La clave que los pedagogos coinciden en recomendar a la población estudiantil es autorregularse en el punto exacto personal para encarar las pruebas de fin de año, con el propósito de optimizar el rendimiento sin matarse ni dejarse estar.

La gran duda subsiste, sin embargo: ¿y si el secreto de una preparación eficaz no consistiera en dedicar más horas al estudio, sino en entender cómo aprende y recuerda la información el cerebro?

Según las materias y temáticas a rendir, depender de la memoria o acumular muchos conocimientos superficiales o declarativos, sin lograr alcanzar un nivel más conceptual, es contraproducente, de acuerdo con comprobaciones de expertos internacionales en ciencias del aprendizaje.

Investigaciones neurocientíficas recientes ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo el cerebro adolescente absorbe y recuerda los hechos

"No hay trucos rápidos ni fáciles para tener éxito en los estudios, afirmó Bogdan Draganski, neurocientífico cognitivo del Hospital Universitario Insel de Berna (Suiza). 

Es que el aprendizaje es un asunto individual, en el que las "diferencias motivacionales, atencionales y cognitivas individuales” hacen que no exista una única forma de aprender, explicó Draganski a DW.

Fin de período lectivo

La etapa de últimos parciales en la facultad, evaluaciones en primaria, recuperatorios escolares y finales en ambos niveles, está en ciernes en nuestro país y los estudiantes de las enseñanzas inicial, intermedia y superior, que tienen en el horizonte inmediato exámenes decisivos, afrontan una necesidad de preparación superior a la habitual, estrés incluido.

Las técnicas habituales para estudiar, que cada quien suele ajustar a sus propias características, serían: releer y subrayar para mantenerse atentos, ponerse a última hora a "tragar" literalmente y alternar mensajes de WhatsApp o videos en TikTok que obligan a cambiar la pantalla en forma permanente.

Y que cada uno las aplique a su modo, produce una diversidad de resultados

Pero un encuadre estándar mostraría salvedades para tener en cuenta en cada caso: por ejemplo, que la relectura, en particular, requiere un esfuerzo y un tiempo que no siempre se compensan, porque “da una falsa sensación de familiaridad con el contenido”.

Y que subrayar sin ningún propósito en particular, o hacerlo sólo como una forma de mantener la atención en el texto, podría deparar menos beneficios.  

Si bien académicamente se considera la lectura como un paso previo, aprender realmente el contenido en forma más eficaz requiere interactuar activamente con él.

Hay prácticas llemadas de readquisición que sirven como mecanismo de comprobación, y consisten en hacer autocuestionarios y responderlos en voz alta usando léxico propio.

Con ejercicios matemáticos, conviene detallar el problema y los pasos para resolverlo.

No estudiar todo junto, sino en sesiones cortas

En vez de estudiar a última hora, la recomendación es hacerlo en sesiones cortas y espaciadas en el tiempo y evitar hacer todo junto en vísperas del examen

La experiencia indica que las sesiones largas provocan pérdida de concentración y, en consecuencia, menos aprendizaje y retención.

Darle tiempo al cerebro para reforzar las conexiones neuronales de ese aprendizaje incrementa las probabilidades de convertir lo que se estudia en un recuerdo duradero.

Las multitareas son absolutamente desaconsejables cuando se las intercala y se divide la atención. 

Existe una técnica llamada "pomodoro" (como con los tomates) o segmentar en bloques lo que debe estudiarse, preferentemente cronometrándolo para la concentración, y alternativamente compensar al cerebro con alguna distracción, sea de la mente o con un tentempié.

Una investigación de cómo un programa de estudios centrado en el aprendizaje de las ciencias y la estrategia de autorregulación repercutía en estudiantes de biología identificados mediante un algoritmo, publicada en la revista Journal of Educational Psychology, demostró que alumnos con riesgo de tener malos resultados en el curso obtuvieron un 12% mejores resultados que el grupo de control en los exámenes finales del curso.

El aprendizaje es un proceso complejo

El neurocientífico Draganski advierte que "los mecanismos que rigen la formación, consolidación y recuperación de la memoria episódica siguen siendo difíciles de determinar”, lo cual se debe a que el aprendizaje es un proceso tremendamente complejo, que implica la integración de entradas sensoriales, estados emocionales, niveles de estrés, centros de procesos cognitivos y, por supuesto, redes de memoria".

Aclara que "todo esto es diferente en cada individuo, en función del sexo, el género y los factores socioeconómicos y ambientales”.

El proceso de aprender información nueva y conseguir que se quede grabada en la memoria implica codificar lo que se aprende inicialmente y consolidar, es decir, reforzarla en los almacenes de memoria del cerebro.

En cuanto al estrés, un poco en el momento del aprendizaje puede mejorar la formación de la memoria, pero, en exceso, perjudica la recuperación de la memoria.

El examen no es un fin en sí mismo, sino una instancia, aunque definitoria, dentro de un prolongado proceso, para el que recomienda atravesarlo con rutinas saludables en torno al sueño, la dieta y el ejercicio.

Quedarse sin dormir para estudiar es absolutamente contraproducente, ya que el sueño, en particular, es vital para el aprendizaje y la consolidación de la memoria.

El cerebro procesa y organiza la información cuando se está durmiendo, lo que refuerza las conexiones que ayudan a recordar.

En definitiva, el éxito escolar de un adolescente tambien depende en cierta medida de la ayuda significativa de los padres.

Ayuda la creación de un ambiente poco estresante, y lo ideal para mantener controlados los niveles de estrés sería poder incorporar la practica de atención plena (mindfullness) o técnicas de respiración profunda.