Yaría: “Cinco de cada 10 habitantes bonaerenses saben dónde se venden drogas ilegales”
Los relevamientos son públicos desde 2015 y muestran que el consumo de cocaína y marihuana creció entre los jóvenes y los mayores de 50 años, afirma el psicólogo y director de la Fundación Gradiva, especializada en rehabilitación en adicciones.
Juan Alberto Yaría fue funcionario nacional, subsecretario de Prevención de la Drogadicción de la Presidencia de Nación entre 1989 y 1990 y, provincial hasta el año 2000, siempre en el área de Prevención que constituye su mayor preocupación por estas horas en las que se conoció el terrible caso de intoxicación masiva con cocaína adulterada que dejó 24 personas muertas y pocos responsables tras las rejas.
En esa materia, el experto denuncia “la ausencia de políticas preventivas, en la escuela, la familia, en la detección precoz ante los primeros síntomas y en la atención antes de que avance la adicción. Esta falta de controles va unida a la naturalización del consumo y el avance del deterioro humano y la vida comunitaria”. Además, el miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York y profesor de la Universidad del Salvador, sigue atentamente la experiencia de Uruguay y su política laxa con la marihuana y advierte, “los intentos de legalización de Uruguay llevan al aumento del consumo de otras drogas como la cocaína y en el país vecino, el mercado ilegal la vende más barata que en las farmacias autorizadas e incluso le ofrece al que compra en el mercado informal mayor potencia adictiva al incluir mayores dosis de THC”, un cannabinoide psicoactico presente en todas las plantas de cannabis.
- A propósito de la reciente intoxicación con cocaína adulterada, uno de los factores que quedan al descubierto, es la gran cantidad de consumidores de estupefacientes que existen en la sociedad. ¿Vimos sólo la punta de un iceberg? ¿Cuál es el estado actual de la sociedad bonaerense, de clase media baja, en relación con las adicciones?
- El estado actual es dramático. Tomemos algunos datos. El narcomenudeo a lo largo del período 2010-2014 tuvo un incremento, en la percepción de la existencia del mismo y, por consiguiente, en la venta de drogas en los barrios. Al mismo tiempo esto iba ligado al déficit de la presencia estatal y a las pocas posibilidades que empezaba a presentar el mercado de trabajo. Estos hechos fueron en aumento en el período 2015-2017 y hasta la actualidad; en otras palabras, se incrementó de manera significativa la proporción de hogares que perciben de manera directa o indirecta que en su barrio se venden drogas ilegales. Desde finales de 2016, casi 5 de cada 10 hogares identifican la venta o tráfico de drogas en su calle, manzana o barrio, según datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. Los valores en el registro de venta de drogas son más altos en las regiones urbanas de mayor concentración de población, el AMBA y la región Pampeana, así como también en el norte del país, NEA y NOA. Por otra parte, las regiones que registraron mayor crecimiento entre los años 2010-2016 fueron: AMBA, Patagonia y el NEA. Por otra parte, si bien el registro de venta de drogas tiende a ser más alto en los espacios con baja presencia policial, el problema se incrementó de manera independiente de este factor. Y, finalmente, la pandemia y las posteriores cuarentenas que comenzaron en marzo de 2020, incrementaron aún más los síntomas de ansiedad, la crisis de escolarización y de fuentes de trabajo generando también un aumento de la oferta como fuente laboral en el narco-menudeo y de la demanda por el malestar psicológico creciente.
- ¿Observa un crecimiento del consumo de cocaína en gente mayor a los 50 años? ¿Qué lleva a las personas de esa franja de edad a convertirse en adictas?
- Si, existe un aumento de consumidores que llamo post 50 y hay varios factores que llevan a que consuman drogas como las soledades depresivas, la post-pandemia es un factor importante que ha potenciado la angustia, existe además una cultura de la aceptación social de las drogas que hacen reducir la percepción de los riesgos inherentes a caer en una adicción y que tienen como efecto la perdida de las vocaciones personales. Por ello, prefiero llamar a los estupefacientes venenos, tomando el viejo concepto farmacológico de "pharmakos" que en griego significa al mismo tiempo remedio y veneno. Nadie puede dudar que la morfina, un opiáceo, es un remedio paliativo para dolores terminales, pero es un veneno cuando se lo utiliza no médicamente sino en forma adictiva. Estamos, entonces, ante una enfermedad adictiva y social porque denuncia un malestar muy profundo en la convivencia social y una escasa transmisión de valores de vida y por ende, de salud de padres a hijos y de adultos en general a jóvenes. Además, un 50 % de la población en estado de pobreza y de indigencia suma mayor dramatismo a la situación aumentando en sí mismo la epidemia.
- En el segmento etario de la juventud se observa un crecimiento del uso de marihuana pero, también, del alcohol que pueden convertirse en dos puertas de ingreso a las adicciones. ¿Qué impacto ha tenido en sus consultas con jóvenes el consumo de estas sustancias?
- En los últimos siete años se registra un incremento de tasas de consumo de alcohol en la franja etaria más joven, entre 12 y 17 años, que es consistente con el descenso registrado en la edad de inicio de consumo. En las franjas etarias más jóvenes, de 12 a 24 años, se registran además los niveles más altos de consumo problemático de alcohol. Para la población relevada por la Sexta Encuesta Nacional de estudiantes de enseñanza media, el consumo problemático alcanzó el 50% de la chicos consultados. Superamos a los Estados Unidos en consumo juvenil de alcohol según datos de la CICAD-OEA. Hay un trabajo de 2017 que suelo comentar por su rigurosidad y es un estudio sobre consumo de alcohol para estudiantes universitarios de la Universidad Nacional de Mar del Plata que revela que cerca de la mitad registra situaciones de episodios de consumo excesivo y otras prácticas de consumo problemático. Por otra parte, se destaca el hecho de que la incidencia del consumo de otras sustancias psicoactivas para esta población resulta sensiblemente mayor para los que registran alguna forma de consumo problemático de alcohol. Existen otras encuestas disponibles de la UCA que enseñan que en el Gran La Plata, 6 de cada 10 jóvenes saben dónde comprar drogas, y en ese terreno la marihuana es de fácil acceso.
- Donde parece conseguirse marihuana fácilmente es en Uruguay. ¿Qué lectura realiza de la experiencia del país vecino?
- Los intentos de legalización de la marihuana, como sucede en Uruguay, llevaron al aumento del consumo de otras drogas como la cocaína. Por ese motivo nuestros vecinos figuran, en América del Sur, en el primer lugar de ingesta junto a Argentina. Además, en ese país el mercado ilegal la vende más barata que en las farmacias. Un punto similar a lo que sucede en California, en Colorado (U.S.A) mientras que en Holanda se limitan a los Coffe-shops de venta de esta sustancia psicoactiva. La legalización de la marihuana, con la venta en farmacias en Uruguay, no termina con el problema, sino que recién comienza y en una etapa más crítica. Ahora bien, yendo a nuestro país hay que escuchar las manifestaciones de la “Pastoral de Curas Villeros” que han advertido que la droga y su venta están legalizadas “de hecho”. Y, esto posibilita el incremento de la demanda de sustancias que pueden producirse por motivos sociales, culturales, familiares y de crisis de identidades colectivas. A mayor demanda se diversifica la oferta. El narco-menudeo adquiere, así, características cada vez más novedosas. Si esto es así, deben aumentar los puntos de oferta y redes sociales o sistemas de mensajería on line, se convierten en instrumentos tecnológicos útiles para la proliferación de la enfermedad adictiva sin tener en cuenta consideraciones éticas y de salud. Lo que hemos visto este verano en la costa, el “after beach” actual por ejemplo, que culmina a media mañana, tiene no solo incidencia en la transmisión del Covid-19, sino que implica una clientela enorme para ofrecer estimulantes. Por estos motivos las noticias policiales dan cuenta de las características cada vez más novedosas del narco-menudeo. Características peligrosas con casos donde, usualmente, un joven consumidor necesita dinero rápido y comienza a revender a otros y, haciendo ingresar a otros clientes a la red del narco, se asegura su propia dosis. Y, esto no es patrimonio de las clases medias bajas, esto sucede, hoy por hoy, en todas las clases sociales. Un aspecto novedoso desde hace unos años ya que esto ocurría habitualmente en lugares de alta vulnerabilidad social.
- En este contexto, ¿cuál es la relación del consumidor con el narco?
- El consumidor ya dependiente forma parte de un engranaje con el narco que le ofrece duplicar el capital a través del juego, ruleta, venta de objetos robados, etc., esto en muchos casos fracasa y la deuda con el antisocial que maneja el negocio se transforma en amenazas de muerte a él y a sus familiares. Así comienza una saga digna de una película americana de los 90 en donde un “Al Pacino vernáculo” tiene distintos sicarios que aprietan y amenazan a todo el grupo familiar. A mayor cantidad de consumidores mayor facilitación del micro tráfico que busca acercar nuevos consumidores en niños y escuelas. Progresivamente, el tráfico de drogas se une al crimen organizado como ocurre en Rosario. Las historias que escuchamos en nuestros consultorios superan la capacidad de imaginación.
- De allí su frase en un editorial del diario La Prensa donde afirma que “las drogas muestran su faz de esclavitud máxima y se transforma el comercio de sustancias y el consumo masivo en un instrumento de control social de las poblaciones”.
- La palabra adicción deriva de esclavitud. Una dependencia que genera plusvalía que permite asegurar poder y dominios territoriales. Estamos ante la primera enfermedad de la historia, la adicción, que genera renta y a mayor cantidad de enfermos más ganancias y mayor poder de influencia para corromper. A mayor dominio, se obtiene más manipulación de las poblaciones, al tiempo que las sociedades, viven una eutanasia social de hecho. Además, se registran incrementos de personas que terminan discapacitadas que necesitan de la asistencia del Estado a pesar que, en su mayoría, son jóvenes que terminan presentando severos cuadros psiquiátricos. Esta metástasis social tiene múltiples causas pero si la vida es transmisión y donación de palabras, caminos, senderos y valores así como normas no podemos dejar de recordar al maestro en adicciones, el psiquiatra y profesor Claude Olivenstein, que nos enseñaba en Paris: "Las drogas y su consumo son una crítica a los valores de los adultos que casi no le han transmitido nada, denuncia el fracaso de la transmisión de generación en generación de normas y de todas las nociones para sobrevivir en la lucha por la vida".
- ¿Cuál es a su criterio la raíz de estos problemas?
- Le diría que la verdadera metástasis surge de la caída de las transmisiones familiares sociales y del Estado de normas de vida y de limitación del delito. Existe desde nuestro punto de vista un default humanístico en nuestro país. Temas centrales, que hacen al capital humano y social de cualquier nación, son ignorados de las discusiones políticas y de armados partidarios para ayudar a miles que están en emergencia, y no solo alimentaria. Es necesario crear, cuanto antes, un sistema inmunológico social educativo que abarque desde la escuela hasta los padres y todas las estructuras sociales con centros de detección temprana para evitar una catástrofe social que ha quedado reflejada en las noticias de muertes por droga adulterada.