La realidad y las cuestiones materiales terminan por imponerse casi siempre. Por más que en la Justicia continúe el debate acerca de la legalidad de las apps de transporte, que los sindicatos de taxis continúen con marchas y cortes de calles denunciando competencia desleal de parte de las aplicaciones que consideran ilegales, y que la secretaría de Transporte porteña persista en perseguir a las apps, la explicación de la reducción de techos amarillos en la ciudad de Buenos Aires se debe a la elección de los peones de taxis a cambiar de patrones y a la decisión de los dueños de asociarse a las aplicaciones, luego del levantamiento de las cuarentenas por la pandemia de coronavirus.

“Antes del Covid-19, levantabas el brazo de manera horizontal y aparecía un taxi en cualquier avenida concurrida de la capital. Hoy lo levantas y te preguntan  ¿querés saber si está lloviendo?”, grafica Ricardo Gonzalvez, de oficio, conductor de taxis desde los años ’80 cuando tenía 21 años.

En una estación donde cargan gas se une al diálogo un taxista que empezó en este trabajo después de la crisis del 2001. Martín Iribarne se quedó sin sus ahorros en dólares y con lo que le devolvieron en títulos del Estado compró un par de licencias de taxis. Ahora, se tiene que reconvertir.

“El Fiat lo manejo yo y tengo otro Ford que lo alquilo a un peón pero con el último que tuve me cayó la ficha que esta modalidad de trabajo se acabó o está por desaparecer. El chofer que tenía era muy trabajador y cumplidor, pero me planteó que por las mismas horas de trabajo tenía más ganancias con las apps. Me explicó que los dueños de los taxis son muy rígidos y no evolucionan y los taxis los toman la gente mayor, los pibes se manejan con el celular. Por eso, hoy por hoy, no vas a encontrar peones en ningún lado a pesar de la falta de laburo”.

La explicación pasa por el hecho que la mayoría de ellos se pasaron a trabajar a las plataformas.

Desde que Uber, una app que supera los dos millones de usuarios activos y trabaja con cerca de 75.000 colaboradores que generan ingresos en todo el país, lanzó el formato digital Uber Taxi, el boca a boca de los peones de taxi funcionó de manera masiva. De esta manera, fueron reclutados más de 5.000 choferes, entre ellos algunos dueños de licencia.

Además, se trató de una campaña de reclutamiento agresiva porque comenzó ofreciendo 10.000 $ para los que se registraran hasta el 1 de Diciembre pasado y 5.000 $ para los que presentaron 10 viajes realizados luego de esa fecha.

La app Didi inmediatamente sumó esta posibilidad de asociar taxistas porteños y lanzó una campaña explicativa donde se resaltó que sus servicios están asegurados por una póliza que protege a los conductores, pasajeros y terceros que se pudieran ver afectados por un accidente vial.

Beat, es otra aplicación, que ha decidido trabajar con taxistas, lo que seguramente ha contribuido a que los clásicos autos de negro con techos amarillos desaparecieran de muchos de los cien barrios porteños.

El gobierno de la Ciudad no se quedó quieto ante el auge de las apps de viaje en los dispositivos y lanzó la suya propia. Desde 2017 existe BA Taxi, una aplicación oficial que, según Ricardo “tira algunos viajes” y está bien considerada según la puntuación de los usuarios que le han puesto una nota de 4,61 sobre 5 estrellas.

Cabify, que ha crecido mucho en los últimos tiempos y se acerca a los números de Uber, es la única plataforma que se amoldó a las normativas del Gobierno que conduce Horacio Rodríguez Larreta.

La conducción de Cabify es la que suele, desde ese marco de legalidad obtenido, contestar a las críticas de gremialistas de la Federación de Conductores de Taxis que el 10 de mayo pasado realizaron una movilización en la avenida 9 de Julio y Corrientes.

El secretario de la organización gremial y titular de las 62 Organizaciones, José Ibarra, afirmó a NA que  "además de representar una competencia desleal en  la actividad, los Uber de este mundo, evaden fortunas. Hicimos muchas denuncias en diferentes organismos, en algún momento hicimos marchas a la AFIP.  Y en el organismo nacional se vieron en la obligación de mirar lo que ocurría con la evasión. Nos dijeron que para el período 2016-2017, UBER llevaba una evasión de 800 millones de pesos. Desde ahí en más no nos informaron nada ni hicieron pagar la deuda".

En Cabify explican que "nunca dejamos de cumplir las normas. Nuestra empresa respeta las regulaciones de cada ciudad y trabaja con conductores habilitados que tienen licencia profesional, seguro de remise, VTV al día, unidades de no más de diez años de antigüedad y todos los conductores son monotributistas y facturan por los viajes que realizan", afirmó Diego Céspedes en declaraciones públicas.

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Por su parte, José Ibarra ve un futuro muy oscuro para la actividad de conductores de taxis y para otros oficios que son barridos por las nuevas tecnologías, "lo que nos está pasando a nosotros, si no se hace nada a tiempo, les va a pasar al resto de las actividades con la uberización de los trabajadores”. El dirigente gremial saca cuentas y explica, “antes de la pandemia estaban habilitados 39.000 unidades y circulaban diariamente unos 33.000. En 2021, cuando se levantaron las restricciones por el Covid, había 25.000 taxis habilitados, pero sólo marchan 15.000, cifra que significa más del 60% menos de coches”.

Un porcentaje en la que coincide Marcelo Mezzotero, de la asociación de taxis de la capital, "creemos que unos 10.000 autos dejaron de trabajar eso es alrededor de un 60%, es así y ocurre por la competencia desleal de las aplicaciones como Uber, que son ilegales".

En la secretaría de Transporte y Obras Públicas de la Ciudad que conduce Manuela López Menéndez reconocen la crisis que atraviesa el sector de los taxis que se profundizó por las restricciones para circular durante 2020 y parte del 2021 pero señalaron que en términos de renovación de  licencias, “...al 23 de diciembre de 2021 se renovaron 32.735 licencias de un padrón que suele alcanzar las 38.000”. Si bien, el hecho de renovar la licencia no significa que el automóvil se encuentre habilitado. En ese punto los números pueden bajar significativamente para acercarse a los enumerados por los sindicalistas.

Para Alberto Rodríguez, secretario de la Asociación Taxistas de la Capital, están circulando cerca de 24.000 rodados de los 30.000 registrados. O sea, no se actualizó un 15% de las licencias de la capital”.

Existen otras razones para explicar la caída de autos de taxi además del traspaso de los choferes a las aplicaciones. Las razones de tan escasos servicios hay que hallarlas en el cambio de oficio de muchos peones luego de las cuarentenas, pero, también, en la crisis económica que ha hecho retroceder la demanda de viajes en la ciudad, el aumento de los costos para mantener los autos y la pérdida de recaudación diaria, la ausencia de subsidios que tiene la actividad de los taxis, al revés de lo que sucede con el resto de los transportes públicos de pasajeros en la ciudad.

Martín Iribarne, dueño de dos taxis, brindó su experiencia de esta batalla perdida contra Uber. “La verdad es que peleamos contra una multinacional y el cambio tecnológico, que es imparable, pero el golpe  más duro lo dio un factor externo. La crisis desde la pandemia de coronavirus fue tremenda para todos pero para nosotros fue demoledora. Muchos amigos que manejaban a diario en la calle, hasta 12 horas por día, se quedaron en sus casas porque consiguieron una pequeña jubilación, o empezaron hacer changas de otros oficios. Guardaron el coche en el garaje y dejaron de pagar el seguro para ahorrar gastos. En la calle, como pasa en un carril cuando manejas o al encontrar un espacio libre para estacionar, cuando dejas un lugar vacante siempre lo toma otro. Las apps se hicieron cargo”.