La Organización Mundial de la Salud (OMS) impulsó desde 2015 la Semana Mundial de concientización sobre el Uso de los Antimicrobianos, una amenaza que afecta a todos, seres humanos, animales, plantas y medio ambiente, debido a que este problema de salud pública dificulta el manejo adecuado de las infecciones y aumenta el riesgo de propagación de enfermedades.

El lema de este año “Prevengamos juntos la resistencia a los antimicrobianos” pide la colaboración de todos los sectores, para que fomenten el uso prudente de los antimicrobianos y fortalezcan las medidas de prevención de la Resistencia Antimicrobiana (RAM), mediante el trabajo conjunto y en el marco del enfoque de “Una sola salud”.

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“Se define resistencia bacteriana cuando una bacteria es resistente a tres antibióticos que deberían ser activos”, señaló la doctora María Virginia Villegas,  especialista en infectología, quien advirtió además que, la RAM puede presentarse con mayor frecuencia en mayores de 60 años, donde se conoce que el sistema inmunológico va disminuyendo, así como en pacientes con cáncer.

Además, indicó que es evidente que la expectativa de vida aumentó, por lo tanto, en una población adulta se incrementa la posibilidad de tener problemas cardiacos y pulmonares, lo que hace que consulten con recurrencia hospitales y allí se puede presentar un mayor riesgo de resistencia bacteriana.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, “la resistencia a los antibióticos es hoy, una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo”. Según estimaciones de la misma entidad, en 2019, la RAM, en relación con las bacterias, causó aproximadamente 1,27 millones de muertes en ese año.

A esto se suma que, durante la pandemia se aumentó el uso de antibióticos en los pacientes que llegaban a los servicios de urgencias y se hospitalizaban por la dificultad de hacer una diferenciación entre un proceso bacteriano y uno viral. "De igual manera, en ese periodo de tiempo, se acabaron los comités que velan por el buen uso de los antibióticos en prácticamente todos los hospitales, conocido como, el Programa de Optimización de Antimicrobianos, PROA, por la necesidad de evitar el contagio o propagación del COVID-19", indicó la doctora Villegas, quien a su vez, recalcó que, “los datos del Instituto Nacional de Salud, demuestran claramente que durante y después de la pandemia hubo un aumento de bacterias más resistentes con respecto a los años anteriores”.

Tres pilares para combatir la resistencia bacteriana

Teniendo en cuenta lo anterior, el doctor Rafael Ricardo Valdez Vázquez, médico e investigador, especialista en infectología, actual director médico de América Latina para la Unidad de Productos Hospitalarios de Pfizer, afirmó: “Hay tres pilares importantes hacia dónde tendrían que dirigirse los esfuerzos para combatir la resistencia bacteriana, el político, enfocado en la regulación de programas de optimización de antimicrobianos; el económico, dónde tendrán que derivarse muchos recursos a la implementación de las acciones; y el social, centrado en la educación; educación para los médicos, prescriptores, y quienes tengan la necesidad de diagnosticar, de manera oportuna las enfermedades infecciosas y, poder establecer de manera clara y cada vez más precisa el antibiótico correcto, la dosis correcta, y el tiempo adecuado, para poder resolver un problema infeccioso y, con esto, evitar el mal uso o abuso de los antimicrobianos”.

Por otro lado, el doctor Valdez dijo que, este enfoque educativo tiene que dirigirse también hacia el empoderamiento de los pacientes, se necesita una mayor comunicación e información para que ellos puedan tener la capacidad de comprender el poder que tienen los antimicrobianos, cuándo son necesarios y cuándo no. Además, es muy importante, la educación hacia la industria agroalimentaria, en dónde se usa un gran número de antimicrobianos, es trascendental la educación hacia todo este sector.

Es primordial frenar eficazmente la resistencia a los antimicrobianos, por esta razón, todos los sectores deben utilizar con prudencia los antibióticos y adoptar medidas preventivas.

Se recomienda tener en cuenta las siguientes acciones dadas por la OMS, que pueden ayudar a reducir la necesidad de antimicrobianos y minimizar la aparición de resistencias:

  • Fortalecer la prevención y el control de infecciones en los establecimientos de salud, las granjas y las instalaciones de la industria alimentaria.
  • Garantizar el acceso a los servicios de agua limpia, saneamiento e higiene.
  • Aplicar las mejores prácticas en la producción alimentaria y agrícola.
  • Minimizar la contaminación y garantizar una gestión adecuada de los residuos y el saneamiento.

La Dra. Villegas hizo un llamado a “no auto medicarse, no vender antibióticos en las farmacias, a menos de que haya una formula médica, porque la mayoría de las infecciones que ocurren en la comunidad son virales, sobre todo, las respiratorias, para lo cual, los antibióticos no funcionan, y esos antibióticos que se toman innecesariamente llegan al tracto gastrointestinal del paciente, donde la microbiota está compuesta de bacterias y, al recibir ese antibiótico, básicamente unas se mueren, pero otras, tienen la forma de volverse resistentes”.

Por otro lado, la especialista en infectología, destacó la importancia de implementar programas educativos. “Yo creo que el problema es mucho más educativo a todo nivel, necesitamos entrenar a las personas de la prensa, para que estos mensajes lleguen a la población en general, sin dejar de lado, la educación a los médicos en el buen uso de antibióticos, pues en ocasiones la presión del paciente, hace que muchos formulen antibióticos sin necesidad”, dijo.

Aumentar la sensibilización y la comprensión de la resistencia a los antimicrobianos y fomentar mejores prácticas entre todos los públicos involucrados, desempeñan un papel fundamental para reducir la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos en el futuro.