en supuestos fines superiores”, según acusaron.

También por violencia de género al amedrentar a una secretaria que le había pedido permiso para retirarse una hora antes de lo habitual por cuestiones médicas. 

Hay en la denuncia una acusación por agresión física pues en una ocasión en que estaban los secretarios reunidos en un despacho, desde afuera y por una ventana que estaba abierta ingresó un piedra que casi impacta en la cabeza de uno de ellos. A los pocos minutos, el juez ingresó por la puerta al lugar y dijo jocosamente que él había arrojado ese proyectil.

Minutos después, el juez hizo saber que hacía responsable que la rotura de la vereda del Tribunal estaba hace tiempo a la inacción de los secretarios para que se la reparara.