Por Lucio Di Matteo

Como Luis XIV, rey de Francia, cuando dijo "el Estado soy yo", Julia Converti se convirtió en imprescindible para el funcionamiento y la maquinaria de la Fundación arteBA, encargada de organizar la clásica muestra de arte anual. Su problema fue justamente ese, la preponderancia y el dominio. Porque cuando las falencias y el sistema de exclusiones, que dejó más heridos que conformes, pasaron a ser más evidentes que antes, Converti debió hacerle honor a otra frase, esta de autor anónimo: "el cementerio está lleno de imprescindibles".

La "Era Converti" en Fundación arteBA fue el símbolo de un mercado del arte pictórico empequeñecido, pretenciosamente elitista y que alentó los negocios particulares. Junto a la recientemente renunciada gerente general de la clásica muestra anual, aparece en el ascenso de personajes similares, más orientados a los negocios que a la promoción del arte. En este club se cuenta Alec Oxenford, emprendedor de Internet en el boom de la red de redes, y cuya ex esposa -Felicitas Castrillón- manejó la caja publicitaria de Aerolíneas Argentinas entre el 2015 y el 2019, pagándole a sus hijos y amigos "influencers" de pocos seguidores más pesos de lo que su performance en redes sociales justificaba.

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Julia Converti se fue de arteBA dejando galeristas enojados, renuncias forzadas e investigaciones en lo judicial y administrativo

Alec Oxenford, uno de los protagonistas de esta historia.

El ascenso de personajes como Converti, Oxenford, y el ex funcionario Diego Radivoy, que le hizo gastar u$s 5,2 millones a Ciudad de Buenos Aires para una intrascendente muestra de arte; fue paralelo a la exclusión que iban sufriendo históricos promotores de arteBA como concepto y evento cultural reconocido. Entre ellos, Jacobo Fiterman, Juan Cambiaso y la propia ex presidenta de la Fundación, Amalia Amoedo, quien heredó el gusto por las artes pictóricas de su abuela, la empresaria Amalia Lacroze de Fortabat.

El concepto original de arteBA era promover el arte, más allá que lógicamente es un consumo principalmente de sectores con buen poder adquisitivo. Pero las galerías de barrio, los marchand de mucho oficio, y un público que tiene más cultura que medios económicos, hacían de este mercado cultural un mundo diverso y con pocas exclusiones, una lógica que Converti y sus aliados revirtieron durante los últimos años.

Borrón, ¿y cuenta nueva?

El comienzo del fin, para Converti, fue una solución a lo Duhalde: el que depositó dólares recibió pesos. A fines del año pasado, cuando era el momento de reservar los stands para la muestras que iba a desarrollarse este año, unos 70 galeristas pagaron en dólares billete, como pedía la Fundación arteBA. Por ese entonces, la moneda estadounidense cotizaba alrededor de 60 pesos, y la brecha con el dólar Blue no llegaba al 30%. La recaudación orilló los 2 millones de dólares, siempre en billete verde. Nada de cuotas, transferencias bancarias, Contado con Liquidación ni Dólar MEP.

El problema comenzó en abril de este año, cuando la pandemia y la cuarentena hicieron evidente que la muestra en su formato de siempre, el presencial, no iba a poder desarrollarse. La Fundación arteBA les comunicó que, por cada dólar pagado en diciembre, se le iban a devolver pesos, y al tipo de cambio de aquel momento, ni siquiera actualizado. Los galeristas lo consideraron una especie de estafa y señalaron a Converti como la principal responsable, en su carácter de gerente general.

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Julia Converti se fue de arteBA dejando galeristas enojados, renuncias forzadas e investigaciones en lo judicial y administrativo

ArteBA, la muestra.

El comunicado de la Fundación arteBA exacerbó aún más los ánimos. Decía: "Para nosotros, con una feria a punto de inaugurar y con la mayoría de los costos abonados, la cancelación tiene un impacto económico tan negativo que nos ha colocado en una situación de alto riesgo". Tras desarrollar otra serie de argumentos sobre el contexto, llegó la definición económica que sonó a estafa: "decidimos apuntalar las galerías locales ofreciendo la devolución de la totalidad de lo pagado", que ha sido "acredita conforme a vuestras instrucciones y nos permite darle un cierre al tema".

Inés Etchebarne, que trabaja ad honorem recaudando fondos a beneficio del Museo de Arte Moderno, expresó que "los galeristas hacen inversiones importantes para estar en arteBA, hay muchos costos detrás de cada galería y es muy frustrante no poder recuperar el dinero que invirtieron". Mientras que Daniel Maman, uno de los marchand más reconocidos del país, fue más directo: "No sólo pedimos la renuncia de Julia Converti, sino también que el comité de arteBA esté compuesto por gente idónea y capaz. Queremos las mismas posibilidades para todos los galeristas; además que cambie el comité de selección de la feria, ya que no elige por calidad de galería o presentación, sino por conveniencia y amiguismo del establishment de arteBA. Las personas que hoy lo integran dejan mucho que desear".

Pasaban los presidentes, y los referentes, quedaba Converti

El último presidente que renunció a arteBA, Juan Carlos Lynch, fue un desacierto en una larga cadena. La personalidad de Lynch incluía una serie de posteos en redes sociales cargados de racismo, misoginia y gordofobia, entre otros prejuicios. Un colectivo feminista alertó sobre el tema, la cuestión escaló en medios y redes sociales, y la lógica hizo el resto.

Su dimisión, en agosto pasado, no fue suficiente para omitir el mayor problema de arteBA, donde otra vez se apuntó a Converti: no cumplir con su finalidad fundamental de facilitarles el trabajo a los galeristas. Además, Lynch fue el tercer presidente de la fundación en apenas un mes, pues antes se habían ido Amalia Amoedo, nieta de la recordada Amalia Lacroze de Fortabat; y luego el economista Ariel Sigal.

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Julia Converti se fue de arteBA dejando galeristas enojados, renuncias forzadas e investigaciones en lo judicial y administrativo

Julia Converti

El galerista Maman, además de quejarse de la conducción de Julia Converti, pidió que "Ama (Amalia) Amoedo, una persona muy querida y que hace muchas cosas por el arte, vuelva a la presidencia de arteBA. Ella es una esperanza para que la feria vuelva a sus orígenes, de cuando Jacobo Fiterman la creó. Por su pasión, transparencia y generosidad, debería volver a la presidencia".

El comunicado de Amoedo, explicando su renuncia, tampoco dejó bien parada a Converti. "Mi desvinculación estuvo planeada desde el mes de julio. Hubo resistencia a los cambios que creía necesario realizar", apuntó la nieta de la recordada "Amalita" Lacroze de Fortabat.

Su salida sumó malestar al proceso similar que vivieron dos históricos. Uno de ellos es Jacobo Fiterman, considerado esencial en el espíritu fundador de la muestra de arte. A sus 90 años, en agosto pasado, Fiterman renunció a la institución en la que estuvo durante gran parte de su vida. De modo casi simultáneo se fue Juan Cambiaso, que llevaba muchos años dentro del consejo consultivo. Converti, en tanto, seguía firme en la gerencia general.

Vínculos con el Estado: de los negocios a la investigación

Los grupos económicos, en especial los de obra pública, tienen vacas gordas y flacas, más facturación que juicio, o al revés, según su cercanía o lejanía del gobierno de turno. En esos ciclos, tras una período de jugosos negocios con el Estado, viene otro plagado de cuestionamientos administrativos y judiciales. La Fundación arteBA, tras haber obtenido desde auspicios hasta exención de impuestos, está atravesando la etapa baja de esos procesos.

Entre los años 2015 y 2019, bajo la gerencia general de Julia Converti, arteBA recibió más de 11 millones de pesos por parte del Gobierno Nacional y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. En 2017 el Gobierno de la Ciudad giró a la Fundación ArteBA $1.500.000, equivalentes a unos USD$ 75.000 para la realización de la revista 3 y 4. Durante el año 2018, el Gobierno de la Ciudad destinó a la Fundación privada $4.300.000 equivalentes a unos USD$117.000 para la realización de un evento de arte llamado GALLERY WEEKEND, que duró 3 días.

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Julia Converti se fue de arteBA dejando galeristas enojados, renuncias forzadas e investigaciones en lo judicial y administrativo

Radivoy hizo gastar millones de dólares a la Ciudad de Buenos Aires en una intrascendente muestra de arte.

Además, en noviembre del 2019 el Gobierno de la Ciudad giró a la Fundación ArteBA $1.500.000 para la realización de su revista número 7. Año en el que la Fundación comandada por Converti exigió al estado la exhimición de gravámenes, por lo cual pudieron trabajar sin el peso del cepo cambiario. La bonanza se extendió hasta los comienzos de la actual administración nacional. A principios del 2020, el Estado otorgó a la Fundación ArteBA un cupo de USD 5.000 sin impuestos o cepos, libres para compra.

La contracara de ello es que tiene una investigación abierta en la Inspección General de Justicia (IGJ). Según este organismo, encargado de registrar y fiscalizar sociedades de todo tipo (comerciales o sin fines de lucro), los balances 2017 y 2018 de arteBA merecen ser investigados por un manejo supuestamente irregular de gastos.

La IGJ, dependiente del Ministerio de Justicia, abrió un expediente el 10 de septiembre del 2019, que sigue abierto como investigación en curso. En el mismo, según información a la cual accedió NA, se pone la lupa sobre dos conceptos de gastos que van de opacos a oscuros: Gastos de Organización y Honorarios. El primero es considerado una especie de caja negra donde los costos reales no parecen claros. Mientras que Honorarios está destinado a sostener el nivel de vida de Julia Converti.

Por el Balance 2018, la IGJ solicitó investigar el "detalle de la composición numérica y conceptual" de $ 15,2 millones declarados como auspicios. Ese año, arteBA declaró haber gasto $ 8,87 millones en Organización y otros $ 2,3 millones en Honorarios, ambos conceptos investigados ahora por la Inspección General de Justicia. En tanto que en 2017, los auspicios llegaron a $ 20,4 millones; mientras que se gastaron $ 8,1 millones en Organización y $ 2,4 millones en Honorarios.

Con fondos del Estado: Diego Radivoy y más de u$s 5 millones

Con un mercado en retroceso, debido a la crisis económica y la escasa valoración del arte, la búsqueda de fondos estatales se hace más intensa. Algo que puede terminar en investigaciones de balances como las que lleva adelante la IGJ, e inclusive en causas judiciales. Pero hay casos más graves que el de arteBA durante los últimos años. Por ejemplo, el que le permitió (alentó, incentivó, promovió y hasta pagó) Diego Radivoy, ex director de Desarrollo Cultural y Creativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) a la compañía helvética MCH Swiss Exhibition.

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Julia Converti se fue de arteBA dejando galeristas enojados, renuncias forzadas e investigaciones en lo judicial y administrativo

Diego Radivoy, a la izquierda, junto a su amigo Diego Pimentel, el ex director del Centro Cultural San Martín, quien tuvo que renunciar luego de ser condenado por acoso sexual y maltrato laboral.

Un evento cultural que pocos recuerdan, se realizó durante tres años seguidos, lo más notable que hizo fue exhibir esculturas de globos inflables en cementerios, y le costó u$s 5,2 millones al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. La contratación pública, que además fue directa (nada de licitación ni controles) se dio cuando Suiza aún era considerada paraíso fiscal por la Unión Europea.

La historia comenzó en 2017, cuando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se decidió contratar el servicio de "Art Basel Cities", una iniciativa que le permite a la empresa helvética MCH Swiss Exhibition facturar con el mismo formato en ciudades de todo el planeta. Con la firma del entonces subsecretario de Desarrollo Económico, Pablo Giampieri, se contrató ese servicio. En total se pagaron dos millones de dólares, en una cuota de u$s 1,5 millón y otra de u$s 500.000.

Por ese dinero, la contraprestación recibida por CABA fue un evento que duró del 2 al 5 de noviembre. La contraprestación a cambio de esos dos millones de dólares parece difusa. Según la propia organización de Art Basel, en Basavilbaso 1233, "barrio porteño de Retiro, se reunieron miembros destacados del mundo del arte de Buenos Aires y de todo el mundo para compartir su experiencia y explorar ideas que ayudarán a definir la iniciativa en los años venideros. Lo que allí se vio es una serie de diálogos, workshops magistrales, sesiones de mentoría, performances y sesiones de música a cargo de 60 profesionales locales y 40 referentes internacionales".

En 2018, Arte Basel Cities, volvió a realizarse en Buenos Aires. Diego Radivoy, director de Desarrollo Cultural y Creativo de la ciudad, se volvió líder del proyecto. Por tres servicios presentados como si fueron independientes uno del otro -membresía, activación, consolidación- MCH consiguió que u$s 1.624.750 fueron transferidos desde la capital de un país sudamericano que se iba empobreciendo, a la próspera y opulenta suiza.

Ese año, la chequera para Art Basel Cities la tuvo Radivoy, pues estaba a cargo de la unidad ejecutora del proyecto, aunque bajo la tutela del entonces y ahora ministro de Cultura, Enrique Avogadro. Fue un gran año para Radivoy en todo sentido, también en su actividad privada. Entre el 13 de agosto y el 16 de septiembre, su productora RADICAL ARS PRODUCTION participó de "Gettin´ The Band Back Togheter", un musical realizado en Broadway, Nueva York.

En medio de todo ese proceso, el 4 de septiembre del 2018, la Ciudad de Buenos Aires giró u$s 3.300.000 dólares a Suiza. Aunque el contrato anual era por alrededor de la mitad, y justo cuando Radivoy vivía su crecimiento como productor privado de eventos, un rol en el que por lo menos tenía conflicto de interés con su cargo público. La fiesta de gasto público con Art Basel Cities siguió en 2019. Cuando el inminente cambio de gobierno se llevaba toda la atención, entre el 3 y el 8 de diciembre, "Art Basel Cities: Buenos Aires 2019" se realizó una ciudad de otro país, Miami. Por supuesto, con dinero de los impuestos que pagan los porteños.

Después de eso, Radivoy se fue de la dirección de Desarrollo Cultural alegando que vio cosas que no le gustaron. Mientras que, desde el ministerio de Cultura, del cual él formaba parte, lo acusan de haber sido el principal impulsor del gasto de dinero -nunca fue una inversión- en Art Basel Cities.

La lógica es la misma de arteBA. Un enorme gasto de dinero, que parece eso más que inversión, sin ningún control, y con pocos beneficiarios, especialmente los que manejan esos recursos. Además, con nulo o bajo impacto sobre el estímulo o la formación de un público que eleve sus consumos culturales. Todo parece una Caja de Pandora, pero que encima nadie se anima a abrir.