A partir de su presencia en emergencias que fueron desde accidentes de tránsito hasta atentados terroristas como los de la Embajada de Israel y la AMIA, el SAME se convirtió en uno de los emblemas de la salud en la Ciudad de Buenos Aires, donde cumplió 30 años desde su creación.

"Lo mejor que tiene el SAME es el recurso humano. Además, sin apoyo y sin políticas de Estado para la emergencia es muy difícil llevar a cabo nuestras acciones", señaló el titular del servicio de emergencias porteño, Alberto Crescenti.

Al participar del acto por las tres décadas del Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), el reconocido médico destacó que "es un orgullo llevar 22 años conduciendo" el área. "Todo ser humano tiene miedos lógicos. Pero cuando nos subimos a una ambulancia y al sonar la sirena para salvar a otro, el miedo desaparece. Todo eso se puede hacer con tecnología, capacitación, entrega, coraje", añadió.

Crescenti subrayó que el SAME seguirá "al frente" contra la pandemia de coronavirus y recordó que varios trabajadores perdieron la vida tras haberse contagiado. "Seguimos adelante. Nunca preguntamos `quién sos, de qué obra social sos´, porque este es un sistema gratuito y solidario para toda la población", destacó.

Desde su creación, en 1991, el SAME tuvo la lamentable pero necesaria participación en algunos de los hechos más trágicos de la Ciudad de Buenos Aires: los atentados terroristas a la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994); las tragedias de Cromañón (2004) y Once (2012); y el incendio de Iron Mountain (2014). También los médicos del sistema de emergencias estuvieron en cientos de accidentes de tránsito, derrumbes, incendios y explosiones.

"Es un gran orgullo para la Argentina. Son 30 años de un servicio de excelencia, una entrega y una solidaria, colaborando muchísimo sobre todo en este proceso del Covid", remarcó el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

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