Los animales de compañía y las personas establecen un vínculo afectivo muy cercano que los conecta y favorece diferentes aspectos positivos de la relación. Está comprobado científicamente que convivir con perros o gatos beneficia en muchos aspectos la vida de las humanos.

Los beneficios son tanto físicos como mentales ya que, vivir con esos animales mejora la salud, disminuye las enfermedades y el estrés, ayuda en las recuperaciones y hasta en la superación de pérdidas muy significativas. Según un reciente estudio, el 82% de los encuestados aseguró que vivir con un perro o con un gato les proporciona felicidad, y un 50% que les reduce el estrés.

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Datos científicos determinan que, por ejemplo, la interacción con perros y gatos produce bienestar y mejora las condiciones de vida de las personas: mejora la salud, disminuye las enfermedades, ayuda en las recuperaciones y hasta en la superación de las pérdidas más significativas, haciendo a las personas más felices.

A su vez, está comprobado que interactuar con perros genera un aumento de los niveles de la hormona oxitocina, generando ciertos
beneficios físicos en las personas:

- Mejora la atención social, el comportamiento, la interacción interpersonal y el estado de ánimo.

- Reduce los parámetros relacionados con el estrés, como el cortisol, la frecuencia cardiaca y la presión arterial. 

- Disminuye del miedo y la ansiedad.

- Mejora la salud, especialmente la salud cardiovascular.

Además, el hecho de convivir con un animal de compañía, contribuye a hacer más ejercicio y a despejarse de ciertas preocupaciones cotidianas. 

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En tanto, hay que tener en cuenta que el hecho de incorporar a los animales a la vida familiar también implica asumir nuevas responsabilidades ya que todos los miembros de la familia tienen que estar de acuerdo para ocuparse de los cuidados y la atención
que requiera.

También, tienen que asesorarse sobre las características de la especie y ver qué animal se adaptaría mejor a la dinámica familiar (un perro o un gato) porque son especies diferentes, con distintas necesidades. Otro de los puntos a tener en cuenta es la edad del animal porque no es lo mismo un cachorro que un adulto, y, en el caso de los perros, que sea de talla pequeña, mediana o grande.

En tanto, se debe evaluar cuánto tiempo estarán fuera de la casa los integrantes de la familia, cuánto tiempo podrán dedicarle, si tienen un espacio adecuado y seguro para ese animal y si cuentan con los recursos para brindarle una alimentación adecuada y todos los cuidados necesarios de salud.