La mamá de Lucas González, el jugador de Barracas Central que murió tras ser baleado por la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, Cintia López, pidió que "haya justicia", a la vez que indicó que quiere que los involucrados "paguen y estén presos de por vida".

"Ahora quiero que haya justicia, que no salgan jamás, que les den perpetua. No voy a parar porque lo único que quiero es que paguen, que estén presos de por vida", dijo López, tras lo cual señaló: "A mí no me devuelven más a mi hijo, me mataron en vida".

En diálogo con Antonio Fernández Llorente en el programa "990 Sin Relato" que se emite por La 990, añadió: "Tengo el alma destrozada. No sólo mataron a mi hijo, me mataron a mí, a mi familia, a sus hermanos".

"No voy a parar hasta que estén preso y no salgan nunca más porque me lo hicieron pasar por delincuente y mi hijo no era ningún delincuente", aseveró entre lágrimas la madre de Lucas.

En ese sentido, agregó: "Mataron las ilusiones y los sueños de mi hijo y no voy a descansar así tenga que pasar toda mi vida pidiendo justicia porque me lo mataron como un perro".

Además manifestó: "Hasta ayer (por el jueves), lo único que quería era llevarme a mi hijo a casa. Me lo dieron muerto, porque estas tres personas, asesinos disfrazados con un uniforme, me lo mataron. Así tenga que pasar todos los años de mi vida no voy a parar hasta que haya justicia".

López también comentó: "Estoy en mi casa y ya me quiero ir porque lo veo en todos lados, es imposible no entrar a la pieza y ver que él se tiraba un colchón al lado mío para dormir cuando los hermanos no estaban porque no le gustaba dormir solo. Es imposible no ver sus cosas, sus botines, sus cosas del fútbol".

"Tengo dos hijos más y tengo que seguir por ellos, pero mi vida ya no va a ser la misma ni la de mi marido ni la de mi familia, pero confío en Dios y en la justicia", señaló.

"Recién hablé con la mamá de Blas, un nene de Córdoba. Cuando a uno le pasan estas cosas se va enterando de otros casos que son
tremendos", expresó.

El joven futbolista Lucas González, de 17 años, murió en el hospital El Cruce, de Florencio Varela, a donde había sido trasladado en gravísimo estado luego de ser baleado por efectivos de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas.