El hipertiroidismo ocurre cuando la glándula tiroides produce más hormonas tiroideas de las que el cuerpo necesita y puede causar problemas de salud graves relacionados con el corazón, mientras que además podría ocasionar una enfermedad ocular conocida como oftalmopatía de Graves.

La incidencia del hipertiroidismo de Graves en la población general ronda los 210 casos por millón de personas al año, sobre todo entre pacientes de 40 a 60 años, con una relación mujer-hombre de 3,9 casos contra 1, respectivamente. Mientras tanto, la incidencia de la oftalmopatía de Graves es de 42,2 casos por millón por año, es decir del 20,1% de los pacientes con hipertiroidismo de Graves.

“Una enfermedad que afecta a la glándula tiroides puede comprometer el globo ocular, provocando una inflamación de los tejidos que rodean a los ojos, tanto musculares como adiposos, y un aumento del tamaño de esos tejidos”, explicó el doctor Rodolfo Vigo, jefe del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral, quien añadió: “Como los ojos y los tejidos que los rodean se encuentran dentro de la órbita y ésta es una cavidad inextensible, ya que está rodeada por huesos, la consecuencia es que no puede alojar el aumento de volumen de los tejidos. Por esa razón, los ojos son empujados hacia afuera. En esta enfermedad también se pueden producir ‘bolsas’ en los párpados debido al aumento y prolapso de su grasa”.

Los síntomas suelen ser evidentes y el especialista manifestó: “La retracción palpebral, que provoca que uno de los párpados parezca más abierto de lo normal, es el problema más frecuente en esta enfermedad y puede afectar tanto al párpado superior como al inferior. Lo propio ocurre con los exoftalmos, u ojos saltones; la visión doble, y el edema de párpados. En casos poco frecuentes también se puede verificar en los pacientes úlcera corneal y compresión del nervio óptico. Es extremadamente infrecuente la pérdida de visión”.

La enfermedad de Graves y usualmente la patología ocular asociada no pueden prevenirse, mientras que doctor Vigo aclaró que “la terapia con yodo radiactivo, utilizada para tratar el hipertiroidismo, puede agravar la enfermedad ocular y se debe evitar, siempre que sea posible, en pacientes con enfermedad ocular moderada o severa”.

Los fumadores también tienen más propensión a desarrollar oftalmopatía de Graves, en comparación con los no fumadores, y deben tratar de dejar de fumar. Quienes sufren esta enfermedad también deben evitar la exposición indirecta al humo, puesto que tiene el mismo efecto que fumar activamente”, agregó.

La terapia

El tratamiento de la oftalmopatía de Graves depende de la fase en que se desarrolle la enfermedad. “La fase ‘Activa’ o ‘Congestiva’ dura de 6 a 12 meses y se caracteriza por la inflamación de los contenidos orbitarios y párpados. En ese caso, se trata con gotas; inyecciones de toxina botulínica para descender el párpado superior, e inyecciones de corticoides locales en el párpado inferior, sin efectos sistémicos. Cuando no hay respuesta al tratamiento local o la enfermedad es muy intensa, se puede optar por una terapia sistémica y suministrar corticoides por vena”, explicó el médico.

“En la fase ‘Crónica’ o ‘Cicatrizal’, quedan las secuelas de la etapa anterior. Por lo tanto, los tratamientos están destinados a corregir las alteraciones que persisten en los ojos, párpados y órbitas, una vez desaparecida la inflamación”, señaló y detalló: “Para corregir la salida excesiva de los globos oculares, puede realizarse una cirugía de descompresión orbitaria. Esta cirugía produce un aumento del espacio de la órbita y, de esta manera, los ojos retroceden en su posición. Para la visión doble, se realiza una cirugía sobre los músculos oculares, con el propósito de colocar los ojos en su posición habitual. Finalmente, se puede realizar una cirugía para descender la altura del párpado superior o ascender el párpado inferior. Y si se observan ‘bolsas’ de grasa en los párpados, se realiza una cirugía para tratar específicamente este problema”.

En la actualidad, con la combinación de la cirugía de descompresión orbitaria y la cirugía de los párpados por incisiones muy pequeñas o invisibles en su parte interna, se obtienen muy buenos resultados funcionales y estéticos. Es una cirugía muy efectiva y con pocas complicaciones”, aseguró el especialista que recomendó consultar a un oftalmólogo especializado en oculoplástica, órbita y vías lagrimales, que pueda trabajar en conjunto con el endocrinólogo, para elegir la mejor opción del tratamiento, de acuerdo con cada fase de la enfermedad.