Helen Patricia Moore: "la niñera maldita" que con solo 17 años asesinó a una prima, un hermano y a otros niños
Todas las víctimas estuvieron a su cargo, pero nadie sospechaba de ella hasta que mató a un familiar directo. También se sospecha que atacó a otros menores, aunque no pudo matarlos.
Helen Patricia Moore, "la niñera maldita", aprovechó su oficio de cuidar chicos y con tan solo 17 años mató a su prima de 16 meses, a su hermano de 7 años y al menos a otros dos niños más en Australia.
Esta chica pasaba desapercibida con cada ataque y nadie sospechaba por las muertes que ocurrieron en niños tan pequeños.
Sin embargo, el deceso de su propio hermano y las dudas de su mamá iban a terminar por desenmascarar a una de las peores asesinas más precoces de Australia y del mundo.
En mayo de 1979, en Sydney, comenzó la ola de crímenes de Moore y la primera víctima fue un familiar directo.
En ese sentido, "la niñera maldita" sofocó y asesinó a su prima Suzanne McIntosh, de 16 meses, a quien cuidaba, pero el certificado de defunción arrojó como resultado muerte súbita.
En enero de 1980, Moore intentó sofocar a otro niño de 12 meses, llamado Vaughan Nicholas, quien estaba a su cargo.
La múltiple homicida lo dio por muerto y se fue al sillón a mirar televisión tranquilamente, pero un rato más tarde, el bebé empezó a llorar, ella llamó a la ambulancia y el niño se recuperó por completo.
El 1 de febrero esta joven asesina siguió con sus ataques y esta vez sofocó con una almohada a un nene de 2 años llamado Aaron Crocker, pero al igual que la vez anterior no lo mató.
De todas maneras, Crocker, pese a sobrevivir, quedó ciego y paralizado, por lo que murió varios años más tarde, como resultado de ese ataque.
El 24 de febrero de 1980, Rachel, también de 2 años, murió mientras estaba bajo el cuidado de Moore.
Ya en marzo de ese año, el hermanito de 7 años de "la niñera maldita" fue hallado muerto en el fondo de la escalera en la casa familiar.
En esa ocasión, sólo su madre Jesse se dio cuenta de que algo pasaba, por lo que llamó a la Policía.
Al llegar los uniformados, la adolescente se quebró y confesó no solo ese crimen sino los anteriores de cuando era niñera.
El juez dictaminó cadena perpetua, pero 13 años más tarde Moore apeló la sentencia y en 1993 fue dejada en libertad.