Por pudor, vergüenza, timidez o simplemente por considerar que es algo inevitable que se presenta con el paso de los años, muchas personas, especialmente mujeres, viven con síntomas de incontinencia urinaria sin recurrir a la consulta médica.

“Distintos relevamientos señalan que solo 3 de cada 10 personas con incontinencia acuden a la consulta y siguen un tratamiento. El resto se acostumbra a convivir con los episodios de incontinencia y ve afectada su calidad de vida, con restricciones a nivel de relaciones sociales, familiares, laborales y para la realización de actividades deportivas, entre otras”, afirmó el Dr. Norberto Bernardo (M.N. 77.886), médico urólogo, Director del Centro Argentino de Urología (CAU).

Entre los diferentes tipos de incontinencias están aquellas que surgen ante la realización de un esfuerzo, como puede ser toser, estornudar, reír, levantar algo pesado, realizar una práctica deportiva o levantarse súbitamente. Otras son las que se presentan con urgencias, deseos imperiosos de orinar, que cuesta diferir. Pero, si bien existen muchos otros tipos de incontinencia, las más frecuentes son aquellas llamadas mixtas, que incluyen las pérdidas por esfuerzo y también aquellas motivadas por urgencias.

“El embarazo en sí mismo, aún con nacimiento por cesárea, es un factor de riesgo para sufrir incontinencia en el futuro y eso sucede porque la musculatura se va relajando, sobre todo en mujeres que tuvieron partos que requirieron un gran esfuerzo. Con el tiempo, también pueden influir los cambios hormonales propios de la menopausia, que ocasionan una disminución de la fortaleza de los tejidos y una relajación de la musculatura Esto no significa que todas las mujeres que vivieron partos con esfuerzo o que han entrado en la menopausia vayan a desarrollar incontinencia, es solo que son circunstancias que incrementan el riesgo”, dijo la Dra. Paula Grinstein (M.N.139.314), médica uróloga, staff del Centro Argentino de Urología (CAU).

En diálogo con Noticias Argentinas, la especialista, explicó: “El tratamiento de incontinencia de la orina de esfuerzo tiene varios escalones que va desde el tratamiento más conservador hasta el menos conservador. Muchas veces puede ser combinar diferentes tratamientos. El primero es un tipo de kinesiología que busca fortalecer la musculatura, los músculos del piso pelviano que contribuyen a la continencia de orina”.

“Hay diversos tratamientos en kinesiología, uno de ellos es el estímulo electromagnético que se hace en una silla y que da estímulo electromagnético a la musculatura y genera un trabajo que, de manera activa, uno no lo puede hacer nunca porque la velocidad de contracción que se genera en esos musculo s uno nunca lo podría hacer de manera consciente”, indicó.

Asimismo, agregó: “Otro es el tratamiento de medicación específica que sirve para fortalecer todo esto en la pared de la vejiga y a contribuir en el tratamiento de la incontinencia y el tercero es un tratamiento quirúrgico que es la colocación de una malla que hace que cuando uno aumente la presión en el abdomen que hace que desciendan los órganos pélvicos y se produce la incontinencia, esta malla haría que este descenso no se a tal y entonces no se generaría la incontinencia”.

En opinión de la Dra. Grinstein, es muy importante que toda mujer visite al menos una vez al urólogo, sobre todo aquellas que se encuentran en la etapa de la posmenopausia. “El hombre lo tiene más asimilada la consulta urológica, generalmente asociada al control de su próstata, pero la mujer elude la visita y se acostumbra a vivir con ciertas alteraciones y hábitos miccionales que no deben ser normalizados, porque -además- tarde o temprano son conductas que pueden terminar afectando el funcionamiento de la vejiga”, subrayó.

“Es fundamental que, ante cualquier síntoma o modificación de los hábitos urinarios, tanto la mujer como el hombre sepan que son situaciones reversibles y que diagnosticarlas y tratarlas permite recuperar la calidad de vida que poco a poco se fue perdiendo”, concluyó el Dr. Bernardo.