La Inteligencia artificial aporta soluciones en la lucha contra la contaminación por plástico
Un grupo de investigadores norteamericanos desarrolló una enzima que tiene la capacidad de descomponer residuos de plásticos en horas. Conversamos con una experta ambiental acerca del impacto negativo que genera el plástico en el mundo.
A mediados de este año se publicó un alentador estudio realizado por un grupo de científicos estadounidenses que desarrolló una enzima con la capacidad de descomponer residuos de plásticos en horas.
A través de Inteligencia artificial, ingenieros y científicos de Texas encontraron una respuesta urgente y necesaria a uno de los mayores desafíos de esta última década: qué hacer con los plásticos que produce y desecha la industria.
“Las posibilidades son infinitas en todas las industrias para aprovechar este proceso de reciclaje de vanguardia”, afirmó Hal Alper, profesor que integra el Departamento de Ingeniería Química en Universidad de Texas Austin. Y destacó: “Al considerar las aplicaciones de limpieza ambiental se necesita una enzima que pueda funcionar en el medio ambiente a temperatura ambiente. Este requisito es donde nuestra tecnología también tiene una gran ventaja en el futuro”.
Si bien la noticia es positiva, las acciones que se requieren para limitar de manera radical y efectiva la contaminación por plástico en el mundo en las próximas décadas requiere de acciones globales coordinadas y urgentes.
De acuerdo a la última auditoría realizada en 2022 por la organización mundial Alliance to End Plastic Waste, las multinacionales Coca-Cola Company, PepsiCo y Nestlé se encuentran en los primeros puestos del ranking de corporaciones que más contaminación generan a través de sus envases de plástico por quinto año consecutivo. En números, se recogen por año unos 3,2 millones de toneladas de plástico residual producido por The Coca-Cola Company, colocándola por quinto año consecutivo en la empresa más contaminante del mundo por envases de plástico. A pesar de este dato, la multinacional fue uno de los principales sponsors de la cumbre climática COP27 recientemente celebrada en Egipto.
Es en este marco NA conversó con Natalia Mazzei, abogada y activista ambiental, acerca de la urgente necesidad de reducir el consumo de plástico y la importancia de reciclar todo aquello que esté a nuestro alcance.
“Es fundamental que se tomen acciones a nivel global tendiente a la reducción de producción de plástico y que desde los Estados se capacite en educación ambiental y fomente el consumo responsable. El plástico es un derivado del petróleo, de muy bajo costo económico y de un alto impacto ambiental y eso es un grave problema. Mientras el mundo siga gobernado por países y grandes industrias a favor de continuar con la explotación de los combustibles fósiles no vamos a ver un cambio real”, detalla.
En Argentina existen dos leyes mediombientales que Mazzei considera muy positivas a la hora de capacitar y educar en materia ambiental. Por un lado, está vigente la Ley Yolanda (27.592) orientada a la capacitación de funcionarios empleados públicos en temas de ambiente; y por otro la Ley de Educación Ambiental Integral (27.621), que establece el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional.
“La obligatoriedad de la educación ambiental y la capacitación a funcionarios públicos es fundamental para que el mensaje y la información realmente llegue a todos los sectores. Cuando conocemos los efectos de nuestras acciones, tanto en términos colectivos como individuales, es más fácil que nos involucremos y busquemos hacer algo de lo que está a nuestro alcance como, por ejemplo, cambiar hábitos de consumo”.
Asimismo, en octubre de este año se relanzó la campaña por el tratamiento de la Ley de Envases impulsada por el poder Ejecutivo con el aval de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores. que apunta a encontrar una posible solución a la problemática de los residuos en nuestro país. “Con esta ley se daría reconocimiento al trabajo que vienen haciendo desde hace más de 20 años los recuperadores urbanos de nuestro país, recogiendo los materiales reciclables de la via publica y llevándolo a las plantas recicladoras”.
El proyecto de ley explicita un punto que según Mazzei es clave: se trata del principio de responsabilidad extendida por parte de los productores y empresas que insertan productos envasados en el mercado se encarguen del costo de su reciclado. Al mismo tiempo, incentiva a las empresas a fabricar envases más amigables con el ambiente a través del pago de una tasa ambiental: Cuanto más ecológico es el envase, menor es el valor de la tasa. También existiría la opción de optar por sistemas de retorno (como gaseosas o cervezas) y no pagar.
-A pesar de la urgente necesidad de reducir la contaminación por plástico, ¿por qué se recicla tan poco en el plano individual como en el colectivo?
- Se trata de una cuestión cultural: todavía no estamos acostumbrados a reciclar ni separar los residuos adecuadamente. Nos faltó educación ambiental en términos históricos que generar hábitos de reciclado y gestión de residuos. Y, además, por supuesto que reciclar es más difícil e incómodo que tirar todo en un mismo lugar. Entonces, es fundamental que entendamos por qué es necesario hacerlo, que conozcamos los números de la contaminación, que estemos al tanto de que los micro plásticos ya fueron encontrados no solo en animales y diversos ecosistemas, sino también en los pulmones de miles de personas y hasta en la leche materna. Cuando se entiende por qué es tan importante reciclar, cuáles son sus ventajas y qué hay detrás de este cambio de hábito, muchas veces se logra hacer con mayor compromiso.
- En tu libro “Una vida sustentable” mencionás la importancia de dejar de consumir plástico. ¿A qué se debe esta recomendación que, a primera vista, se trata de una instancia más radical que la opción de reciclar?
- Si bien el reciclaje es un aliado clave frente al colapso de los basurales y la contaminación plástica en el ambiente, con reciclar ya no es suficiente. De todos los plásticos producidos en los últimos 50 años, solo se recicló el 9 por ciento. El resto se quemó, quedó en la naturaleza o se destinó a basurales.
El reciclaje podría haber sido una solución en las décadas pasadas cuando empezamos a producir el plástico de manera masiva pero hoy es tarde. Por eso apunto a que busquemos cambiar hábitos de consumo consumir donde se evite el uso de plásticos y descartables de todo tipo (papeles, cartones, aluminios) y apostar a los objetos reutilizables.
Debemos entender que el plástico no es un problema en sí mismo, ya que es un material que vino a solucionar muchas cosas y probablemente siga siendo necesario en diversas circunstancias. Lo que propongo es dejar de usarlo de manera cotidiana y en situaciones donde podríamos evitarlo. Cuando pensemos que no podemos vivir sin plástico basta con recordar que nuestros abuelos iban a hacer sus compras libres de plástico. Quizás podamos mirar hacia atrás, reformular y mejorar antiguas maneras de consumo y actualizarlas para traerlas a nuestro presente.
Acerca del estudio y el poder de la Enzima:
La investigación se centró en el tereftalato de polietileno (PET), un polímero esencial que podemos encontrar en la gran mayoría de los envases de plástico de gran consumo. Desde envases de botellas de bebidas, de ensaladas y frutas, galletitas, hasta en ciertas fibras y textiles. El PET compone el 12% de todos los residuos globales.
El monómero es una molécula que se une a otras moléculas para conformar una cadena que se repite, es decir, un polímero, pero la acción enzimática lograda por los científicos genera un proceso inverso llamado despolimerización, es decir, que descompone un polímero en sus componentes moleculares originales.
Por su parte, el grupo de investigadores de la Universidad de Texas afirmó que la enzima es “casi milagrosa” y que fue el resultado de una serie de mutaciones a partir de un tipo de enzima natural llamada “PETasa” que permite que las bacterias puedan degradar los plásticos.
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Los resultados fueron muy positivos: no solo demostraron que la misma enzima puede descomponer el plástico en solo 24 horas, sino que también se probó en 50 envases diferentes, confeccionados por el mismo material, en cinco telas de poliéster, y botellas de agua fabricadas con plástico PET.
Al momento, el equipo de trabajo se encuentra trabajando en una fase de expansión de la enzima FAST-PET y en la preparación de su aplicación industrial y ambiental.