La Fiscalía Federal N°1 de Morón, a cargo de Sebastián Basso, solicitó elevar a juicio a cinco personas acusadas de trata de personas en el marco de una organización criminal que funcionó en el partido bonaerense de La Matanza, bajo la fachada de Templo Abba Krishna, al menos desde julio de 2017 y hasta julio de 2021.

A los cinco acusados, según publicó el portal del Ministerio Público Fiscal de la Nación, se los considera coautores del delito de trata de personas con fines de explotación mediante la reducción a la servidumbre, con las agravantes de haber mediado engaño, de abuso de una situación de vulnerabilidad, de haber sido cometido por la participación de tres o más personas, por ser un ministro de culto no reconocido y por haberse consumado la explotación. 

Las víctimas serían al menos ocho, una de ellas menor de edad y en situación de vulnerabilidad.

Al acusado de ser el líder de la organización, que funcionaba con características de secta, se le reprocha también el delito de abuso sexual de forma reiterada contra una joven menor de 18 años.

De acuerdo con la acusación, desde el templo se captó y acogió a un número desconocido de personas, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad, para finalmente obtener réditos económicos de ellos mediante la reducción a la servidumbre y el sometimiento a distintas prácticas de índole sexual.

El modo de operar se vio caracterizado por procesos paulatinos en los cuales la organización se ganaba la confianza de sus fieles e imponía distintas pautas en concepto de “avance espiritual”.

Los cinco acusados fueron detenidos en diciembre pasado, cuando se llevaron a cabo los allanamientos que desbarataron la organización. Además de las detenciones, se secuestró una importante suma de dólares y pesos argentinos, de municiones, una gran cantidad de armamentos, medicamentos, un cartucho de bala, un cartucho de escopeta y documentación de interés para la causa.

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De acuerdo con el requerimiento de elevación a juicio, el líder del templo contó con la colaboración de otras cinco personas, de las cuales una no fue hallada.

Todas ellas habrían estado encargadas de impartir las órdenes, controlar a los fieles, inculcarles ideas de sumisión y entrega, y de cooperar en la idea que el líder era un ser superior. Además, habrían sido las encargados de recibir el dinero y organizar el templo, lograr que los fieles sigan asistiendo allí, explicar las enseñanzas del líder, evacuar dudas e informarle a éste acerca de los pensamientos, sentimientos y reflexiones de los fieles.

Según la investigación, la única mujer integrante de esta organización cumplía un rol primordial, ya que se encontraba involucrada en todo el proceso de captación y control psicológico de las víctimas.

La mujer era también una de las personas encargadas de cooperar en los rituales de índole sexual, instruyendo a las víctimas para que se depilaran, tal como le gustaba al líder.

Otro miembro de la organización se encuentra señalado como un “hermano instructor” y, al igual que la mujer, tenía entre sus funciones evacuar dudas o dar enseñanzas y era con quien los fieles podían charlar sobre sus estados de ánimo.

El templo Abba Krishna estaba preparado para que los fieles pudieran también pernoctar, que en la planta alta, existían varios cuartos en donde se podía dormir cada vez que las sesiones o sus servicios terminaban tarde.

Algunas víctimas eran invitadas a vivir en una de las casas que el líder tenía a disposición en el partido de La Matanza. Si bien se les decía que para vivir en ellas no debían pagar alquiler, debían aportar económicamente para mantener el lugar, además de continuar con la contribución económica del templo.

Según se determinó tras la investigación, el control que tenía el acusado sobre las víctimas le permitía exigir altos porcentajes de sus ingresos (ya sea que trabajaran en relación de dependencia o para el templo), por lo que su capacidad económica se veía fuertemente reducida.

También el líder decidía si los fieles debían dejar, aceptar o mantener sus trabajos en relación de dependencia, y les solicitaba que trabajaran en lugares específicos o para el templo.

La investigación que irá a juicio fue llevada a cabo por el Juzgado Federal N°2 de Morón, a cargo del juez Jorge Rodríguez.