120 caballos rescatados del maltrato y la explotación serán desalojados antes del 14 de enero del refugio en la localidad bonaerense de Baradero. 

Desde hace una década gozan de cuidados y protección por parte de una ONG.

Cada uno encierra una historia que va más allá de un legajo. Hay casos emblemáticos de los salvatajes, con nombres y expresivas miradas que reflejan tristeza y padecimiento, pero a la vez agradecimiento. Se llaman Ringo, Lala, Alba, Petisa, Victoriosa, Trini, y muchos otros nombres, los que de un destino de sufrimientos y fatalidad sobrevivieron protegidos, cuidados, pero por sobre todo queridos.  

A Emperador lo rescataron en Laferrere, desplomado y en grave estado, lleno de heridas.

El campo que alquilaba la Asociación contra el Maltrato Animal (ACMA) cambió de dueño y no tuvieron éxito los intentos de renovar un contrato.

De modo que fueron conminados a desocuparlo la primera semana del 2024.

Como hasta el momento no consiguieron un lugar para trasladar las cinco jaulas en las que tendrán que ser sacados de su resguardo actual, de nuevo el destino de incertidumbre se ensaña con los animales rescatados de la crueldad humana.

Infructuosa viene siendo la búsqueda en alquiler de un predio para pastoreo, entre 60 y 120 hectáreas, con agua y alambrado, en la misma zona de Baradero, o alternativamente en Lima, Lobos, Chascomús, Ramallo, Magdalena, Verónica, Maipú, Castelli.

Inclusive, el transcurrir de los días sin resultados determinó que se ampliara este radio mientras sea en los 100 km alrededor de la Ciudad de Buenos Aires.

El presidente de ACMA, Ariel Hernán Corse, destacado veterinario, distinguido por el Senado de la Nación, aclara que la selectividad para la mudanza tiene que ver con evitar las zonas sensibles que “quedan en el camino” de las rutas hacia los frigoríficos, en las que el acecha el cuatrerismo.

Por estos días están robando caballos para venderlos clandestinamente con destino a carros, acopiadores o para la faena clandestina y posterior distribución en carnicerías del conurbano bonaerense.

Proliferan los robos para faenar los caballos rescatados.

Corse afirma estar agotado de recorrer desde hace varios meses inmobiliarias rurales en procura de un campo para alquilar, pero la oferta es muy baja, según subraya.

No consiguió, hasta ahora, que los funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires consideren una locación de dos centenares de hectáreas entre la importante cartera que administra.la Dirección de Recursos Inmobiliarios Fiscales, que depende de la Subsecretaría Técnica, Administrativa y Legal.

Tal como la ONG averiguó sobre la viabilidad de acceder a un alquiler de tierras fiscales, sí les fueron entregadas en arriendo a cooperadoras de trabajo para la cría de ganado.  

La Subsecretaría Técnica, Administrativa y Legal de la Provincia tiene asignadas, entre sus múltiples funciones, encargarse de "gerenciar de manera integral los inmuebles del dominio de la Provincia de Buenos Aires, receptar, organizar y administrar la demanda de inmuebles del dominio privado del Estado Provincial, y constituir la oferta de los mismos, de acuerdo a la política inmobiliaria estatal dispuesta por el Ministerio de Jefatura de Gabinete de Ministros".

No queremos nada gratis, nuestra intención es poder alquilar las hectáreas correspondientes”, aclara. 

Cunde la desesperación, en consecuencia, cuando faltan tres semanas para que los caballos queden literalmente en la calle.

En ese caso, evalúan, la única opción sería hacinarlos en el otro campo que alquila la entidad, en Alejandro Korn, partido de San Vicente.Ya hay una población de más de 79 caballos que se hallan en otra instancia de los tratamientos de recuperación y conviven con perros, gatos, cabras, chivos y ovejas rescatados.

Lala, una yegua rescatada que anda enmascarada.

El cálculo que hicieron de los gastos que conllevaría mantener en un predio tan reducido a los caballos procedentes de Baradero y a los que actualmente están en Alejandro Korn, supera los 4.500.000 pesos mensuales, considerando el refuerzo de alimentación y la contratación de personal, tanto para la atención diaria como para vigilancia y seguridad.

“Es inviable. Tememos que si no resolvemos esta situación, ACMA no podrá seguir existiendo”, se lamenta Corse. 

Por eso insiste en que es acuciante que aparezca un nuevo espacio para ubicar los 120 equinos rescatados y rehabilitados. Son seres sobrevivientes a las vejaciones y desaprensión, tanto de los carreros que los explotan para tirar carga en el conurbano, como de los que los usan para rentarlos y los sobrecargan de trabajo. E inclusive son víctimas de los empresarios del turf a los que dejaron de servirles.

Ante la ausencia de respuestas oficiales para resolver la apremiante situación, Lidia Quiroz, asesora legal de ACMA, hace referencia a lo que llama un nuevo paradigma respecto a los animales

"Hay fallos en nuestro país en los que se los considera seres sintientes, y se refieren a ellos como animales no humanos, sujetos de derecho y miembros de familia multiespecie. Cuando los animales no humanos se encuentran desprotegidos, el artículo 1 de la ley 14.346 se refiere a ellos como víctimas", sostiene la letrada.

El titular de la ONG hace hincapié en que “ACMA le hace ahorrar al Estado provincial sumas muy elevadas de dinero por año sin nada a cambio, al transformar un animal abandonado, herido, y muchas veces en estado crítico, en uno saludable, devolviéndole la dignidad perdida. La ONG se solventa gracias a las donaciones de particulares, voluntarios y padrinos”.

Para los integrantes de esta Asociación no existen horarios ni distancias. Las tareas de rescate que realizan son cada vez más intensas y notan una violencia creciente contra los caballos.

"En estos últimos años hemos tenido hasta tres o cuatro llamados en un día. Incluso, hay gente que trata de faenarlos para comer", sostiene la voluntaria coordinadora Claudia Larese.

"A veces te llaman a las tres o cuatro de la mañana. Desde Tigre o Pilar, por ejemplo, y muchas veces el que va es el presidente de la ONG, que es veterinario".

La propia entidad es la que costea el traslado de un caballo en batan, lo cual es oneroso: Cada viaje involucra cifras que superan los $70.000 dependiendo la distancia desde donde se lo lleva. En su gran mayoría, se trata de caballos judicializados.

Los traslados tienen un costo superior a los 70 mil pesos.

 Hay una problemática social detrás del maltrato y la explotación de los caballos. Están sobrecargados por las tareas a las que son sometidos, sin comer ni tomar agua, quedan exhaustos y caen fulminados, lo cual se agudiza con las altas temperaturas.

Si bien en algunos casos los carreros o los que se dedican a alquilarlos por hora se encargan de cuidarlos “como herramienta de trabajo”, en muchos otros los exprimen y abandonan cuando ya no pueden más. 

Penurias de un caballo que terminaron en la Justicia.

Para prevenir estas desaprensiones, la ONG también participa en la atención comunitaria barrial, sobre todo para inculcar en los niños la conciencia del respeto por los animales. Además, dan charlas sobre maltrato y respeto a los animales, tanto en el predio de Korn como en las escuelas que lo requieren.

Los rescates resultan engorrosos ya que, al pesar 500 kilos, a veces se necesita levantarlos en brazos o con la ayuda de los bomberos.

Hasta el presente, a los caballos rescatados que no están en tan mal estado se los destinaba al campo de Baradero, debido a que en el de Alejandro Korn, que es de más reducidas dimensiones, son alojados los que se encuentran en etapas más terminales de vida o requieren cuidados veterinarios continuos.

Amor de los padrinos y cuidados en el refugio.

En ambos predios, reciben las vacunas correspondientes, se les efectúan los controles de Anemia Infecciosa Equina (AIE), como así también la atención odontológica y podológica.

ACMA es una asociación sin fines de lucro legalmente constituida  que desde su creación, hace 13 años, pelea el día a día de más de 500 caballos desamparados.

Se encarga de rehabilitarlos, sanarles el alma y acompañarlos para que vivan libres, con los cuidados y protección que merecen.

Los orígenes se remontan a 2010, cuando tres mujeres rescataron a un caballo en Lanús y alquilaron un box para poder ubicarlo.