Por Sergio Farella 

Los médicos Leopoldo Luque y Agustina Cosachov saben que tarde o temprano serán citados a conocer la imputación concreta que sobre ellos prevé la Justicia, ante un posible caso de homicidio culposo de Diego Armando Maradona, mientras la investigación sumará cuatro nuevos imputados vinculados al entorno del astro del fútbol.


Por ahora, tanto Luque como Cosachov siguen en calidad de imputados y la causa se encamina a ordenar una junta médica, compuesta por peritos oficiales y de parte, para estudiar las causas de la muerte de Maradona.


Ese sería el último paso que aguardan los investigadores para citar a Luque y Cosachov, aunque la sospecha ya está con la prueba recabada hasta ahora en los diez cuerpos que contiene la causa.


La junta médica será para este mes o el siguiente y la fiscalía está digitalizando las varias historias clínicas que pidió a distintas instituciones médicas, desde 2000 a la fecha, para ponerlas a disposición de los peritos que aún no fueron elegidos.
Mientras tanto, avanzan con la prueba vinculada a las declaraciones testimoniales como la que va surgiendo de los teléfonos de los propios imputados, cuya información se está transcribiendo teniendo en cuenta que muchos son audios de Whatsapp.


En cuanto a los testigos, tal como dijeron las propias hijas de Maradona al declarar las primeras jornadas posteriores al fatídico 25 de noviembre, Luque era junto con Cosachov los médicos tratantes y todo lo relativo a esta cuestión pasaba y decidía el primero de ellos.


Tanto Dalma, Gianinna como Jana hablaron sobre el mal estado de salud y anímico en que estaba su padre, a punto tal que a ellas no las quería ver, y que fue Luque quien de alguna forma asumió la responsabilidad en la internación domiciliaria en el barrio "San Andrés", tras haber sido operado en la clínica Olivos de un hematoma subdural en la cabeza.


De los teléfonos, hasta el momento, surgió la sospecha sobre un falso diagnóstico que habría dado Cosachov, en octubre pasado, al no haber revisado y sí firmado una evaluación de Maradona en la que estaba "bien". Se investiga, entonces, con qué fines hizo ese certificado y para qué fue utilizado.


Otro punto en contra de los médicos, y que surge de las conversaciones, es la poca determinación y dudas que había en el día a día sobre la salud de Maradona y cómo tratarla médicamente, algo que para los investigadores da cuenta de la desprolijidad con la cual actuaban Luque y Cosachov.


Eso se vio reforzado por la declaración reciente del histórico médico de Maradona Alfredo Cahe, que lo atendió entre 1978 y 2009, y aseguró como testigo que el astro debía estar internado.


También dijo que su muerte era evitable y que los médicos que lo trataban actuaron con total desconocimiento y desprolijidad. Si bien los investigadores van a aguardar el resultado de la junta médica, ya están definiendo la acusación sobre Luque y Cosachov como responsables de un homicidio culposo en calidad de coautores, esto implica que en un tramo inicial los dos responderán por igual, más allá que ante un eventual juicio, el primero de ellos tendría un mayor grado de compromiso por ser el médico de cabecera.


En ese sentido, la acusación está relacionada más con una omisión que con una acción: se traduce en que no controlaron a Maradona, no tuvieron en cuenta los recaudos a la hora de firmar la externación de la clínica Olivos y mucho menos cuando estuvo los últimos días en la vivienda del barrio San Andrés de Tigre.


Por lo pronto, se están por definir cuatro nuevas imputaciones vinculadas al entorno que Maradona tenía en sus últimos días en la casa en la que de manera frecuente estaban Maximiliano Pomargo (asistente y cuñado del abogado Matías Morla), Jhonatan Alejandro Espósito alias "Jhoni", el sobrino de Maradona; un personal de seguridad y la cocinera.