Primero fueron algunos que hicieron un tour de compras de vacunas a Miami porque en tierras estadounidenses inoculaban con la Pfizer, la misma que le dieron al Papa y a los habitantes del Vaticano. Vacuna prohibitiva por estas pampas, a pesar del aporte invalorable que realizaron muchos argentinos que soportaron el pinchazo para realizar las pruebas iniciales del fármaco desarrollado por la compañía estadounidense.

Luego, llegó la posibilidad de la importación de la vacuna del Instituto Gamaleya de Rusia, la Sputnik V, que no convencía del todo por la flojedad de papeles que presentó en un comienzo. Pero, cuando el pasado 2 de febrero, la revista especializada Lancet publicó un estudio recomendando la vacuna moscovita, se abrieron todas las gateras para intentar conseguir, al menos, la primera dosis y, por la segunda, Dios y Ginés proveerían.

El efecto positivo del "vacunagate": dejar de lado la resistencia a vacunarse
Sptunik V

El espectáculo pavoroso e indignante del “sálvese quien pueda” protagonizado por funcionarios, empresarios y, hasta una bailarina armenia, que se saltaron la fila para vacunarse primero no es patrimonio de la Argentina solamente. Ocurrieron casos similares en España; Chile; Austria; Perú y Polonia.

En este último país europeo la resistencia a las vacunas es muy profunda. En primer lugar, porque tiene un movimiento anti vacuna muy organizado y, el segundo punto, es político porque Polonia sufrió mucho con la dictadura comunista en el pasado y los habitantes mayores, cuando escuchan  que el Gobierno exige vacunarse, les aparecen los ecos incómodos del régimen totalitario del pasado que escuchaban en su juventud.

El  Instituto  Nacional de Salud Pública de Polonia informó que  el número  de personas que se niegan a vacunar a sus hijos aumentó entre 2007 y 2016. Pasó de 4.893 en 2007 a 23.147 en 2016. Hay infantes polacos que no recibieron ni siquiera la vacuna Triple Viral. En 2018, la tasa de vacunación fue del 92,9%, para la dosis básica, por debajo del 95% necesario para la inmunidad de la población.

Una encuesta cualtitativa individualizo algunas razones: "En Europa Central y del Este, las actitudes hacia la vacunación pueden estar parcialmente moldeadas por la experiencia pasada del período comunista y la organización del sistema de salud antes de 1989", escribieron los autores en su informe final. El relevamiento individualizó que la gente confiaba en sus médicos, pero que confiaba menos en el Gobierno para recomendar la vacunación.

Por otra parte, las generaciones más jóvenes solían dudar más, algo que podría estar relacionado con el acceso a Internet, dijeron los autores.

Pero los últimos hechos de saltarse la fila para conseguir una  vacuna en Polonia están generando un cambio radical de tendencia. Leszek Miller, ex primer ministro polaco, publicaba el 30 de diciembre en las redes sociales su certificado de vacunación contra el coronavirus. Y saltaron todas las alarmas porque la primera fase del plan nacional de vacunación daba prioridad al personal sanitario. Pronto saldría a relucir que su caso era uno de al menos 18 personalidades, incluyendo a estrellas de cine y cantantes, que consiguieron saltarse el turno para ser vacunadas.

El efecto positivo del "vacunagate": dejar de lado la resistencia a vacunarse
Leszek Miller

Esta carrera atropellada por conseguir dosis está convenciendo más a la población polaca que las vacunas contra el Covid-19 sirven y, son relativamente seguras, que decenas de campañas publicitarias para vencer las reticencias de los polacos a acercarse a los vacunatorios.

Polonia, el país con la población que más desconfiaba de cualquier vacuna de todo el viejo continente está cambiando la mentalidad. Una encuesta de noviembre encontró que solo el 43% de la población quería vacunarse. Hoy, escándalo vacunagate polaco de por medio, ese porcentaje aumentó a casi el 70% a principios de enero.

LA FUNDACIÓN BUNGE Y BORN PRESENTÓ EL ÍNDICE DE CONFIANZA Y ACCESO A VACUNAS 2020

Tradicionalmente, la población de nuestro país ha respondido positivamente a los calendarios de vacunación. Uno de los puntos altos de nuestro sistema sanitario ha sido, desde siempre, el sistema público y privado de vacunación.

De hecho, nuestro país tiene uno de los calendarios  de vacunación más actualizados  y completos. Sin embargo, la pandemia de coronavirus y la búsqueda incesante y, por momentos, infructuosa por conseguir una vacuna efectiva durante el 2020, posibilitó que se registre un golpe a la confianza y un aumento del escepticismo, en todo el mundo, acerca de la eficacia de las vacunas.

La fundación Bunge y Born elaboró por segundo año el índice de confianza y acceso a vacunas en Argentina que analizó estas variables en diferentes segmentos de la población local y ofreció un mapa de las reticencias a recibir la inoculación contra el coronavirus.

El índice de confianza 2020 resultó del 86,9% a nivel país, que si bien se mantuvo dentro de parámetros altos, disminuyó 7,2% respecto de 2019. Este índice se realiza a partir de la ponderación de las personas sobre la importancia, la seguridad y la efectividad de las vacunas. La baja en la confianza se percibe en todos los grupos etarios, aunque se acentúa en la población mayor a 50 años.

En cuanto al índice de acceso 2020 su valor fue de 39,5, un 48% menor que el año anterior. Esto se sostiene en todas las regiones del país y en los distintos niveles educativos, aunque mayormente en quienes poseen un menor nivel de estudio.

Debido a la pandemia de Covid-19, este año se incorporaron algunas preguntas para evaluar la influencia del contexto actual. En este sentido, el 35% de los encuestados indicó que la cuarentena le impidió vacunarse o vacunar al más pequeño de los menores a su cargo durante el año.

En relación a la vacuna contra el Covid-19, el 72% contestó que se la aplicaría. Entre quienes dijeron que no lo harían, el 43,1% aduce que es porque aún faltan etapas de prueba (cabe destacar que los datos se recabaron entre octubre y diciembre de 2020).

Los resultados se obtuvieron a través de una encuesta nacional a celulares, a mayores de 15 años de todas las regiones del país (NEA, NOA, Centro, Cuyo, Patagonia y GBA+CABA). En total, se completaron 7.525 encuestas.

Ahora bien, lo  que los encuestadores no llegaron a medir, fueron las repercusiones de los vacunatorios vip al cerrar los relevamientos durante el mes de enero del corriente año.

En redes sociales se observa la misma tendencia  que en Polonia. Si la mayoría de los  poderosos  se la quieren aplicar indudablemente es porque sirve. Las dudas del 43,1% a fines del 2020 deberían comenzar a bajar ostensiblemente durante el 2021. Todo gracias a la famosa “avivada” argentina de seguir los consejos del viejo Vizcacha cuando decía “hacete amigo del juez”.