Mató a su hija cuando ella lo agredía a él y a su nieta de 9 años: para la Justicia actuó en legítima defensa
Fue en 2020 y desde ese momento Américo, de 73 años, estaba bajo arresto domiciliario. Ahora, fue condenado a 3 años de prisión por asesinar a la mujer que lo atacó a él y a su nieta, en búsqueda de dinero para seguir consumiendo drogas. Un largo historial familiar de tragedias.
El Tribunal Oral Criminal 6 de Lomas de Zamora condenó a 3 años de prisión a un hombre de 73 años por haber matado a su propia hija en 2020 cuando ésta lo agredía a él y su nieta de nueve años, estando bajo los efectos de las drogas y la Justicia entendió que actuó en legítima defensa.
El fatal desenlace de una secuencia trágica familiar donde la joven era bipolar y estaba inmersa en el consumo de drogas, tuvo su desenlace el 19 de febrero cuando se presentó en la casa de su papá, Américo Luna, entonces de 70 años, para exigirle dinero para ir a comprar drogas.
El abuelo estaba cuidando a su nieta, de 9 años, y la madre estaba fuera de sí en búsqueda de dinero. Según dijo, su hija tenía una cuchilla en su mano y, en un momento determinado, se le acercó y él temió por su vida, debido a su pasado de agresiones hacia él y otras personas por parte de su hija.
Américo la empujó contra una parrilla de material y, cuando cayó al piso, le golpeó su cabeza varias veces hasta que, al reaccionar, se dio cuenta de que la había matado. Para ese momento, la Policía había llegado al domicilio de Burzaco a raíz del llamado de vecinos y él les dijo: “Creo que maté a mi hija”.
La duda durante el juicio era saber si el hombre le había pegado en la cabeza a su hija con un martillo, pero él aseguró que, cuando ella golpeó su cabeza contra el piso, debajo había justamente algunas herramientas de uso cotidiano y que él jamás pudo haber manipulado con sus manos porque, años atrás, había sufrido un accidente cerebrovascular y tenía ciertas limitaciones de movimiento.
Durante el juicio, los jueces Marianela Mazzola, Gabriel Emilio Vandemberg y María Laura Altamiranda, escucharon al hombre de 73 años que, desde el momento del hecho, estaba preso bajo arresto domiciliario.
Él contó que su hija empezó con problema de drogas cuando tenía apenas 15 o 16 años, tomando LSD en fiestas electrónicas, pero luego empezó a consumir marihuana y cocaína. Dijo que en 2017, le consiguió trabajo a su hija en la Biblioteca del Congreso de la Nación con la intención de poder sacarla de la problemática, pero indicó que fue infructuoso, ya que, cada varios meses tenía sus recaídas.
Fue allí que junto a su mujer, decidieron internarla en la clínica psiquiátrica Dharma en Parque de los Patricios. Con el tiempo, según contó el hombre, su hija conoció a otro paciente y con esa persona tuvo a Agustina. Como la joven no mejoraba, Américo continuó detallando que luego la internaron en el Instituto Frenopático.
Con el correr de los años, su hija Belén terminó la relación con su novio, quien también tenía problemas de consumo, y conoció a otro hombre con el cual, al poco tiempo, tuvo otro hijo, Benjamín. "Siempre les decía negro de mierda, sucio, yo no te quería tener, pero bueno”, recordó el abuelo al declarar.
Para ese entonces, en la misma vivienda en Burzaco vivían Américo con su esposa, Belén y su nueva pareja y los dos nietitos. Prácticamente, vecinos, comerciantes de la zona y familiares coincidieron al declarar que era el hombre de 73 años quien se hacía cargo de su nieta Agustina llevándola al colegio y dándole atención diaria.
Incluso, en esos años Américo sufrió un ACV y su esposa falleció, quedando él solo al cuidado de la niña debido a que los problemas de consumo para Belén perduraron y hasta se agravaron. Según relató su última pareja en el juicio, a él lo agredió con un cuchillo por lo que un día se llevó a Benjamín para alejarlo del peligro y nunca más la volvió a ver.
Belén siguió con los problemas de consumo, faltaba a su trabajo y las exigencias de dinero a su papá eran recurrentes. Así fue que el 19 de febrero de 2020 fue en la vivienda de Burzaco donde comenzó con una exigencia de más plata para ir a comprar drogas y cuando, con un cuchillo en la mano, se puso más agresiva aún.
“Las constancias obrantes en el presente caso y de las que me ocupé más arriba, evidencian que frente al actual e inminente peligro que para su vida y de la pequeña niña implicaba la conducta de María Belén Luna –quien lo atacaba cuchillo en mano- el imputado repele la agresión golpeando a la misma en reiteradas ocasiones contra el piso, provocando heridas en el cráneo de la víctima”, estableció el Tribunal al considerar que actuó en legítima defensa.
“En vista del panorama fáctico y valorando el caso con el criterio antes reseñado, entiendo que la defensa utilizada por el enjuiciado, fue ejercida a través del único medio que disponía, la única posibilidad concreta de defensa a su alcance en ese momento. Por lo que considero que el medio empleado por Américo Luna para repeler la agresión fue necesario y racional, acorde a las circunstancias del caso en análisis”, agregaron.
“Me pregunto, ¿Podía Américo Luna utilizar otro medio menos vulnerante que el utilizado? ¿Se le puede exigir que en lugar de defenderse utilice la opción de huir del lugar? La respuesta es no, máxime cuando en el interior del domicilio se encontraba la niña Agustina de escasos nueve años respecto de quien, momentos antes y en medio de la desesperada demanda de dinero para adquirir estupefacientes, emitió amenazante anuncio de agredirla mortalmente con la cuchilla que portaba”, establecieron en la sentencia.
Así, los jueces coincidieron con el pedido de la fiscal Marina Rocovich de condenarlo a tres años de prisión por homicidio con exceso en legítima defensa, pero Américo, al estar detenido en su casa desde 2020, tras el cómputo hecho, recuperó su libertad.