Un narco colombiano buscado en 192 países fue extraditado a la Argentina, condenado a cinco años y diez meses de prisión en 2019, pero poco más de un año después fue deportado a su país con prohibición de reingreso y se le dio por cumplida la totalidad de la pena.

Iván Darío Ochoa Santamaría era reclamado por la Justicia argentina por un caso de narcotráfico desbaratado en el puerto de Buenos Aires en 2016 conocido como “narcosillones”.

La maniobra consistió en el envío de 124 kilos de cocaína con destino a Portugal ocultos en 17 sillones que habían sido cargados en un contenedor listo para partir hacia el puerto portugués de Leixoes.

Ochoa Santamaría no fue capturado en esa oportunidad, pero la investigación lo vinculó con el caso y la Justicia en lo Penal Económico pidió su captura internacional.

El colombiano fue incluido dentro de las alertas rojas de Interpol, buscado en 192 países y finalmente cayó detenido en Colombia en abril de 2018.

Apodado “el viejo”, Ochoa Santamaría estaba acusado de ser el nexo entre una organización colombiana dedicada al narcotráfico conocida como “Los Chatas” y una “asociación ilícita” en la Argentina que triangulaba cocaína hacia Europa.

El gobierno colombiano concedió la extradición y ya en la Argentina, Ochoa Santamaría fue condenado el 20 de diciembre de 2019 por el Tribunal Oral en lo Penal Económico número tres, integrado de manera unipersonal por la jueza Karina Perilli a cinco años y diez meses de cárcel mediante el mecanismo de “juicio abreviado”.

En el juicio abreviado, el imputado reconoce su participación en el delito que se le reprocha y pacta una pena menor a la que podría corresponderle en caso de que fuera sentenciado en un juicio oral y público.

Ochoa Santamaría fue condenado por “contrabando agravado por tratarse de estupefacientes inequívocamente destinados a su comercialización, en grado de tentativa y asociación ilícita”.

El fallo le impuso, además, la inhabilitación por un año para ejercer el comercio, perpetua para desempeñarse como miembro de fuerzas de seguridad, y de once años y ocho meses para desempeñarse como funcionario o empleado público.

Catorce meses más tarde, en febrero pasado, el juez a cargo de la ejecución penal, Jorge Zabala, autorizó el “extrañamiento” del colombiano, quien por entonces estaba detenido en la cárcel de Villa Devoto, e informó a Migraciones que la expulsión del país bajo ese régimen estaba en condiciones de producirse a partir del 11 de marzo.

Entretanto, la defensa de Ochoa Santamaría había apelado la condena ante la Cámara Federal de Casación Penal, pero mientras tramitaba ese recurso se produjo la expulsión y se tuvo “por cumplida” la totalidad de la condena.

El 30 de marzo pasado, Ochoa Santamaría se fue de la Argentina en un vuelo con destino a Bogotá, sin cuentas pendientes con la Justicia.