En el tercer y último día hábil del confinamiento estricto que dispuso el Gobierno nacional, las demoras en los accesos a la ciudad de Buenos Aires se repetían con embotellamientos para intentar pasar los controles dispuestos, entre otros, en avenida Lugones, puente Pueyrredón y las autopistas Perito Moreno y Riccheri, a la altura del Mercado Central.

Pasadas las 7:00 empezaron a cargarse los accesos habilitados, una escena que ya se había repetido tanto el miércoles como el jueves, luego de los feriados de principio de semana que bajaron el caudal vehicular.

Lo cierto es que, según reportaban aquellas personas retenidas en el caos de tránsito, se demoraba entre 60 y 90 minutos en poder llegar a los controles, donde los efectivos de seguridad certifican que puedan circular en ésta fase 1 del confinamiento por la pandemia de coronavirus.

De hecho, en el peaje de Parque Avellaneda, en el empalme de la autopista Perito Moreno con la 25 de Mayo, hacia el centro porteño, se liberaba de manera intermitente (como marca una ley) el control para evitar que las filas de vehículos se incrementaran.

Incluso ese es el principal motivo de impaciencia de los conductores que apelan a los bocinazos, prohibidos por otra parte por otra reglamentación. Pero ellos exigen de esa manera que se levanten las barreras porque se supera el tiempo máximo de espera fijado por las normas vigentes.

Las nuevas medidas establecidas por el Gobierno nacional indicaron que solo pueden circular quienes cuenten con permiso debido a que el objetivo es reducir la circulación por el aumento de casos de coronavirus registrado en las últimas semanas.

Ante esta situación se reforzaron los controles con personal de la fuerzas de seguridad de la Nación, porteñas y bonaerenses, que realiza operativos conjuntos.