Por Belén Negrello

Las pantallas gigantes instaladas frente al Congreso anunciaban el resultado. Con 38 votos positivos, 29 negativos y 1 abstención, el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE) se hizo ley a las 4:12 de esta madrugada en el Senado Nacional. La marea verde estalló en un grito. Miles de mujeres se abrazaron y se fundieron en un llanto de emoción que decía: "Lo logramos".

"Empecé a llorar. Veníamos caminando y escuchamos gritos. Nos estábamos agarrando de las manos mientras contaban los votos. Esperábamos que sería posible pero hasta que fue real no lo creímos", contó Stacy Rosato de 23 años, minutos después de producirse la votación.

Lucilia Szwarc, llegó a las 16:00 del día anterior y esperó 12 horas frente al Congreso hasta que los senadores votaron el proyecto, momento en que sintió "un éxtasis". "Con la algarabía que tenés, te quedás", dijo en relación a la cantidad de tiempo que hizo la vigilia.

Nalac Cuenca Arruabarrena, compañera de lucha de Szwarc, consideró: "Me estallé cuando vi el resultado. Pero sigue siendo una lucha constante por la implementación. Hay que ver cómo se aplica en ciertos lugares del país, en las provincias cuyos senadores votaron en contra."

Por su parte, Carolina Carbone, de 23 años, lo definió de esta manera: "No puedo explicar la sensación. Es una lucha colectiva y eso nos unió a todas. Pero más allá de que es una lucha, es un derecho, es justicia social".

Alex Anca, de 25 años, vino junto a sus hermanas. Como viven cerca del Congreso, se habían ido un rato a la casa a seguir la votación por los medios. "Estaba yendo a buscarlas cuando salió el resultado de la votación", relató y agregó: "Los hombres no éramos protagonistas pero hay que hacerse presente cuando las causas son nobles". Su hermana mayor, Romina Anca, de 32 años, dijo: "Lo estábamos viendo por la tele y cuando vimos que fue aprobado se nos cayeron las lágrimas y vinimos a festejar".

Violeta Ares, de 23 años, compartió su sentimiento de esta manera: "Fue re loco. Una emoción increíble. Ver el número 38 ahí en verde y llorar y llorar. Es un 'sentir hermanas'. Nos unimos por una causa, más allá de todo".

Angie Conde, de 25 años, lo resumió así: "Fue un flash, llegué justo cuando fue el grito. Nos abrazamos y lloramos. Mucha piel de gallina. Pensé: 'Sí, lo logramos, pasó. Es verdad'.

Luego de los abrazos, el llanto y la emoción compartida, algunas militantes de la marea verde bailaban en ronda, festejando su logro histórico, cuando ya despuntaba un nuevo amanecer.

Lado celeste: "Vamos a pedir que deroguen la ley"

En los instantes previos a la votación, mujeres con pañuelos celestes y rosarios en mano, rezaban y lloraban. Tras conocerse el resultado, algunos militantes pro vida pateaban las vallas policiales con violencia, en clara señal de enojo y frustración, mientras desde el escenario celeste, prometían sacar del poder a quienes votaron a favor del proyecto.

Daniela Alegre, de 30 años, compartió lo que sintió: "En mi caso siento tristeza. No queremos que las mujeres se hagan mal. Ninguno de los senadores habló del trauma que genera realizarse un aborto. Una mujer se arrepiente toda su vida de abortar pero no de tenerlo".

Alice Ovando, de 32 años, también dijo sentir "mucha tristeza" y consideró: "Era obvio que iba a ser aprobado porque los peronistas en su mayoría están a favor del aborto. Vamos a seguir luchando para derogar la ley".

El Padre Walter Vadalá, de 44 años, quien miraba absorto a los fieles llorando, del lado celeste, dijo: "Lo vivo con resignación. Vamos a tratar de impugnar la ley por los medios legales. Pensamos pedir que lo reemplacen por un plebiscito de alcance nacional. Sentimos mucho dolor por el contexto, por las presiones que ejerció el Ejecutivo. El derecho a la vida es fundamental, en un país cristiano".

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El día que la marea verde finalmente lo logró

Mientras tanto, un hombre de ambo blanco con barbijo se aferraba a un muñeco que representaba un médico, con un cartel que decía: "Estudiamos para salvar, no para matar". Luego lo abrazó, lo levantó y se alejó caminando resignado.

Mientras los manifestantes del lado celeste se retiraban, un grupo de fieles repetía el Avemaría frente a la imagen de una virgen. A un costado, cruces de maderas blancas, rotas, se apilaban sobre el asfalto, y la maqueta del bebé gigante que habían armado para la manifestación, se alejaba lentamente por la avenida Entre Ríos.