La experiencia chilena con las vacunas chinas de Sinovac y CanSinoBio podrían ser determinantes para su aplicación en la Argentina
Protegen contra la letalidad pero no cortan la transmisión de contagios. Una de las posibles causas por la que la segunda ola no cede en el país que más vacunó en la región.
Una vez más la Argentina puede beneficiarse de la experiencia de los demás países. Si bien los argentinos están necesitados por recibir vacunas sin discriminar su origen, lo cierto es que hay fármacos más eficaces que otros. Y, la experiencia chilena, que concita la atención de la comunidad científica global, enseña que, habiendo vacunado con dos dosis a más del 53% de su población y con una inyección al 72% de sus habitantes, lo que equivale a cerca de 11 de los 19 millones de personas que habitan tras la Cordillera de los Andes, el anhelado retorno a la normalidad no se produce.
A pesar de hallarse a la vanguardia de la campaña contra el coronavirus en la región Latinoamericana, la segunda ola de contagios, resultado de la aparición de nuevas variantes de SARS-CoV-2 que producen más hospitalizaciones por Covid-19 generó, en las últimas 24 horas, 8245 nuevos casos, y 98 nuevos decesos en Chile, llevando el número total de muertes en ese país desde que comenzó la pandemia a la fecha, a 29.696 personas según se desprende de la información que releva, en base a datos oficiales de cada país, el sitio https://www.worldometers.info/coronavirus/#countries
Por ello, la situación actual del país trasandino es analizada por muchos como una señal de alerta, una luz amarilla, para el resto de los países sudamericanos que reciben vacunas de China y de Rusia y que, si bien están más retrasados en la inoculación de sus poblaciones, sus funcionarios temen por un escenario similar al chileno de altos porcentajes de vacunados y poca efectividad para cortar los contagios o alcanzar la inmunidad de rebaño o de grupo.
Algunas explicaciones acerca de la paradoja chilena hay que buscarlas en las medidas de contención.
La Dra. Muriel Ramírez, epidemióloga y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica de Chile, explicó a corresponsales extranjeros que “el éxito o el fracaso están relacionados con la situación epidemiológica y con las medidas de contención porque las vacunas no son la única herramienta de control de la pandemia. Evitan las enfermedades graves pero no la transmisión y los virus siguen circulando por lo que es muy importante continuar con medidas de contención”. Una declaración que va en línea con un reciente artículo de la revista científica The Lancet que señala, luego de analizar la exitosa inoculación del Reino Unido, que si la estrategia se basa sólo en la administración de vacunas la pandemia seguirá en expansión.
Las nuevas cepas del virus y el relajamiento de medidas sociales también son anotados como causas de la imposibilidad de reducir los contagios en Chile. El doctor Juan Carlos Said, máster en Salud Pública por el Imperial College de Londres, afirmó al corresponsal de la BBC en Santiago, que “la situación actual es muy grave. Estamos alcanzando un récord de casos diarios similar al de los meses más difíciles de la primera ola en 2020. Mientras que en términos de hospitalizados hemos alcanzado una cifra que es similar a la de los meses más complicados de la pandemia, con nivel de ocupación de camas críticas sobre el 95%, lo que habla de una saturación del sistema sanitario”.
¿Qué tan eficaces son las vacunas utilizadas en el caso chileno?
El presidente de Chile, Sebastián Piñera afirmaba hace unos días ante la opinión pública mundial “Chile está entre los tres países del mundo que más rápido han avanzado en el proceso de vacunación masiva”. Y, lo hicieron, utilizando las vacunas adquiridas por el Estado chileno, a saber, AstraZeneca, cuya inoculación de segundas dosis a menores de 45 años ha sido recientemente suspendida de manera temporal hasta que se analice el caso de un joven que sufrió un caso de trombosis y que se encuentra fuera de peligro; Pfizer; y las vacunas de origen chino de los laboratorios Sinovac y CanSinoBio.
Si bien la doctora Muriel Ramírez afirmó ante una consulta de DW, que “el incremento de casos también puede deberse a la cobertura parcial de las dosis porque la protección no es inmediata sino que la mayor inmunidad se alcanza después de dos semanas de puesta la segunda dosis" de CoronaVac del laboratorio Sinovac”, muchos chilenos ya poseen la protección completa y, aun así, las infecciones continúan.
Por lo que muchos analistas han comenzado a poner la lupa en la efectividad de las vacunas con las que se está inoculando a la población.
Chile comenzó a vacunar con un pequeño lote de BioNTech/Pfizer en el mes de diciembre de 2020 pero la masiva campaña se realizó a partir del arribo a Santiago de las vacunas CoronaVac, del laboratorio de Pekín, Sinovac, que recientemente acaba de lograr que el comité asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) homologue su fármaco.
La vacuna CoronaVac, que no está presente en la Argentina, fue autorizada en Chile el 20 de enero y el 3 de febrero comenzaron aplicar las primeras dosis de un total de 10 millones de inyecciones contratadas. La rápida adquisición del gobierno de Piñera se debió a que la sociedad chilena participó de las pruebas de fase 3 del laboratorio chino durante el 2020.
Cuestión similar a lo que sucedió en nuestro país con los ensayos del laboratorio estadounidense Pfizer por los cuales cientos de argentinos participaron de sus pruebas sin que la administración de Alberto Fernández lograra cerrar un acuerdo de preferencia para adquirir las vacunas más homologadas y eficaces que se conocen en la actualidad.
La Argentina recibió vacunas chinas de Sinopharm y, podría cerrar un acuerdo con el laboratorio CanSinoBio, para comprar su producto de una sola dosis. Esta última vacuna no logró la recomendación de la OMS.
Pero la experiencia chilena con los productos chinos puede ser relevante para la Argentina si se analizan los resultados de eficacia en la población del país vecino.
La vacuna china Sinovac fue utilizada en un 90% de las inoculaciones, el resto ha sido con Pfizer y en menor medida con AstraZeneca y CanSino.
Un informe elaborado por el Ministerio de Salud chileno, que de esta manera ofrece una lección de ciudadanía y buenas prácticas científicas porque sólo Chile, Reino Unido e Israel, han usado sus vertiginosas campañas de vacunación para recopilar y difundir información acerca del impacto en sus poblaciones, acerca de la efectividad de la vacuna Sinovac arrojó como resultado que el suero chino tuvo una efectividad de un 85% en la prevención de hospitalizaciones y de un 80% en la prevención de muertes pero obtuvo un 67% de eficacia para frenar el contagio de infecciones sintomáticas.
Estos datos relevados entre febrero y abril de este año, alentadores para los casos graves, no lo son tanto, a la hora de evaluar la posibilidad de alcanzar la inmunidad de rebaño o de frenar los contagios que producen síntomas de Covid-19
A esta conclusión arribó el académico Juan Carlos Said, quien en un artículo publicado en el sitio especializado Ciper ha concluido por sentenciar, “la Sinovac no es suficiente”.
En el artículo que se puede consultar en https://www.ciperchile.cl/2021/05/28/la-sinovac-no-es-suficiente/
el doctor Said afirma: “esto no es un llamado a no vacunarse con Sinovac, sino a estar consciente de las virtudes de esta vacuna así como de sus debilidades. Y pensando en cuanto haya disponibilidad de vacunas, poder contar con vacunas que sean altamente efectivas. Sino, va a ser muy difícil que rompamos este ciclo".
En este sentido, explicó "empezamos con una vacuna que si bien es positivo que se use, porque reduce el número de hospitalizados y fallecidos, no es tan efectiva para cortar el contagio. De hecho, la efectividad para reducir el contagio se estima entre un 50% y un 67%, es decir, tanto como una de cada dos personas que están vacunadas se pueden contagiar, y eso significa que puede potencialmente contagiar a otras personas".
Said agrega que "Sinovac es una vacuna donde 1 dosis no sirve casi nada, es decir, requiere de 2 dosis, mientras que en Israel se está vacunando con Pfizer, que con una dosis ya proporciona mayor protección que Sinovac con 2 dosis, y más encima al administrar dos dosis se logra una inmunidad casi completa, es decir, el 95% de las personas no se contagia".
El expediente con la vacuna de CanSinoBio tiene menos páginas porque la inoculación del 1,8 millón de dosis ha comenzado recientemente en Chile. De hecho, esta semana, la comunidad mapuche de Romopulli en la comuna de Puerto Saavedra, fueron los primeros en recibir el producto del laboratario chino-canadiense que consta de una dosis.
Ahora bien, el comienzo de la vacunación no fue auspicioso. Se han reportado al menos 30 vacunados que se desmayaron en la localidad de Las Condes luego de recibir la única dosis requerida para utilizar este fármaco. Según los primeros informes los desmayos ocurrieron dentro de los 30 minutos de espera y ninguno debió ser derivado a un servicio de urgencia.
La doctora Edna Pizarro a cargo del vacunatorio donde se realizaron las inoculaciones explicó a la prensa que “la vacuna CanSIno, al ser de una dosis, su carga viral es el doble de lo que nosotros habitualmente hemos conocido en las vacunas anteriores. De los 778 vacunados aquí, durante el 3 de junio, sólo 30 se desmayaron. Recomiendo a la gente con presión baja que consulten primero a sus médicos y a los demás que vengan tranquilos y relajados”.
La vacuna Convidecia, del laboratorio CanSinoBio, fue aprobada por el ejecutivo de Piñera el pasado 7 de abril para su uso como protección contra el virus Sars-CoV-2 causante de la pandemia y comparte, según la experiencia mexicana, las mismas dudas con la vacuna CoronoVac de Sinovac por la baja efectividad para prevenir las transmisiones.
Estos hechos debieran ser un llamado de atención urgente para las autoridades argentinas que han tomado nota del hartazgo de su población por las extensas cuarentenas y por la ausencia de vacunas que posean un mayor nivel de protección y eficacia para frenar los contagios de Covid-19.