La enfermedad de Coats es un desorden vascular crónico de la retina caracterizado por telangiectasias y exudación que afecta principalmente a hombres jóvenes entre la segunda y tercera década de la vida. Asimismo, es uno de los diagnósticos más comunes dentro de las consultas de retina pediátrica.

Dentro de los primeros síntomas de esta enfermedad poco frecuente, se destaca la disminución de la agudeza visual, desviación del ojo afectado -estrabismo- y reflejo pupilar blanco -leucocoria o xantocoria unilateral-.

“En determinados casos puede ser un hallazgo casual en una exploración rutinaria, motivo por el cual siempre se aconseja realizar controles oftalmológicos anuales a todas las edades”, indicó la Dra. Dominique Garrone, Staff del Servicio de Oftalmología del Hospital Británico (M.N. 152.238).

Los tratamientos que se aplican actualmente son dos: la fotocoagulación con láser, que sirve para tratar las anomalías vasculares (telangiectasias) que se encuentran en el área central de la retina, y la crioterapia, pensada para tratar las mismas anomalías, pero del sector periférico de la retina, a donde el láser no puede llegar.

Los casos muy complejos o con complicaciones como el desprendimiento de retina se tratan con cirugía. En este sentido, es necesario repetir los tratamientos y controles evolutivos con frecuencia, especialmente en pacientes más jóvenes y con desarrollo severo de la enfermedad.

La enfermedad de Coats no se puede prevenir, ya que se desconoce la causa que desencadena estas alteraciones y su existencia posee una base genética. Algunos estudios establecen relaciones entre la enfermedad de Coats y mutaciones somáticas en el gen NDP 167, que da lugar a un déficit de Norrina, y en el gen CRB11”, concluyó la especialista.