El doctor Pablo Goldschmidt es preciso y minucioso en sus explicaciones. No es sencillo transmitir a los legos conocimientos tan complejos acerca de la biología molecular. La molécula de ADN se identificó por primera vez en la segunda mitad del siglo XIX. Un siglo después comenzó la edad de oro de los descubrimientos en genética y se definió la estructura y funcionamiento del código genético. Hoy, los científicos investigan como editar el ADN para corregir errores, curar enfermedades y hasta desarrollar vacunas.

Es en este punto donde la conversación con el Dr. Goldschmidt se torna imprescindible porque repasa lo que sucede con temas de estricta actualidad como, los casos de trombosis que producen las vacunas que utilizan vectores de adenovirus como las de Oxrford/AstraZeneca; Sputnik V, o Janssen de Johnson &  Johnson; la cantidad de dosis necesaria para cubrir a la población de una enfermedad grave por contagio del virus Sars-CoV-2; las dudas por los efectos a largo plazo de las vacunas realizadas con ARN mensajero, como la Pfizer o Moderna; y las características de las vacunas chinas realizadas con cultivos de virus inactivo.

Dueño de un currículum distinguido el virólogo Pablo Goldschmidt es, además, farmacéutico, licenciado en análisis clínico, bioquímico y psicólogo clínico diplomado en distintas facultades de la UBA, posteriormente se trasladó a Francia, donde se doctoró en Farmacología molecular en la Universidad Pierre et Marie Curie de Paris.

Desde su lugar de residencia en Montecarlo, ofreció una conferencia virtual “contribución al conocimiento de las vacunas antivirales” a los integrantes del Centro de profesionales farmacéuticos argentinos (Ceprofar) de la que participó NA y sobre el cierre de su presentación respondió varias preguntas acerca de lo que se conoce, en la actualidad, sobre las vacunas aprobadas ante la emergencia por la pandemia de coronavirus.

Una encuesta global de Gallup señaló que más de un tercio de la población del mundo no quiere vacunarse contra el Covid-19 (ver nota: https://noticiasargentinas.com/internacionales/alarma-mundial-mas-de-un-tercio-de-la-poblacion-planetaria-no-quiere-vacunarse-contra-el-covid-19). Se trata de 1.300 millones de personas que prefieren la cautela o que se declaran anti vacunas. No es lo mismo pero sorprende la cantidad. El Dr. Pablo Goldschmidt fue terminante con la cuestión.

es ilógico decir yo soy anti vacunas. Sólo hay que mirar la esperanza de vida de los últimos años. Todos somos pro vacunas porque si hoy, el promedio de la población occidental, vive o se extiende hasta los 80 años es porque hay razones. La sobrevida de la gente en Francia aumentó al aparecer las vacunas. Vacunar al pueblo hizo, en parte, que vivamos más en todos los países del mundo. Y también influyó la aparición de los antibióticos en los años ’40 del siglo pasado. Si vivimos más es porque están los antibióticos y por algo están las vacunas entonces es ilógico decir estoy en contra de los antibióticos o estoy en contra de las vacunas. Porque la naturaleza, lamentablemente, no es sabia. La calidad de vida aumentó por el progreso científico. La naturaleza no hace las vacunas para que vivamos más viejos, no hace los antibióticos para una septicemia. De la década del ’40 hasta ahora se registró un aumento de alrededor de 30 años en el promedio de vida”.

Las vacunas contra el Covid-19 han posibilitado el desarrollo de fármacos con nuevos métodos y tecnología utilizando el conocimiento del código e ingeniería genética. A propósito del desarrollo de estas técnicas novedosas Goldschmidt explicó: “nuestro disco duro es el código genético inscripto en nuestras células que envían mensajes para fabricar proteínas. Esta memoria o stock de información está en el ADN, que todos los seres vivos poseen, y se puede decodificar la manera en la que nuestras células trabajan. La ingeniería genética interviene tomando un pedazo de ADN, le introduce otro mensaje, para que la célula pueda copiar y fabricar lo que diga el mensaje que introducimos. Se realiza mediante una tijera biológica, se abre el ADN y se pega, así podemos lograr que se fabrique insulina o una hormona. Cuando se logra esto se denomina organismos genéticamente modificados. Células que han recibido información para producir una proteína”.

Pros y Contras de la oferta en vacunas

Hay preocupación con las vacunas que utilizan vectores con adenovirus como AstraZeneca, Janssen o SputnikV porque se han detectado casos de trombosis severas, en algunos casos, y leves en otros. ¿Cómo se producen estas vacunas?

“Las vacunas con vector toman el ADN de adenovirus que ya son conocidos y han sido aislados. Algunos adenovirus son más virulentos que otros, suelen producir resfríos, conjuntivitis o diarreas. Es una estrategia nueva para fabricar vacunas que no se conocía hasta ahora y pueden fabricar mucha proteína para combatir la enfermedad. Se toma un adenovirus 26, se introduce el gen de la proteína, las fabrica y produce anti cuerpos. Esta es la estrategia de la vacuna rusa Sputnik V, en la cual la primera dosis se hace con adenovirus 26  y la segunda dosis con un adenovirus 5. Ahora bien, el instituto Gamaleya que la produce no especifica cuántos virus tiene el frasco de la primera dosis o cuál es la carga viral ni tampoco se sabe cuáles son los restos de las células donde se cultivaron los adenovirus. Esa información falta.

Oxford/AstraZeneca y la vacuna Janssen de Johnson & Johnson tomaron un adenovirus de  un chimpancé, una vez inoculado el suero, el virus se reproduce y fabrica proteínas para hacer anticuerpos y el día que me enfrente con la enfermedad estoy protegido”.

La proteína se denomina Spike, se halla en la superficie del virus y es la que permite ingresar a las células que infecta. Las proteínas Spike del virus generan una respuesta inmune en los pacientes. ¿Porqué entonces se registraron trombosis en algunos vacunados?

“Porque la proteína Spike no queda anclada en el brazo donde se produce la inoculación sino que viaja por el torrente sanguíneo y en algunos casos se pega al endotelio y desencadena una reacción orgánica que lleva a un tapón. Se descubrió, hace menos de dos semanas, que el mensaje para el ADN se cortó mal y la proteína no quedó anclada en el músculo del brazo para alcanzar la protección. Yo digo que tuvieron mucha mala suerte los científicos de Johnson y AstraZeneca porque no lo podían saber no lo hicieron de mala fe.

Desde el 4 de abril la Agencia Europea contabilizó 169 casos de personas con coágulos en el cerebro, 53 en el abdomen. Claro, cuando decimos que en Inglaterra se suministraron 34 millones de dosis, esto no es nada en comparación, pero los alemanes que también vacunaron con estas vacunas de adenovirus sostuvieron, en un trabajo publicado recientemente, que hubo 29 casos de coágulos en el cerebro de señoras jóvenes, bueno, a partir de ahí, comenzaron las preguntas.

Fueron incidentes 20 veces más de lo esperado en cualquier vacuna. ¿Qué sucedió? Se descubrió que el splicing, que es un proceso mediante el cual los intrones, es decir, las regiones no codificadoras de los genes, son escindidos del transcripto de ARN mensajero primario y los exones (es decir, las regiones codificadoras) se unen para generar un ARN mensajero maduro, se hizo mal, la proteína se vino a pegar al receptor y no quedó en el brazo.

Entonces, si yo tengo una vacuna y la proteína está bien producida con un “ancla” para que quede en el músculo del brazo, voy a producir una reacción local, que puede incluir dolor en el músculo del brazo, y voy a producir anticuerpos si no queda anclada, la proteína Spike va a tener la llave para abrir el receptor celular de la arteria o de la vena y va a andar dando vueltas por el sistema sanguíneo. Todo esto no se sabía se aprendió en estas últimas dos semanas de un equipo alemán.

Hoy tenemos que saber que está pasando algo que antes no sabíamos. Uno puede dudar de estos estudios que son extremadamente serios porque uno puede ponerse a pensar que esto viene de Alemania, donde está la empresa que hizo la biotecnología para Pfizer y uno dice acá hay guerra de laboratorios. Yo no lo creo, probablemente la competencia entre laboratorios existe y siempre hubo, pero en este caso es importante saber que hay casos de trombosis en Alemania y la Agencia Europea (EMA) dijo que hay que tener mucho cuidado y darla a los mayores de 60 años  y no a las mujeres menores de esa edad.

¿Por qué esa indicación de los reguladores europeos?

Por una cuestión muy simple, usualmente la gente mayor de 60 años toma algún tipo de medicamento anticoagulante entonces en ese caso el riesgo es muy mínimo de que formen trombos. En el caso de las mujeres embarazadas, hay que observar lo que dice el laboratorio a la autoridad sanitaria de cada país. Generalmente, la vacuna se puede dar a embarazadas a partir del segundo trimestre, nunca durante el primer trimestre de gestación. En realidad, ninguna vacuna debe aplicarse durante el primer trimestre por eso es recomendable que las mujeres, antes de concurrir al vacunatorio, se realicen previamente un test de embarazo.

Ahora bien, ¿qué dicen en Inglaterra? que esta vacuna produce náuseas y fatigas pero el 2 de junio, el gobierno británico admitió que las vacunas con un vector de adenovirus tienen un problema de trombosis y se contabilizaron en 200 mujeres y 169 hombres, la mayoría gente joven. Producto del problema técnico descripto anteriormente. La incidencia es de 1 de cada 14 millones de dosis  pero la incidencia es mayor en gente joven porque no suele estar con anticoagulantes. En mujeres jóvenes se dan más casos porque hay un factor de predisposición a las trombosis que son los estrógenos y las mujeres que están con pastillas anticonceptivas ya están predispuestas y probablemente eso sea lo que haya provocado esta situación en Europa. La vacuna de Johnson & Johnson dicen que tuvieron 13 casos, siete de cada millón en mujeres. La de Johnson produjo más trombos en gente joven que en gente mayor”.

También se ha hablado de desmayos en los vacunatorios.

No tiene nada que ver con la vacuna. Con ninguna de ellas. La presión social pasa por estar vacunado. Pero la psicosis con la que se ha manejado la comunicación de esta pandemia, como se manejó esta infección viral, hace que la gente llegue a los vacunatorios, en tal estado de angustia, que tenemos  8 desmayos cada 100.000 personas cuando generalmente había 0,05 cada 100.000 personas en el pasado.

La vacuna del Instituto Gamaleya no informa de trombos a pesar que su técnica es la misma también hay polémica en Argentina porque la segunda dosis de Sputnik V no llega y algunos quieren combinar las vacunas. ¿Qué opina de esta práctica de mezclar dosis distintas?

Ha habido novedades interesantes acerca de esta cuestión. La segunda dosis en la  Argentina de la Sputnik V es un adenovirus 5. Ahora bien, si la primera aplicación con el adenovirus 26 está bien aplicada y en el frasco estaba todo lo que tiene que haber, y uno al aplicársela se puede dar cuenta por cómo se le resiente el brazo luego de la aplicación, en principio los rusos dicen que hay que tener como referente la vacuna de Johnson que es de una sola dosis y utiliza el mismo adenovirus 26 como vector. Con lo cual, la primera dosis de Sputinik V sería suficiente para evitar las formas graves de Covid-19. Hay que bajar el nivel de angustia por la segunda dosis que no llega porque entran a jugar el delirio científico, político muy agresivo, especulando porque no llega la segunda dosis cuando en Rusia están pensando que con una alcanza y entonces no fabrican la segunda dosis.

¿Por qué razón se innovó y no se fabricaron más vacunas a virus muerto?

Para fabricar vacunas a virus muerto hace falta mucho antígeno, mucho cultivo celular y mucha materia prima y es caro. Creo que como no sabían si las iban a comprar o si las iban a pagar, por ahora, los únicos que las hicieron son los chinos. Algunas funcionan muy bien y otras menos, quizá porque  incluyen poco antígeno pero hacer ese tipo de vacunas es costoso. En cambio, en las otras, con un bio vector que te suelta el adenovirus se realiza. Tal vez eligieron ese método por un tema económico, no me gustan las ideas tipo paranoicas del complot, pero indudablemente hay una cuestión de materia prima y costo.

Las de Pfizer y Moderna, con ARN mensajero es muy cara la investigación pero en términos económicos ya está amortizada. Además, el riesgo empresario lo realizó el contribuyente que paga impuestos en Alemania y en Francia cuyos estados dieron subsidios a las pymes que realizaron las investigaciones. Con respecto a las vacunas tradicionales que provienen de China es costosa su producción porque hay que cultivar células, infectarlas, separarlas y realizar un proceso de centrifugación. Las vacunas tradicionales son más seguras, siempre que estén bien limpias de las células donde se cultivaron, pero no sabemos si son más eficaces.

¿Qué hay que saber acerca de los riesgos de las vacunas de Pfizer y Moderna realizadas con ARN mensajero? 

La pregunta que hay que hacerse con este tipo de vacunas es ¿el ARN se copia o no se copia? Se trata de una tecnología innovadora que viene de los que estudian temas relacionados con el cáncer. Si pongo un ARN mensajero y produce una proteína para combatir el Covid y después se acabó, ya está, todo es fantástico, porque eso es lo  que queremos cuando nos damos una  vacuna con esta técnica. Pero, ¿qué pasa si el ARN se transforma en ADN y se nos mete en el núcleo? ¿Este ARN mensajero desaparece completamente, se va y sólo queda el mensaje para fabricar proteínas? Las respuestas, en estos momentos, no las conozco. Algunos virus, distintos del Sars-CoV-2 que produce Covid-19, cuando ingresan al organismo envían mensajes que rompen el equilibrio celular porque hay genes que están apagados, bloqueados para que no produzcan cáncer. Los virus, cuando ingresan  a una célula, tardan entre 10 o 15 años en producir la aparición de una enfermedad tumoral.

Ahora bien, en los laboratorios dicen que el ARN mensajero de las vacunas de Pfizer y Moderna no se integran y, por el contrario, se degradan en el organismo. Ojalá sea de esa manera pero para  estar completamente seguros hay que esperar 15 años. Hay un riesgo potencial. Estas vacunas son muy buenas contra el Covid-19, han protegido poblaciones enteras, como sucedió en Israel, donde la gente ya está abandonando los barbijos y el distanciamiento.

En resumen, hay muchas cosas que estamos  aprendiendo. Las investigaciones llevan tiempo, de esta pandemia hace poco más de un año que comenzó y ya queremos resolver todo los temas pero tenemos que ser conscientes que estamos inmersos en una humanidad que es parte de un ensayo clínico y no en parte de una humanidad a la que se le está administrando un producto conocido. Estamos estudiándolos entre todos los que se han vacunado.