El nene de 8 años que recibió un trasplante de hígado tras estar internado en Rosario por hepatitis aguda continúa con su evolución, ya que luego de despertar de la operación en las últimas horas y pedir ver a su mamá ahora empezó a comer por boca.

Según el parte médico difundido este lunes por la Unidad de Hígado y Trasplante Hepático del Sanatorio de Niños, Pablo Álbarez ya "tolera alimentación por boca, ajustando la dosis de inmunosupresores de acuerdo con los controles de laboratorio", más allá que continúa en la Unidad de Cuidados Intensivos de ese centro asistencial, donde había sido operado.

De esta manera, el menor sigue con su evolución, ya que este fin de semana pudo reencontrarse con su mamá, quien relató: "Me avisaron a la mañana que tenía que venir porque Pablito se había despertado y estaba inquieto porque me extrañaba".

El nene lleva una semana internado en el Sanatorio de Niños de Rosario, donde a raíz de la gravedad de su situación, ingresó en la lista de emergencia para recibir el trasplante. Fue así que gracias a la donación de una familia de La Pampa pudo salvarse a tiempo el martes pasado, tras una cirugía de casi ocho horas.

LEE: Coronavirus en la Argentina: en una semana, crecieron los contagios un 92%

Los padres lo acompañaron todo este tiempo y estuvieron lo más cerca posible dentro de lo que permite una operación de esta complejidad. Sin embargo, recién el fin de semana pudieron estar junto al pequeño, una vez que se despertó y dejó de usar la asistencia mecánica respiratoria.

Los médicos informaron que la evolución sigue los parámetros esperados y que, de no mediar inconvenientes, el niño podrá regresar dentro de diez días a su hogar, en la localidad santafesina de Funes. Pablo ya empezó a comer, al tiempo que el sanatorio rosarino habilitó espacio para que los padres puedan estar con su hijo.

LEE: Angioedema hereditario: por cada persona identificada, se estima que hay dos sin diagnosticar

"Estoy súper contenta con los médicos, súper agradecida porque le salvaron la vida a mi nene. Era una situación muy complicada, pero gracias a Dios ahora está bien. En el momento que me enteré me quería morir, estaba destrozada", indicó Vanesa, mamá del pequeño.

Además, agregó: "Le di un beso y le dije que le había mandado saludos todo el mundo. No hacía otra cosa que mirarme. No quiere que me vaya ni un minuto de su lado y yo tampoco, lo único que necesito es estar cerca de él".