Por Javier Minsky*

Desde que se comenzó a percibir una marcada tendencia social en los hábitos de compra y consumo, las Apps se posicionan como unas de las herramientas más eficaces y familiares por la comodidad y agilidad para los usuarios.

Hoy más que nunca, en tiempos de pandemia, las aplicaciones facilitan la vida de las personas, promueven la interconectividad y mejoran la experiencia en la adquisición de productos y servicios.

La transformación digital es hoy una realidad y frente a los nuevos usos y hábitos sociales frente a la pandemia, resulta fundamental dar movimiento a la economía y sostener de manera virtual los servicios básicos de la población, acercando los actores sociales, más allá del distanciamiento. En este contexto, todos percibimos cómo WhatsApp, Facebook, Instagram y TikTok continúan siendo las aplicaciones más usadas en redes fijas y móviles.

Según un estudio realizado por la compañía Flurry Analytics, el usuario promedio pasa alrededor de 5 horas diarias en su teléfono y más de la mitad de este tiempo lo dedica a las apps. Por su parte, un reciente informe de App Annie indica que los usuarios gastaron más de 23.000 millones de dólares en apps durante el primer trimestre del año. De acuerdo a este estudio realizado por la plataforma App Annie, en el transcurso de la semana del 14 al 21 de marzo se descargaron 62 millones de apps móviles de videoconferencia en todo el mundo, lo que significa un incremento mayor al 45% de acuerdo a datos de la semana anterior. Respecto de 2019, considerando la misma semana, el aumento es superior al 90%. Además de ello, está clara la tendencia que posición a las apps para apoyar a los trabajadores frente a los nuevos desafíos que plantea la pandemia con relación al mercado laboral. Una iniciativa común ha sido la transferencia de trabajadores hacia servicios que continúan operando, ya sea adaptando sus operaciones o fomentando el movimiento de trabajadores entre plataformas.

Las apps también han puesto en práctica y se han esforzado en comunicar medidas de apoyo a la población general, como por ejemplo logística gratuita, asistencia en uso de herramientas digitales o intermediación de donaciones.

Sin olvidar que también las aplicaciones contribuyen en materia de control en propagación del virus, brindando apoyo directo a los sistemas de salud y sus sectores vinculados. Estas contribuciones abundan en el segmento de servicios presenciales (que incluyen la oferta de comidas, alojamiento y logística gratuita para personal sanitario), pero cobran especial relevancia en el sector de servicios profesionales en línea, en tanto pueden reducir la presión sobre los sistemas sanitarios y centros de atención ciudadana de manera remota y contribuir en la adaptación de los métodos de entrega de algunos oficios a los entornos digitales.

El COVID-19 y sus alcances han puesto sobre la mesa la necesidad de avanzar en una mayor coordinación público-privada para dar un salto cualitativo y cuantitativo en servicios a clientes y comunidades, entendiendo que garantizar un marco de protección y derechos laborales justo y sostenible para los trabajadores debe ser la prioridad tanto para estimular la economía como para limitar los efectos directos de la pandemia en la salud pública.

(*) CEO de Virtualmind